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Proceso-1985

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CULTURA<br />

ta para salvaguardarla y transmitirla a los demás,<br />

el preso se vale del acervo común del<br />

lenguaje: “las palabras permanecen como el<br />

único poder del detenido, su única arma. Poder<br />

sin límites; poder irrisorio si no hay nadie<br />

para recibir el testimonio. Ellos [los detenidos]<br />

quisieron hacer accesible una experiencia cuyo<br />

objetivo era precisamente privarlos de toda<br />

comunicación”. Si bien Revueltas conoció sólo<br />

brevemente la terrible experiencia del aislamiento,<br />

en el plano intelectual sufrió la tortura<br />

infligida por el dogma, en política a causa<br />

de la mentira estalinista y, en estética, a causa<br />

del realismo socialista. Es clara su preocupación<br />

por testimoniar y denunciar tanto las<br />

mazmorras del enemigo de clase como la cárcel<br />

del dogma.<br />

Las más de las veces el poder considera a<br />

los presos políticos como irrecuperables y peligrosos,<br />

y se entiende el temor de los dirigentes<br />

frente a esos hombres inflexibles: eliminándolos<br />

físicamente se corre el riesgo de transformarlos<br />

en héroes, y dejándolos comunicar, el<br />

de verlos sublevar a las muchedumbres. Morand<br />

recuerda con razón que “la palabra más<br />

reveladora sobre las intenciones de los jueces<br />

para con los acusados políticos es ciertamente<br />

la del procurador en contra de Gramsci: ‘es<br />

preciso impedir que funcione este cerebro’”.<br />

Éste es el objetivo último del poder represivo<br />

moderno: neutralizar a sus oponentes atacando<br />

no tanto sus cuerpos, sino sus capacidades<br />

cerebrales. Es otra característica de los escritos<br />

de los presos políticos, ya que todos parecen<br />

tener esa angustia siempre presente en la<br />

mente, conscientemente o no; de ahí su “preocupación<br />

permanente por conservar intactas<br />

[sus] facultades intelectuales”.<br />

No aparece este tipo de inquietud durante<br />

las primeras dos etapas carcelarias de Revueltas;<br />

en cambio, con la edad quizá, es patente<br />

cuando está en Lecumberri, en particular<br />

cuando se entera de que ha sido condenado a<br />

16 años de prisión. Se rebela contra esta sentencia<br />

en un texto tan breve como intenso y<br />

contundente; después de desacreditar un juicio<br />

llevado a cabo por un régimen que muestra<br />

su rostro dictatorial y que será juzgado a su<br />

vez tarde o temprano, explica que, más allá de<br />

los individuos condenados, sus camaradas y él<br />

mismo, el poder no puede alcanzar su espíritu:<br />

Contra ese espíritu y ese pensamiento, usted,<br />

señor juez, no puede nada [...] ni lo podrá jamás.<br />

[...] Ustedes no pueden matar nuestro<br />

cerebro ni tampoco lo invalidan con todos los<br />

años de cárcel que nos echan encima. Desde<br />

luego que nuestro cerebro no es inmortal ni lo<br />

son tampoco las obras que de él han nacido,<br />

ni las que nacerán en los años venideros. Pero<br />

mientras viva y trabaje nuestro cerebro, nuestro<br />

pensamiento, ustedes serán impotentes<br />

para detener su acción.<br />

Siempre modesto respecto de su persona<br />

y del valor de sus propios escritos, a los que<br />

no concede la inmortalidad, Revueltas da cierta<br />

importancia, no obstante, a las reflexiones<br />

que emanan de su mente y la de sus compañeros<br />

en relación con una anhelada evolución sociopolítica<br />

satisfactoria de su país. Quiere decir<br />

que, como buen preso político, se rebela<br />

contra la idea de que puedan callarlos (a él, a<br />

ellos); no puede aceptar la idea de ver su cerebro<br />

reducido al silencio. Por lo demás, lo cree<br />

imposible porque está convencido del carácter<br />

histórico del movimiento de 1968, que algún<br />

día logrará acabar con la iniquidad, la opresión,<br />

la corrupción reinantes en el México de los<br />

años setenta. <br />

______________________________<br />

* De la nueva edición de El árbol de oro. José Revueltas<br />

y el pensamiento ardiente, que el Fondo de Cultura<br />

Económica pondrá en venta en un par de semanas.<br />

78 <strong>1985</strong> / 16 DE NOVIEMBRE DE 2014

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