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12. Fundación e Imperio

Fundación e Imperio es la segunda novela del Ciclo de Trántor escrita por el norteamericano Isaac Asimov en 1952. Es el segundo libro de la Trilogía original de la Fundación.

Fundación e Imperio es la segunda novela del Ciclo de Trántor escrita por el norteamericano Isaac Asimov en 1952. Es el segundo libro de la Trilogía original de la Fundación.

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Toran se dio cuenta de ello cuando un salto lanzó su nave contra el fiero resplandor de<br />

un gigante sol rojo al que se agarró obstinadamente, y cuya atracción no pudo vencer<br />

hasta pasadas doce horas de insomnio y angustioso esfuerzo.<br />

Con cartas limitadas en extensión y una experiencia no desarrollada lo suficiente, ni<br />

operacional ni matemática mente, Torar se resignó a días enteros de cuidadoso estudio<br />

entre salto y salto.<br />

En cierto modo, se convirtió en un proyecto de comunidad. Ebling Mis comprobaba las<br />

matemáticas de Toran y Bayta calculaba posibles rutas por medio de los diversos<br />

métodos generalizados, en busca de las soluciones reales. Incluso Magnífico tuvo que<br />

trabajar con la máquina calculadora para las computaciones rutinarias, un tipo de<br />

trabajo que, una vez explicado, le resultó muy divertido y en el que era<br />

sorprendentemente hábil.<br />

Así, al cabo de un mes poco más o menos, Bayta pudo estudiar la línea roja que<br />

serpenteaba a través del modelo tridimensional de la Galaxia hasta medio camino de su<br />

centro, y decir con satírico placer<br />

-¿Sabes a qué se parece? Da la impresión de ser una lombriz de tres metros con un<br />

tremendo caso de indigestión. Eventualmente nos vas a llevar de nuevo a Haven.<br />

-Lo haré -gruñó Toran, arrugando la carta- si no cierras el pico.<br />

-Y, sin embargo -continuó Bayta-, es probable que haya una ruta directa, rectilínea<br />

como un meridiano.<br />

-Conque sí, ¿eh? Pues bien, en primer lugar, insensata, lo más seguro es que fueran<br />

precisos quinientos años para que quinientas naves dieran con esa ruta por casualidad, y<br />

mis asquerosas cartas de navegación no la señalan. Además, tal vez sea conveniente<br />

evitar esas rutas directas; es muy probable que estén atestadas de naves. Y otra cosa...<br />

-¡Oh, por la Galaxia! Cesa de desvariar y exhibir tu virtuosa indignación -exclamó Bayta,<br />

tirándole del pelo.<br />

-¡Ay! -gritó él-. ¡Suéltame! -y la agarro por las muñecas derribándola al suelo, tras lo<br />

cual Toran, Bayta y la silla rodaron en desordenado montón. La lucha degeneró en un<br />

combate de boxeo, compuesto en su mayor parte por risas ahogadas y diversos golpes<br />

cariñosos.<br />

Toran interrumpió la pelea cuando vio entrar a Magnífico sin aliento.<br />

-¿Qué pasa?<br />

Arrugas de preocupación surcaban la cara del bufón, y la piel de su nariz estaba tan<br />

tirante que parecía blanca.<br />

-Los instrumentos se comportan de forma extraña, señor. Sabiendo mi ignorancia, no he<br />

tocado nada...<br />

Toran llegó a la cabina de mando en dos segundos. Dijo en voz baja a Magnífico:<br />

-Despierta a Ebling Mis. Dile que venga aquí.<br />

Se dirigió a Bayta, que estaba intentando ordenar sus cabellos con los dedos:<br />

-Hemos sido detectados, Bay.<br />

-¿Detectados? -repitió Bayta, dejando caer los brazos-. ¿Por quién?<br />

-La Galaxia lo sabe -murmuró Toran-, pero me imagino que será alguien armado y<br />

apuntándonos. Se sentó, y con voz serena empezó a enviar al subéter la clave de<br />

identificación de la nave. Cuando entró Ebling Mis, en bata y con los ojos adormilados,<br />

Toran dijo con una calma desesperada: -Parece ser que estamos dentro de las fronteras<br />

de un reino local que se llama la Autarquía de Filia. -Nunca la había oído nombrar -<br />

repuso Mis. -Yo tampoco -dijo Toran-, pero la cuestión es que nos ha detenido una nave<br />

filiana e ignoro lo que puede suceder.<br />

El capitán inspector de la nave filiana subió a bordo con seis hombres armados a la zaga.<br />

Era bajo, casi calvo, de labios delgados y piel reseca. Tosió violentamente al sentarse y<br />

abrió la carpeta que llevaba bajo el brazo. La hoja estaba en blanco.<br />

-Sus pasaportes y la documentación de la nave, por favor.<br />

-No tenemos ni lo uno ni lo otro -repuso Toran. -Conque no, ¿eh? -Agarró un micrófono<br />

suspendido de su cinturón y habló con rapidez-: Tres hombres y una mujer. Sus<br />

documentos no están en orden. -Hizo una anotación en la hoja mientras hablaba.<br />

Preguntó-: ¿De dónde vienen?<br />

-De Siwenna -contestó Toran con precaución. -¿Dónde está eso?<br />

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