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12. Fundación e Imperio

Fundación e Imperio es la segunda novela del Ciclo de Trántor escrita por el norteamericano Isaac Asimov en 1952. Es el segundo libro de la Trilogía original de la Fundación.

Fundación e Imperio es la segunda novela del Ciclo de Trántor escrita por el norteamericano Isaac Asimov en 1952. Es el segundo libro de la Trilogía original de la Fundación.

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-Resulta lógico. El Mulo piensa en todo.<br />

-Me quité el uniforme en cuanto pude. Me dejé crecer la barba. Cabe la posibilidad de<br />

que otros hayan hecho lo mismo.<br />

-¿Está usted casado?<br />

-Mi esposa murió. No tengo hijos. -Así que usted es inmune a los rehenes. -Sí.<br />

-¿Quiere que le dé un consejo? -Si tiene alguno que darme...<br />

-Ignoro cuál es la política del Mulo o sus propósitos, pero hasta ahora no han sufrido<br />

ningún daño los trabajadores especializados. Se han subido los salarios. La producción<br />

de toda clase de armas atómicas se ha acelerado.<br />

-¿De veras? Esto suena a que continuará la ofensiva.<br />

-No lo sé. El Mulo es un sutil hijo de perra, y es posible que sólo pretenda ganarse a los<br />

trabajadores. Si Seldon, con toda su psicohistoria, no pudo descubrirle, no voy a<br />

intentarlo yo. Pero usted lleva ropas de obrero. Esto sugiere algo, ¿no cree?<br />

-Yo no soy un trabajador especializado.<br />

-Ha seguido un curso militar sobre cuestiones atómicas, ¿verdad?<br />

-Naturalmente.<br />

-Eso basta. La Atom-Field Bearings Inc. está localizada aquí, en la ciudad. Los<br />

sinvergüenzas que dirigían la fábrica para Indbur siguen dirigiéndola... para el Mulo. No<br />

harán preguntas mientras necesiten más obreros para elevar la producción. Le darán<br />

una tarjeta de identidad y usted puede solicitar una habitación en el distrito residencial<br />

de la Corporación. Podría empezar en seguida.<br />

De esta forma, el capitán Han Pritcher de la Flota Nacional se convirtió en el especialista<br />

en escudos antiatómicos Lo Moro, del Taller 45 de la Atom-Field Bearings Inc. Y de un<br />

agente de Inteligencia descendió en la escala social a «conspirador», profesión<br />

que algunos meses más tarde le llevó a lo que había sido el jardín particular de Indbur.<br />

En el jardín, el capitán Pritcher consultó el radiómetro que llevaba en la palma de la<br />

mano. El campo interior de advertencia todavía funcionaba, por lo que se detuvo a<br />

esperar. A la bomba atómica que guardaba en la boca le quedaba media hora de vida.<br />

La movió nerviosamente con la lengua.<br />

El radiómetro se apagó, y el capitán avanzó rápidamente.<br />

Hasta aquel momento todo se había desarrollado a la perfección.<br />

Reflexionó objetivamente y se dio perfecta cuenta de que la vida de la bomba atómica<br />

era también la suya; que su muerte significaba la suya propia... y la del Mulo.<br />

Entonces llegaría al momento crucial de su guerra privada de cuatro meses; una guerra<br />

que había comenzado en la huida y acabado en una fábrica de Newton...<br />

Durante dos meses, el capitán Pritcher llevó delantales de plomo y pesadas mascarillas,<br />

hasta que de su aspecto exterior no quedó rastro que delatara su profesión militar. Era<br />

un obrero que recibía su salario, pasaba las veladas en la ciudad y jamás hablaba de<br />

política.<br />

Durante dos meses no vio a Fox.<br />

Y entonces, un día, un hombre se deslizó junto a su banco y le metió un trozo de papel<br />

en el bolsillo. En él estaba escrita la palabra «Fox». Lo tiró a la cámara atómica, donde<br />

se desvaneció en humo invisible y aumentó la energía en un milimicrovoltio, y volvió a<br />

su trabajo.<br />

Aquella noche fue a casa de Fox y participó en un juego de cartas con dos hombres a los<br />

que sólo conocía de oídas y con otro al que conocía por el nombre y el rostro.<br />

Mientras jugaban a las cartas y se repartían fichas, hablaron. El capitán dijo:<br />

-Es un error fundamental. Ustedes viven en el pasado. Durante ochenta años nuestra<br />

organización ha estado esperando el exacto momento histórico. Nos cegó la psicohistoria<br />

de Seldon, una de cuyas primeras proposiciones es que el individuo no cuenta, no<br />

hace la historia, y los complejos factores sociales y económicos le desbordan, le<br />

convierten en una marioneta. -Ordenó cuidadosamente sus cartas, apreció su valor y<br />

añadió, poniendo una ficha sobre la mesa-: ¿Por qué no matar al Mulo?<br />

-¿Y de qué serviría hacerlo? -preguntó con fiereza el hombre que tenía a su izquierda.<br />

-Ya lo ven -repuso el capitán, deshaciéndose de dos cartas-; ésta es la actitud. ¿Qué es<br />

un hombre... entre trillones? La Galaxia no dejará de girar porque un hombre muera.<br />

Pero el Mulo no es un hombre, es un mutante. Ya ha interferido con los planes de<br />

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