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Eliahu Toker

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Recordar, recordar —ya lo dijimos— recordar es el mensaje de<br />

Dios al pueblo judío. "Recuerda que has sido esclavo en el Egipto y el<br />

Señor te liberó; recuerda a Amálele", a aquellos nazis de antaño (los<br />

amalecitas) que te cerraron el paso en ocasión de tu marcha hacia la<br />

libertad, etc. Pero ahora, la historia nos impone otros tres<br />

imperativos: Recuerda el Holocausto a fin de impedir otro eclipse<br />

tenebroso en el mundo; recuerda a los millones de muertos, entre<br />

ellos un millón de niños aniquilados por seres infernales; y por<br />

último, recordemos a las naciones del mundo en el día 29 de<br />

noviembre de 1947. En esa fecha memorable, el Holocausto y sus<br />

efectos golpearon con aldabonazos de cósmico reproche a la<br />

conciencia del mundo civilizado y la asamblea extraordinaria de las<br />

Naciones Unidas adoptó la resolución denominada "La Partición de<br />

Palestina" para dar margen a la creación de un Estado judío y un<br />

Estado árabe. Recordar esa fecha, es recordar con honra a los<br />

representantes de la Naciones Unidas que respondieron con lealtad a<br />

la requisitoria de la conciencia colectiva de sus pueblos.<br />

En el día de la Shoá pareciera que las puertas del cielo se<br />

abrieran de par en par para permitir el acceso al Izkor 2 multitudinario<br />

de todos cuantos acudan a elevar sus preces, y expresar su mudo<br />

clamor a la conciencia de la humanidad, o bien para unirse con<br />

nosotros en una angustiosa meditación y rendir, mediante una<br />

meditación, un homenaje profundo, es decir, honrar reverentemente<br />

a millones de hermanos, mártires y héroes del dolor humano, cuyas<br />

vidas les fueron arrancadas, arrasadas, gasificadas y calcinadas, tras<br />

ser ignominiosamente ultrajadas.<br />

En los momentos en que los recordamos quedan esfumadas,<br />

entre nosotros, todas las diferencias entre judíos y no-judíos, entre<br />

racionalistas, librepensadores y religiosos, entre agnósticos y<br />

creyentes, entre descreídos y escépticos. Todos rendimos por igual<br />

nuestro testimonio de solidaridad, unidos en un solo lazo de<br />

hermandad y de comunión con nuestro destino de judíos. Es el<br />

momento en que los judíos situamos la razón en las profundidades<br />

2<br />

Equivalente a la misa de réquiem.

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