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economía<br />
Aires nuevos<br />
en la gestión <strong>de</strong> carteras<br />
Cuando se gestiona una cartera, los únicos datos reales <strong>de</strong> los que disponemos hacen<br />
referencia al comportamiento histórico <strong>de</strong> los activos seleccionados<br />
Por CARLOS RECODER<br />
Carlos Reco<strong>de</strong>r, Head<br />
Investment Consulting,<br />
Credit Suisse España.<br />
alo largo <strong>de</strong> los últimos<br />
años hemos asistido a<br />
una auténtica revolución<br />
en la gestión <strong>de</strong><br />
carteras, provocada por las exigencias<br />
<strong>de</strong> los mercados financieros<br />
y la creciente dificultad<br />
para po<strong>de</strong>r obtener una rentabilidad<br />
aceptable, y se ha observado<br />
una gestión cada vez más<br />
centrada con el control <strong>de</strong> riesgo.<br />
El <strong>de</strong>tonante cabría buscarlo<br />
en el brusco cambio experimentado<br />
por los gestores con relación<br />
a las preferencias por parte <strong>de</strong>l<br />
inversor final.<br />
No se nos pue<strong>de</strong> escapar que<br />
la relación entre riesgo y utilidad<br />
<strong>de</strong>finida por Henry Markowitz,<br />
a través <strong>de</strong>l concepto <strong>de</strong> frontera<br />
eficiente, ha sido el puntal a<br />
partir <strong>de</strong>l cual se ha estado llevando<br />
a cabo la gestión <strong>de</strong> carteras<br />
a lo largo <strong>de</strong> los últimos 50<br />
años. En ella encontrábamos puntos<br />
eficientes en los que se maximizaba<br />
la rentabilidad prefijando<br />
un nivel <strong>de</strong> riesgo máximo, y es<br />
en ese nivel <strong>de</strong> riesgo en don<strong>de</strong><br />
radica la clave <strong>de</strong> la nueva metodología<br />
<strong>de</strong> gestión.<br />
Cada inversor tiene una situación<br />
personal, tiene sus propios<br />
planes <strong>de</strong> vida. Todos, o casi todos,<br />
encaramos el futuro planificándolo<br />
<strong>de</strong> la manera que, creemos, mejor<br />
se adapta a nuestra forma <strong>de</strong><br />
ver la vida, <strong>de</strong> modo que intentaremos<br />
buscar una distribución<br />
<strong>de</strong> nuestro patrimonio que tenga<br />
un comportamiento simétrico<br />
con nuestra función <strong>de</strong> utilidad,<br />
permitiéndonos cubrir las necesida<strong>de</strong>s<br />
que intuimos que tendremos<br />
en el futuro.<br />
Cada uno <strong>de</strong> nosotros requerirá<br />
una rentabilidad mínima exigida<br />
(en a<strong>de</strong>lante, RME) a su<br />
patrimonio financiero que le permita<br />
cubrir las necesida<strong>de</strong>s previstas<br />
en su ruta <strong>de</strong> vida,<br />
<strong>de</strong>splazando la preciada frontera<br />
eficiente por una simple línea recta<br />
trazada por el inversor final sobre<br />
la rentabilidad mínima exigida<br />
a cualquier volatilidad. Nuestro<br />
riesgo como asesores patrimoniales<br />
residirá en no po<strong>de</strong>r ofrecer<br />
esa RME. Analizando las<br />
diferentes alternativas <strong>de</strong> inversión,<br />
sólo en los Hedge Funds<br />
encuentro reflejado este principio<br />
<strong>de</strong> RME.<br />
Cuando se gestiona una cartera,<br />
en el proceso <strong>de</strong> selección <strong>de</strong><br />
activos, queda claro que los únicos<br />
datos reales <strong>de</strong> los que disponemos<br />
hacen referencia al<br />
comportamiento histórico <strong>de</strong> los<br />
activos seleccionados, a partir <strong>de</strong>l<br />
cual obtenemos volatilida<strong>de</strong>s, correlaciones,<br />
rentabilida<strong>de</strong>s, máxima<br />
pérdida para un periodo<br />
<strong>de</strong>terminado, etcétera. En cuanto<br />
a la evolución futura <strong>de</strong> la cartera,<br />
<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>rá <strong>de</strong>l acierto en la selección<br />
<strong>de</strong> activos que realicemos,<br />
<strong>de</strong> modo que si bien no po<strong>de</strong>mos<br />
pre<strong>de</strong>cir si seremos capaces <strong>de</strong> alcanzar<br />
la rentabilidad mínima requerida<br />
por el inversor final, sí<br />
que podremos acotar el riesgo asociado<br />
a esa rentabilidad. Utilizando<br />
la nomenclatura <strong>de</strong> la teoría<br />
mo<strong>de</strong>rna <strong>de</strong> gestión <strong>de</strong> carteras,<br />
ésta nos dice que el riesgo <strong>de</strong> una<br />
cartera viene <strong>de</strong>finido por su volatilidad.<br />
Sin embargo, la volatilidad<br />
no es por sí misma una<br />
medida <strong>de</strong> riesgo, sino <strong>de</strong> dispersión,<br />
anunciándonos con bastante<br />
precisión los movimientos que<br />
tendrá un activo <strong>de</strong>terminado<br />
frente a su rentabilidad media esperada,<br />
movimientos que podrán<br />
situar la rentabilidad en esas observaciones<br />
negativas tan odiosas<br />
(por ejemplo: un bono con una<br />
calidad crediticia óptima y una<br />
volatilidad <strong>de</strong>l 4% pue<strong>de</strong> llevarnos<br />
a rentabilida<strong>de</strong>s negativas en<br />
el año, <strong>de</strong> modo que si bien ese<br />
bono podría cumplir con las expectativas<br />
<strong>de</strong> activo poco arriesgado<br />
al tener una volatilidad baja,<br />
no cumpliría en absoluto con la<br />
RME por el inversor final), por<br />
lo que creemos que a la hora <strong>de</strong><br />
gestionar es imprescindible disponer<br />
<strong>de</strong> un informe claro y conciso<br />
acerca <strong>de</strong> los riesgos y<br />
potenciales pérdidas asumidas con<br />
los activos que componen nuestra<br />
cartera; el informe <strong>de</strong>berá ser<br />
capaz <strong>de</strong> agregar las diversas<br />
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crónicas helvéticas + nexos hispanosuizos / nº 8 / junio 2005