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Energía nuclear
Otro avatar de este tipo de energía es la fusión de átomos ligeros que
hemos logrado realizar, tan sólo de manera explosiva, en bombas de hidrógeno.
Los reactores de fusión controlada proyectados hasta ahora resultan gigantescos
comparados con un reactor tradicional de fisión, y sugieren peligros ambientales
conmensurables con su tamaño.
Padre Sol
Desde el punto de vista energético, el Sol es un gigantesco reactor de fusión nuclear,
en el que varios millones de toneladas de materia se convierten cada segundo en
energía a través de un complicado conjunto de reacciones individuales cuyo efecto
neto es la síntesis de un núcleo de helio a partir de cuatro protones.
Además de energía para nosotros, el Sol construye en su interior elementos
químicos más pesados que el hidrógeno, entre ellos los indispensables para la vida
(carbono, oxígeno, nitrógeno, fósforo, etcétera). Estos materiales serán esparcidos
por el universo cuando el Sol explote más adelante en su evolución, incrementando
así la base química para futuros brotes de vida en otros sitios.
Los compuestos químicos de nuestro cuerpo provienen de estrellas que
completaron su ciclo evolutivo antes que el Sol, y esto nos lleva a la conclusión de
que todo se lo debemos a la energía nuclear, que suministró nuestra propia sustancia
por medio de la síntesis de núcleos pesados por fusión nuclear en estrellas antiguas,
y nos provee además la energía que utilizamos, tanto por fotosíntesis y formación
de nubes, como a través de los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural)
que preservan la energía solar adquirida por sus plantas precursoras hace cientos
de millones de años.
Esta nueva perspectiva quizá nos ayude a comprender la severidad de Zeus
al castigar a Prometeo. Cualquiera que haya sido el tipo de fuego que él les otorgó a
los primeros hombres y mujeres, tenía un origen nuclear, igual que los rayos del
tirano olímpico.
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