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12. Fundación e Imperio

Fundación e Imperio es la segunda novela del Ciclo de Trántor escrita por el norteamericano Isaac Asimov en 1952. Es el segundo libro de la Trilogía original de la Fundación.

Fundación e Imperio es la segunda novela del Ciclo de Trántor escrita por el norteamericano Isaac Asimov en 1952. Es el segundo libro de la Trilogía original de la Fundación.

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4. EL EMPERADOR<br />

Cleón II, comúnmente llamado El Grande. Ultimo emperador poderoso del Primer<br />

<strong>Imperio</strong>, importante por el renacimiento político y artístico que tuvo lugar durante su<br />

largo reinado. Sin embargo, es más conocido en los romances por su conexión con Bel<br />

Riose, y para el hombre de la calle es simplemente "el Emperador de Riose". Es<br />

importante no permitir que los acontecimientos del último año de su reinado oscurezcan<br />

cuarenta años de...<br />

Enciclopedia Galáctica<br />

Cleón II era Señor del Universo. Cleón II estaba aquejado, además, de una enfermedad<br />

dolorosa que carecía de diagnóstico. Por los extraños giros de los asuntos humanos,<br />

estas dos características no se excluyen mutuamente, ni son especialmente incongruentes.<br />

Ha habido en la historia una larga serie de molestos precedentes.<br />

Pero a Cleón II no le importaban nada aquellos precedentes. Meditar sobre una larga<br />

lista de casos similares no mejoraría su sufrimiento personal ni siquiera en el ínfimo<br />

valor de un electrón. Tampoco le aliviaba pensar que mientras su bisabuelo había sido el<br />

gobernante pirata de un planeta minúsculo, él dormía en el palacio de recreo de<br />

Ammenetik<br />

el Grande, como heredero de una estirpe de gobernantes galácticos que se remontaba a<br />

un lejano pasado. En aquellos momentos no le procuraba ningún alivio pensar que los<br />

esfuerzos de su padre habían limpiado el reino de las marcas leprosas de la rebelión,<br />

restaurando la paz y la unidad disfrutadas bajo Stanel VI, y que, en consecuencia,<br />

durante los veinticinco años de su reinado no había empañado su gloria la menor<br />

sospecha de sedición.<br />

El Emperador de la Galaxia y Señor de Todo gimió al apoyar la cabeza en el plano<br />

vigorizador de fuerza de las almohadas, que se hundía sin ofrecer ningún contacto, y se<br />

relajó un poco al sentir el agradable cosquilleo. Se incorporó con dificultad y contempló<br />

las distantes paredes de la enorme cámara. Era demasiado grande para estar a solas en<br />

ella; todas las habitaciones eran demasiado grandes...<br />

Pero era mejor estar solo durante aquellos ataques paralizadores que soportar los<br />

contoneos de los cortesanos, su exagerada simpatía y su condescendiente<br />

y blanda estupidez. Mejor estar solo que ver aquellas insípidas máscaras tras las cuales<br />

se tejían tortuosas especulaciones sobre las posibilidades de muerte y las fortunas de la<br />

sucesión.<br />

Sus pensamientos le acosaban. Estaban sus tres hijos; tres altivos adolescentes llenos<br />

de promesa y virtud. ¿Dónde desaparecían aquellos días aciagos? Esperaban, sin duda.<br />

Cada uno de ellos espiaba a los otros; y todos le espiaban a él.<br />

Se removió, inquieto. Y ahora Brodrig quería una audiencia. El plebeyo y fiel Brodrig; fiel<br />

porque era odiado de forma unánime y cordial, lo cual constituía el único punto de unión<br />

entre la docena de pandillas que dividían su corte.<br />

Brodrig, el fiel favorito que tenía que ser fiel, pues si no poseyera la nave más veloz de<br />

la Galaxia y no se alejara en ella el día de la muerte del Emperador, le esperaría la<br />

cámara atómica al día siguiente.<br />

Cleón Il tocó el suave botón del brazo de su gran diván, y la enorme puerta del extremo<br />

de la habitación se disolvió en un transparente vacío.<br />

Brodrig avanzó por la alfombra carmesí y se postró para besar la mano fláccida del<br />

Emperador.<br />

-¿Vuestra salud, señor? -preguntó el secretario privado con voz baja y ansiosa.<br />

-Vivo -respondió exasperado el Emperador-, si se puede llamar vida a ser usado por<br />

todos los granujas que saben leer un libro de medicina como blanco y campo receptivo<br />

de sus torpes experimentos. Si existe un remedio concebible, químico, físico o atómico,<br />

que aún no haya sido probado, algún culto charlatán de los confines del reino llegará<br />

mañana para ensayarlo. Y otro libro recién descubierto, o más probablemente una<br />

falsificación, será utilizado como una autoridad. Por la memoria de mi padre -prosiguió<br />

enfurecido- que no parece existir un solo bípedo viviente que pueda estudiar la<br />

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