<strong>Observatorio</strong> <strong>de</strong> <strong>Bolivia</strong>, Número 16, Año IV, Primavera Sur 2009naturales (hidrocarburos, agua, bosques, biodiversidad), organizaciones indígenas. Las ONG vinculadas afondos norteamericanos que han apoyado un trabajo <strong>de</strong> oposición i<strong>de</strong>ológica, fortaleciendo los interesespolíticos <strong>de</strong> los dirigentes <strong>de</strong> la Media Luna, han sido muy cuestionadas por el gobierno e incluso expulsadas<strong>de</strong> sus áreas <strong>de</strong> intervención. Ahí están los dos extremos [...] Si hablamos mejor <strong>de</strong> movimientos sociales,ellos ven a las ONG como un mal necesario. Una importante fuente <strong>de</strong> ingresos, capaz <strong>de</strong> cooptar a lí<strong>de</strong>res o<strong>de</strong> convertirlos en funcionarios <strong>de</strong>sligados <strong>de</strong> las bases [...] Si hablamos <strong>de</strong> sociedad civil <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la óptica <strong>de</strong>la clase media, entonces las ONG (y a la cooperación en general) siguen representando una estupendafuente <strong>de</strong> empleo estable, bien remunerado. En un país con una tasa tan elevada <strong>de</strong> subempleo, precarieda<strong>de</strong> informalidad laboral, tener un trabajo estable es un lujo. En este sentido, el “proyectorado” sigue vigente.Aunque también hay que señalar que el gobierno <strong>de</strong>l MAS está introduciendo algunas cambios culturales paraterminar con ese fenómeno. Por ejemplo, las tarifas <strong>de</strong> las consultorías <strong>de</strong> la cooperación han bajadonotablemente y se acercan más al estándar nacional. Pero son varias generaciones <strong>de</strong> profesionalesacostumbradas a hacer proyectos con fondos <strong>de</strong> ayuda extranjera. Eso no se cambia en dos días, ni en unalegislatura 11 .Alois Möller también ha trabajado con lo que él llama “clientelismo internacional”. Para el analista, se pue<strong>de</strong>observar que en comunida<strong>de</strong>s pobres, rurales o urbanas, la agencia <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo aparece como un nuevosujeto en el juego <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r local, y automáticamente se ve i<strong>de</strong>ntificada con el "patrón" <strong>de</strong> la relacióntradicional clientelista (Möller, 1990:26). Todos estos factores tienen también su repercusión sobre laconciencia <strong>de</strong> los sujetos populares. El "gringo", el extranjero, <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> ser para el sujeto popular el explotador,el imperialista, para convertirse en el benefactor <strong>de</strong> los pobres. Sin darse cuenta, casi en el subconsciente,aun personas <strong>de</strong> mucha autoconfianza y conciencia crítica se adaptan a los condicionamientos y las "modas"que vienen <strong>de</strong> los países ricos (Möller, 1990:27). Hay que estudiar críticamente las donaciones externas, ycrear conciencia entre las organizaciones <strong>de</strong> base que no todas las donaciones son beneficiosas, que notodas las condiciones tienen que aceptarse; que las donaciones pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>struir, enajenar, restar fuerza ymotivación. El tema <strong>de</strong> las donaciones <strong>de</strong>be ser objeto <strong>de</strong> amplias discusiones en el seno <strong>de</strong> lasorganizaciones populares, entre éstas y los centros, y entre los centros y las agencias (Möller, 1990:29).El problema mayor <strong>de</strong> la relación <strong>de</strong> los raperos con las instituciones -a nivel general- no sería el <strong>de</strong> lapotencial cooptación; o, al menos, no es el único. Coincidimos con Yudice en que quienes participan en la red<strong>de</strong> articulaciones <strong>de</strong>scritas siempre se ven obligados a negociar, pero “preocupa que la práctica cultural corrael riesgo <strong>de</strong> respon<strong>de</strong>r a mandatos preformativos que <strong>de</strong>jan poco espacio a las experiencias no adaptables ala imagen <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo, <strong>de</strong>l valor, <strong>de</strong> la autoestima, enteramente influida por las ONG” (Yudice, 2002:193).Cuando referimos a experiencias no adaptables a la “imagen <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo”, podríamos por ejemplo pensar elcaso <strong>de</strong> las canciones sobre la vida en la calle o el consumo <strong>de</strong> drogas o alcohol, tal como veremos en lapróxima sección. Esos son temas “reales”, tal como dirían los raperos, muy contraculturales, que no recibenapoyo <strong>de</strong> ONG ni cobertura por parte <strong>de</strong> los medios. Los temas <strong>de</strong> dichas canciones son menos exóticos, o“positivos” o pintorescos. Sería relevante analizar qué suce<strong>de</strong>rá cuando el rap ya no esté “<strong>de</strong> moda” en elmundo “ONGnizado”. ¿Qué pasará con la subjetividad y la existencia <strong>de</strong> jóvenes “en riesgo social” que hansido reclamados constantemente por la prensa y las instituciones el día que ya nadie los busque?Conclusión11Ortega, 2008.Todos los <strong>de</strong>rechos reservados. - Pág. 40
