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presencia suiza
dicato suizo de construcción e
industria Unia. El mayor problema
es que «los políticos no se
preocupan de los inmigrantes
porque ellos no votan», lamentó,
y explicó cómo su organización
ha luchado por la integración
y ha utilizado siempre el idioma
como herramienta fundamental.
Por eso se contrató a funcionarios
que conocieran lenguas extranjeras
para integrar a los
trabajadores. «A veces en una obra
hay trabajadores con siete idiomas
diferentes», y por eso se recurre
a la traducción simultánea
en las asambleas y se publican periódicos
y octavillas en varias lenguas,
aunque algunos comités ya
funcionan sólo en alemán, lo que
supone un éxito.
En cuanto a las diferencias entre
la inmigración de los años 60
y la actual, Ritz indicó que la situación
ahora para los españoles
es mucho mejor, pues además de
la integración que han logrado,
gracias a los acuerdos bilaterales,
ahora la reunificación familiar es
más fácil de conseguir. Pérez diferenció
la situación de los europeos,
«unos privilegiados», de la
de los extracomunitarios, sobre todo
balcánicos, que sufren muchas
restricciones. Y muy por
detrás situó a los sin papeles, que
se estima que pueden alcanzar ya
los 250.000.
El moderador también quiso saber
cómo era posible que los colegios
suizos pudieran funcionar
con un 40% de extranjeros y hasta
58 idiomas maternos diferentes.
Armin Ritz explicó que
aprender el idioma es el único
medio de sobrevivir, y por eso se
acaba superando esa barrera, a
pesar de los problemas iniciales.
Las dificultades a veces van ligadas
al origen de los inmigrantes,
y así, por ejemplo, ex yugoslavos
y africanos tienen más complicaciones
tras terminar la enseñanza
primaria, mientras que los
españoles se integran admirablemente,
consiguiendo títulos universitarios
y accediendo a
importantes puestos laborales.
Minutos antes de este debate,
el mismo escenario había servido
para presentar el libro Suiza y
la migración. Una mirada desde
España. Francesca Antonelli, directora
del programa MiraSuiza
y promotora, junto a Imagine
Ediciones, de esta obra, enmarcó
esta iniciativa entre las actuaciones
que lleva a cabo su
fundación con la intención de
«dar a conocer que Suiza tiene
mucho más que chocolate, queso,
relojes y la tuba alpina». Los
escritores Fernando Marías y Pedro
Páramo y la directora de Imagine
Ediciones, Silvia Pérez,
participaron en el acto. El tráfico
intenso de Madrid retrasó la
llegada de la periodista Carmen
Gurruchaga, otra de las autoras
que han participado en este proyecto,
que rápidamente se puso
al día de la conversación y no dudó
en indicar que España está pasando
por lo mismo que pasó
Suiza hace años, y que, por tanto,
«dentro de 20 años nosotros
lo habremos superado; habrá sido
sólo una pesadilla».
Al día siguiente se presentó el
documental del mismo título, dirigido
por Emilio Ruiz Barrachina
aprovechando la visita de
cinco días que los autores del libro,
entre los que se encuentra él
mismo, hicieron a Suiza para conocer
de primera mano las circunstancias
de la inmigración
española. Junto a él, uno de los
escritores suizos que participaron
en el proyecto, Pedro Lenz, leyó
algunos de sus poemas, «historias
con humor pero con un fondo
humano», que tradujo al español
después de recitar en alemán
algunas de sus aliteraciones con
sonido a dura percusión.
Economía sumergida
La mesa redonda del segundo día
trató sobre la integración de los
jóvenes emigrantes en el sistema
educativo y en el mundo laboral.
El moderador en esta ocasión fue
Joaquín Arango, del Instituto
Universitario Ortega y Gasset,
que describió la emigración como
«un dolor y un quebranto, pero
también una esperanza de
futuro». Pedro Lenz, de madre española,
quiso desdramatizar el
asunto y aseguró que los inmigrantes
no son desarraigados sino
que tienen la suerte de tener
dos culturas, dos lenguas.
Los dos amplios temas que pretendía
abordar el debate, enseñanza
y trabajo, pronto se
separaron y cobró protagonismo
el proceso de regularización de inmigrantes
que abrió el gobierno
español hasta el 7 de mayo. José
Aranda, del Instituto Nacional
de Estadística, admitió que,
debido al miedo a la
expulsión, muchos inmigrantes
no estaban empadronados,
por lo que en
realidad no se
sabe cuántos
hay en
España.
Fernando
Crespo, de
la Secretaría
de la Mujer e
Inmigración de
Enrique Ros, Pedro Lenz,
Joaquín Araújo, José
Aranda, Fernando Crespo
y Fernando González
Cajal, durante el debate
sobre la integración de los
jóvenes emigrantes en
nuestro sistema educativo
y en el mundo laboral.
Eliana Burki y su
tuba alpina durante
su actuación junto
al grupo Funky
Alphorn Trio
crónicas helvéticas + nexos hispanosuizos / nº 8 / junio 2005 27