Año 9 - Noviembre 2012 - La Hoja del Titiritero
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Al descubrir este personaje nuevo fue algo muy especial, único diría yo, se que en el mundo por ahí, puede haber otro<br />
titiritero con ese estilo, que yo todavía no lo he conocido, pero bueno, me inicia un nuevo camino y aquí en Chile, en<br />
Santiago, en el Festival de Títeres Aventureros, donde vengo por primera vez con un unipersonal y una historia llamada<br />
“<strong>La</strong> gran pelea por la Isla de Cocos”, donde puedo explorar por primera vez a Hocking y veo los resultados con el<br />
público, con los niños y adultos, donde todo fue maravilloso y que me abrieron mas puertas para seguir investigando.<br />
Eso fue una de las cosas impactantes que a través de un cáncer que hoy en día desapareció gracias a Dios, con este<br />
mundo de los títeres, como dice el dicho “no hay mal que por bien no venga”, descubro que tengo muchísimas<br />
posibilidades para no sólo presentar lo que a uno le gusta, que es este arte maravilloso, sino trasmitir un mensaje para<br />
mucha gente que está en esta etapa también de amputaciones y que le pasan cosas muy fuertes, donde a través <strong>del</strong><br />
arte de los títeres puedo resaltar, por decir así, este problema, esta situación que a muchas personas le ha pasado. Y a<br />
través de los títeres puedo incentivar y dar aliento a que hay un montón de cosas para seguir a<strong>del</strong>ante y sobre todo, la<br />
gran aventura y gran tesoro como pirata, es descubrir una sonrisa en todas aquellas personas que ven a una persona<br />
con una discapacidad “entre paréntesis” porque no es discapacidad, pero que incentiva lo que es maravilloso.<br />
Así en resumen de tantos años trabajando, como diecisiete años con teatro de títeres, esta sería como la primera parte<br />
para contar un poco de este titiritero aventurero que está aquí en Santiago y que hay muchas más historias. Este es un<br />
fragmento de las historias de Alexander Castiglioni de los Titeres Castiluce y más a<strong>del</strong>ante seguiremos con otras<br />
anécdotas y aventuras.<br />
Un saludo a Ana María Allendes, que también me ha recibido con los brazos abiertos, agradezco por iniciarme en este<br />
grupo de los titiriteros de aquí de Chile y abrirme una puerta más para que sigamos esta hermandad maravillosa a los<br />
que tenemos el don de tener este tipo de arte. Muchas gracias.<br />
Un beso a todos los titiriteros y titiriteras y que esta alegría nunca se acabe.<br />
Agradecemos profundamente a Sergio Liberona hijo, el haber grabado este primer contacto para “<strong>La</strong> <strong>Hoja</strong> <strong>del</strong> <strong>Titiritero</strong>”,<br />
órgano oficial de la Comisión para América <strong>La</strong>tina en una reunión con titiriteros en la sede de FAMADIT e UNIMA CHILE.<br />
Como consejera de CAL, le solicité a Alexander, en primer lugar, que integrara el Círculo de Amigos de los títeres para la<br />
Educación y Terapia de la Comisión para América <strong>La</strong>tina. Por otro lado, lo invité a que contara para su publicación en el<br />
órgano oficial de CAL, su primera experiencia como discapacitado, para luego continuar con otras que ha vivido en las<br />
cárceles, con leprosos etc, etc...<br />
Ana Maria Allendes Ossa<br />
Títeres, Niños y Discapacidad<br />
Al encuentro de una escuela creativa<br />
Magíster Daniel Tillería Pérez*<br />
Hace poco menos de veinticinco años atrás comencé mi trabajo en la docencia oficial y lo más importante de todo fue<br />
que, precisamente, mis primeros pasos en el sistema educativo formal los inicié, por propia elección, en la modalidad<br />
especial; es decir, al interior de las escuelas especiales para discapacitados mentales de la ciudad de Rosario, Provincia<br />
de Santa Fe.<br />
<strong>La</strong> herramienta más significativa y novedosa que llevaba conmigo, el as bajo manga para mi desarrollo profesional, era el<br />
Teatro de Títeres. Si bien mi ingreso oficial fue en el cargo de Maestro de Educación Musical, ese era mi título de base,<br />
los títeres se convirtieron en mi auxiliar didáctico, mi gran soporte para “enseñar a aprender”, permitiéndome y<br />
ayudándome en el aula a presentar, comunicar y desarrollar diversos contenidos específicos de Educación Musical, por<br />
supuesto que desde un lugar totalmente opuesto a lo acostumbrado en el ámbito educativo, haciéndolo de una manera<br />
menos formal, pero realmente efectiva, pues dentro <strong>del</strong> corto plazo se comenzaban a percibir, gracias a los títeres, las<br />
primeras modificaciones cognitivas en los aprendientes, aparecía el deseo y el interés por “aprender a aprender”.<br />
Un pequeño retablo casero nacido de un bastidor y un puñado de técnicas sencillas sirvieron de carta de presentación,<br />
en las que los títeres de garganta de luz (o de sombras) no podían estar ausentes por su magia, estímulo y<br />
encantamiento, convirtiéndose en mis compañeros inseparables durante aquellos primeros años de docencia, los<br />
mismos que más a<strong>del</strong>ante me servirían para establecer como principio fundante que todo niño o niña que presente<br />
Necesidades Educativas Especiales (NEE) puede construir el conocimiento, apropiarse de los distintos saberes, como<br />
cualquier otro educando, si se le ofrecen los contenidos disciplinares de los diversos espacios curriculares desde una<br />
perspectiva novedosa, motivadora, lúdica y creativa, dejando de lado lo discursivo innecesario, lo repetitivo a modo de<br />
machaque y lo aburrido que resultan al final la recurrencia y frialdad de la tiza y el pizarrón.<br />
Al entrar estos niños y niñas, mis alumnos, en contacto con el Teatro de Títeres, la motivación en ellos por "hacer", "<br />
colaborar " e “intervenir” iría tomando cada día mayor impulso, ya no se contentan únicamente con ver al profesor<br />
manipular los muñecos, ya no les bastaba con ser espectadores pasivos, ellos también querían animarlos, darles vida,<br />
movilizarlos, es allí entonces donde piden aprender a construirlos, hacer "su" propio títere. Y ese preciso momento, el <strong>del</strong><br />
deseo, el de querer "hacer", es el que nos permite experimentar con nuestros aprendientes sobre una multiplicidad de<br />
materiales disponibles (muchos de ellos descartables) para tal fin.