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Observatorio de Bolivia, Número 16, Año IV, Primavera Sur 2009de su mandato ha tenido un vuelco hacia el pragmatismo. Incluso ha invitado al capital internacional quedesee invertir en Bolivia, aunque rechaza al capital “depredador” que quiera usurpar los recursos bolivianos.Morales aún tiene amplio apoyo de los sectores populares. A pesar de esto, los Estados bolivianos hanpedido autonomía y, es difícil decir si realmente el liderazgo nacional de Evo pueda subsistir en un escenariode regiones autónomas.La llegada de la cultura occidental a esas tierras provocó fuertes cambios en la sociedad prehispánica. Laposmodernidad imprime un cambio aún mayor. Es la despolitización de la sociedad. En un contextosemejante, la sociedad boliviana, responde construyendo una “nueva” identidad. Es nueva porque a través deltiempo hay otros elementos la conforman. La identidad no es estática sino una construcción a través de lasrelaciones entre los individuos, es recursiva. A través de la acción política en un mundo despolitizado, elloslograron modificar una realidad que les era sumamente hostil y llevaron a un indígena como ellos al poder.Bolivia es un país con una variedad de religiones e incluso idiomas, por lo tanto puede ser considerado comoun país heterogéneo, segmentado. El proyecto político de Evo Morales parece ser el de lograr unademocracia mayoritaria, lograr unir las diferencias desde su liderazgo. Sin embargo, imponer una democraciamayoritaria en una sociedad segmentada es peligroso y puede provocar una guerra civil. Para evitar esto, lomás factible, es responder a las minorías manteniendo garantías hacia aspectos reservados como, porejemplo, la lengua o la religión 24 . Las minorías deben tener poder de veto en las áreas sensibles. Esnecesario que se logre cierto apoyo también dentro de la clase dominante del país. Parece que no alcanzacon tener una base política que sostenga al movimiento, para cambiar de base la estructura del Estadoboliviano.Si analizamos desde el punto de vista de la ciencia política, las circunstancias del régimen boliviano anteriora la llegada de Evo, puede decirse que no cumplía con los requisitos de una democracia. Si bien habíaelecciones, las autoridades siempre representaron a un sector minoritario de la población. Podemosconsiderar a este régimen como una democracia “racial” en la que gobernaban sólo unos pocos el destino detodo el resto de los ciudadanos bolivianos, el proceso político estaba limitado a un grupo racialmente definido.Bolivia vive un proceso de transición.Si bien, Morales planea crear una democracia del tipo mayoritario en una sociedad heterogénea, esimprobable que el mismo régimen pase a ser del tipo autoritario.La democracia boliviana es frágil. El Estado boliviano es considerado por la teoría política mundial como un“Estado fallido”, que no ha logrado superar aquellos obstáculos que el resto de los estados ha superado.Aún con todos los inconvenientes, es importante reconocer el gran cambio que han logrado los indígenas ensu posicionamiento ante la mirada de los “otros”. Han revalidado su ser “indígena” y han luchado contra lascircunstancias que eran desfavorables para sus comunidades.24 A comienzos de 2006 el gobierno se enfrentó fuertemente con la Iglesia, cuando el Ministerio de Educación anuncióque sacaría la materia de religión de la currícula escolar y que le quitaría a la Iglesia católica el privilegio de ser la religiónoficial de Bolivia. En este caso es difícil negociar porque aquellas “minorías” tuvieron todos los privilegios que les pudohaber dado el Estado.Todos los derechos reservados. - Pág. 50
Observatorio de Bolivia, Número 16, Año IV, Primavera Sur 2009A pesar de las predicciones y los análisis teóricos, de académicos como Fukuyama y otros, sobre el fin de lasideologías, los pueblos indígenas poco a poco están reestructurando su ideología: Quechua, Aymara,etcétera, que quizás les permita la construcción de un nuevo Estado Nacional, con una característica deinclusión, en donde lo colectivo pueda estar por encima del individuo.Esta construcción ideológica y política del movimiento indígena, se da en relación a ese Nuevo Pachakuti dela cultura andina. Construcciones que buscan la armonía y el equilibrio del mundo. Surge no solo con lallegada al poder como está sucediendo en Bolivia, sino con la recuperación de una espiritualidad que esintegradora, armonizadora, equilibrada y que se manifiesta por un lado, con el reconocimiento de los lugaressagrados indígenas, de símbolos sagrados como la coca y otros elementos importantes que crean identidad.Esta nueva espiritualidad se contrapone a la descomposición y fragmentación dadas por el capitalismo actual.Es una nueva alternativa frente a los procesos de desestructuración de la identidad.El movimiento indigenista llama la atención por querer volver a antiguas prácticas societales que secaracterizaban por el predominio de la comunidad sobre el individuo. Las mismas características que en unmovimiento de masas apuntan a eliminar las diferencias y crear un común denominador que identifique a lossujetos.Es una forma de recuperar prácticas políticas que parecen estar en desuso en la posmodernidad. La sociedadestá despolitizada y el Estado no logra recrear la identidad del “ser” nacional. En este contexto un movimientopolítico de la envergadura de lo que ocurre en Bolivia es positivo, como un intento de lograr unidad entre lasindividualidades diferenciadas.BibliografíaArendt, H., “Los orígenes del Totalitarismo”, Editorial Alianza.DEF, “Desarrollo/Defensa/Energía/Medio Ambiente”, Mayo 2008, Número 30, Editorial Taeda.Freud, S., “Más allá del principio del placer. Psicología de las masas y análisis del yo y otras obras”, Vol. 18,1920-22, Amorrortu editores.Garreta M, y Belleli, C, compiladores, “La Trama Cultural, Textos de antropología y arqueología”, BuenosAires, 2ª Edición, 2001, Ediciones Caligraf.Lazzarat, M., “Políticas de acontecimiento”, Colección Nociones Comunes, Ediciones Tinta lima.Liphart, A., “Las democracias contemporáneas”, 1987, Barcelona, Editorial Ariel.Reich, W., “La ideología como poder material”.Sayazo, C., “Notas para la reconstrucción de la Psicología social y sus “ciencias aliadas””, 2004, Facultad deCiencias Sociales.Schumpeter, J., “Capitalismo, socialismo y democracia”1952, Buenos Aires, Aguilar, S. A. de ediciones.Weffort, F., “Nuevas democracias. ¿Qué democracias?”, Mayo 1993, en Sociedad.Todos los derechos reservados. - Pág. 51
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