Observatorio de Bolivia - CAEI

Observatorio de Bolivia, Número 16, Año IV, Primavera Sur 2009Desde la asunción de Evo Morales a finales de 2005 se ha trabajado para generar una nueva forma dehegemonía. Que se haya escuchado a los guaraníes y weenhayek de Tarija responde a esa lógica. Ya no seaceptan megaproyectos que sólo sirvan para enriquecer los PBI de otros países. El desarrollo es entendidocomo dinamizador del bienestar de las sociedades locales en función de la construcción de dignidad, a travésde mas educación, salud, etc.En ese mismo esquema debe ser entendido que continúen los procesos de colonización en la zona de laAmazonia, en la frontera con Brasil, la extensión de la energía eléctrica y la modificación de la ley deelectricidad.Sin embargo, es importante aclarar que esto es positivo si se entiende el desarrollo desde una visióneconomicista, aquella ligada a la teoría de las etapas del crecimiento económico enunciada por Rostow en ladécada del `60 donde el modelo de crecimiento se encuentra estructurado en etapas, desde un estadooriginal de subdesarrollo ligado a la sociedad tradicional a una etapa de consumo en masa. Por lo tanto setrata de la aplicación de un modelo 100 % occidental en un país caracterizado por la diversidad de etnias yculturas.Construir 60 kilómetros de caminos que conecten a los colonos de las amazonias bolivianas y brasileñas¿qué daños pueden traer al medio ambiente? Tal vez éste sea el aspecto más contradictorio de la actualgestión. Mientras por un lado se han extendido e implementado en forma efectiva los discursos de soberaníaeconómica, no necesariamente, éstos sean compatibles con los modelos de desarrollo alternativos en variosgrupos sociales bolivianos quienes se muestran reacios a perder sus recursos ancestrales.Al menos, y en congruencia con la nueva forma de hacer política surgida en 2003, estos grupos sonconsultados en su mayoría para ver si otorgan la denominada “licencia social” a los proyectos que sepretenden llevar a cabo. En estos últimos meses esto sucedió en los casos de la Planta Hidrometalúrgica deCorocoro o las mineras San Xavier e Himalaya Ltda. Los grupos locales temen (con mucha razón) que lainstalación de estas plantas provoque alteraciones en las condiciones ambientales de sus lugares. De hecho,las comunidades de Corocoro exigen que se atienda a las casi 300 familias perjudicadas por el desvío de unrío y que se realicen acciones de mitigación del daño ambiental. Porque (y esto es importante aclarar) másallá de la recuperación de los recursos naturales aún persisten las negociaciones con empresas extranjeraspara que inviertan en el país tal como lo hará próximamente Repsol YPF. Claro, ya no pueden obtener lasdeslumbrantes ganancias de antaño pero el reclamo ambiental de los vecinos de Corocoro demuestra queevidentemente algunas prácticas empresariales nunca cambian.En el plano de las relaciones internacionales, mientras Evo Morales afirmaba que propondrá en la Cumbre deCambio del Clima de la ONU en Copenhague que los países industrializados paguen la deuda climática conlas naciones en desarrollo, se llevó a cabo en Bolivia un Tribunal de Justicia Climática para investigar, juzgary sancionar a gobiernos y empresas que contaminan el medio ambiente, analizándose casos de Ecuador,Perú, El Salvador, Bolivia y Colombia, lo que denota una clara voluntad de compromiso por revertir eldeterioro ecológico desarrollado desde hace décadas.Por otro lado, el gobierno boliviano continúa estrechando lazos con países emergentes como Rusia, Coreadel Sur y China en materia de colaboración técnica y económica que incluirá en el caso de éste último país lacompra de un satélite para descubrir más recursos considerados estratégicos en el momento en que elTodos los derechos reservados. - Pág. 33