<strong>Observatorio</strong> <strong>de</strong> <strong>Bolivia</strong>, Número 16, Año IV, Primavera Sur 2009Creemos que las prácticas <strong>de</strong> todos los actores sociales involucran a la vez aspectos económicos, culturalesy políticos. Esto significa que todas expresan y tienen consecuencias en las relaciones <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r establecidas,ya sea reforzándolas o alterándolas 12 . En este sentido, no se pue<strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r al rap político como una puraexpresión cultural, si no como parte <strong>de</strong> un proceso político (gobierno actual <strong>de</strong> Evo Morales) y social(re<strong>de</strong>finición <strong>de</strong> categorías como aymara, indio, mestizo, imperialismo) y condicionada por aspectoseconómicos como la producción <strong>de</strong> los discos o las presentaciones en público que a menudo <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n <strong>de</strong> losfondos <strong>de</strong> agencias locales o extranjeras que imponen o sugieren su propia “agenda” temática <strong>de</strong> lascanciones.En los actuales tiempos <strong>de</strong> globalización, la producción <strong>de</strong> representaciones sociales por parte <strong>de</strong> actoressociales significativos se relaciona <strong>de</strong> diversas maneras con su participación en sistemas <strong>de</strong> relacionestrasnacionales en los cuales intervienen también actores locales <strong>de</strong> otros países y juegan papeles importantesalgunos actores globales. Esto no implica que tales actores locales adopten sin más las representacionessociales que promueven los actores globales, sino que las elaboran en el marco <strong>de</strong> esas relacionestrasnacionales. El resultado es que las representaciones que orientan las acciones <strong>de</strong> numerosos actoreslocales que juegan papeles significativos en la orientación <strong>de</strong> las transformaciones sociales en curso, serelacionan <strong>de</strong> manera significativa, pero <strong>de</strong> formas diversas, con las <strong>de</strong> los actores globales. Si bien enalgunos casos esto supone la adopción <strong>de</strong> ciertas representaciones y <strong>de</strong> las orientaciones <strong>de</strong> acciónasociadas a ellas, en otros implica rechazo o resistencia, negociación o apropiación creativa13.Está claro que no se pue<strong>de</strong> ser un celebrador acrítico <strong>de</strong> la cultura popular. Tal como explica Alabarces, hayque tener una lectura compleja -que no pue<strong>de</strong> reducirse a la superficie <strong>de</strong>l texto poético- sino que <strong>de</strong>beabarcar lo musical, la puesta en escena, los circuitos industriales y comerciales, los espacios <strong>de</strong> realización,los rituales <strong>de</strong> consumo, las practicas <strong>de</strong> los consumidores; y también, las instituciones y los agentes queparticipan <strong>de</strong> las relaciones. Es imposible analizar un fenómeno como el <strong>de</strong> la música popular por fuera <strong>de</strong>una mirada <strong>de</strong> totalidad, que reponga el mapa <strong>de</strong> lo cultura -completo y espeso- en una sociedad<strong>de</strong>terminada. Caso contrario, ocuparnos <strong>de</strong> estas “zonas libres <strong>de</strong> la cultura pue<strong>de</strong> llevarnos a laautonomización populista”, a la celebración <strong>de</strong>l fragmento aislado, <strong>de</strong> ese espacio don<strong>de</strong> el débil se hacefuerte y celebra su i<strong>de</strong>ntidad, sin ver las innumerables ocasiones en que el po<strong>de</strong>roso marca los limites <strong>de</strong> lolegitimo y lo enunciable14.La importancia <strong>de</strong>l rap social boliviano, que dista mucho <strong>de</strong> ser masivo o monolítico, sólo pue<strong>de</strong> sercomprendida como parte <strong>de</strong> un proceso histórico y social que constituyó dinámicamente la i<strong>de</strong>ntidad boliviana,aymara y alteña. Se <strong>de</strong>be huir <strong>de</strong> la falsa dicotomía entre cultura popular contestataria y cultura masivaocci<strong>de</strong>ntalizante y “alienada”. El rap altiplánico boliviano probablemente sea ambas cosas y, también, todo lo♦que está entremedio .Bibliografíao“Dos movimientos en La Paz usan el hip hop para educar” (2007) La Prensa (La Paz), 10 <strong>de</strong>octubre.12Mato, 2001.13Mato, 2001.14(Alabarces, 2008: 32 y 35).♦ Dedico este trabajo a todos los raperos que han colaborado conmigo y, especialmente, a Abraham Bojorquez y Mc Dennis que hanparticipado <strong>de</strong> mis entrevistas <strong>de</strong> campo y han fallecido recientemente, ambos muy jóvenes.Todos los <strong>de</strong>rechos reservados. - Pág. 41
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