desvanecerse con la brisa gélida del hado, que terminó acariciando cada una de mis evocaciones. Fue en ese instante, que un destello de luz reflejó lo único que lograba ver con claridad, en lo que quedaba de aquel espejo. Que no era más que el reflejo del iris de mi ojo, pero tatuado con hilos de profundos sentimientos. Imágenes que permanecían grabadas con cada uno de mis momentos, que refrescados por la llovizna de mi llanto, despejaron la grandeza de mi existencia, develando la dulce sonrisa de un ángel, que un día terminó abrazada sobre mi pecho. Desesperada, al querer buscar mis gratos recuerdos, terminé buscando a mí alrededor con la esperanza de retomar los pedazos perdidos en el camino, más sólo quedaba el que permanecía en mi mano ensangrentada y desvaída, reflejo de lo que quedaba de mí. Por lo que caí de rodillas, implorando regresar a mis afables momentos, empañados por la tormenta que permití los arroparan. Sin embargo, rendida, sentí diluirme con ese triste sentimiento. Casi sin aliento, pensé morir en mi última evocación y en mi desconsuelo, pensando en mi soledad inducida, me di cuenta que cada lágrima había caído en sus pies, y como una María Magdalena más, agradecida de su presencia, con mis cabellos los sequé. Después de todo, no esperaba nada, ya todo me había sido dado, más no lo vi. Pero aun así, extendió su mano y me levantó para mostrarme el espejo que había armado para mí, al que sólo le faltaba un pedazo; justo el que yo tenía, con la sangre de Él. Así comprendí, que cada trozo dejado en el camino, sólo era una etapa vivida, cada una con sus anhelos, sueños y despedidas, junto con cada una de mis alegrías. Porque mucho había recibido, más de lo que había perdido. Que jamás había sido deshojada por el desamparo, al contrario, había sido yo la que había dejado germinar la desesperanza, olvidando la grandeza de su amor, soltando el reflejo de lo que realmente era, y que Él sostuvo siempre para mí. Eva C. Franco (Isla de Margarita, Venezuela) 36
Tres metros de cuerda Hanged – Clarice Fatality (EUA) http://claireonclouds.deviantart.com/ Era una mañana soleada y abrumadoramente calurosa en pleno mes de noviembre, parecía que el frío había olvidado acudir a la cita otoñal de todos los años. Las playas estaban llenas de bañistas jubilados o de parados que pasaban al sol todos los días de la semana. Juan Pedro estaba trabajando en su ferretería sofocado porque se 37