Kurt Unger<strong>La</strong> lectura de Freeman y Soete aporta dos mensajes básicos: primero,que las innovaciones importantes no se presentan solas ni aisladas,sino acompañadas de otras (en “enjambres”) produciendo efectossistémicos amplios. Segundo, que las olas sucesivas de éxito innovadory económico no se pueden asociar con determinadas estructuras demercado ex ante. Los mercados asociados a cada ola innovativa (desdela del algodón, pasando después por la producción en masa hasta laactual revolución teleinformática) evolucionaron con distintos ritmosy con distintas características, en atención a las industrias y a losfactores determinantes de cada una. Esa visión evolutiva de olas económicasbasadas en innovaciones líderes sugiere el nacimiento denuevas formas de mercado con cada nueva ola, lo cual se opone a anticiparla evolución de los mercados hacia competencia “efectiva”. Así, porejemplo, la producción en gran escala del petróleo y los automóvilesse acompañó de estructuras de mercado relativamente concentradas.En cambio, la nueva ola asociada al software y a los chips, puede favorecerla capacidad competitiva de negocios ágiles de ingeniería conmenor tamaño.En otro sentido, se gestan también diferencias en la evolución delos mercados nacionales en función de otras características. El contrasteentre el mercado estadunidense y el mexicano, por ejemplo, esdeterminante en por lo menos dos sentidos: uno es la magnitud decada mercado y el otro es el contexto global actual vis-à-vis el contextonacional que se tomaba naturalmente como el mercado de referenciaen los inicios de la <strong>organización</strong> <strong>industrial</strong>. En la actualidad, es pertinentecuestionar la relevancia de índices de concentración nacionalesen condiciones de economía abierta, y en particular para los bienescomerciables internacionalmente. 10En conclusión, hemos visto que la evolución de los mercados enMéxico continúa en favor de estructuras oligopólicas cada vez másconcentradas, en donde desempeñan un papel cada vez más determinantelas ET y los grandes conglomerados de capital nacional. Estode otros países pueden consultarse en Lundvall (1992), Edquist y Lundvall (1993), Malerba yOrsenigo (1988), McFetridge (1991), Nelson (1993). En nuestro continente los esfuerzos hansido modestos, aunque los estudios de la CEPAL, con el apoyo del IDRC-Canadá (véase por ejemplo,Katz 1997), y el estudio mexicano coordinado por Cimoli (1999) son tal vez los esfuerzosmás significativos.10 No obstante, la evidencia que reunimos acerca del CR4 y el desempeño de las industriastodavía valida la interpretación original del oligopolio competitivo: la correlación entre el CR4 yla <strong>productividad</strong> (PTF) es positiva y altamente significativa. Esto puede interpretarse en el sentidode que a mayor poder de concentración de la producción (no del mercado, que incluiríaimportaciones), se logran aumentos de la <strong>productividad</strong>.66
<strong>La</strong> <strong>organización</strong> <strong>industrial</strong>, <strong>productividad</strong> y <strong>estrategias</strong> empresarialessupone entender la competencia oligopólica en los mercados mexicanosbajo la creciente globalización que acompaña a las innovacionesinternacionalmente y su evolución hacia la madurez tecnológica queda lugar a pautas de localización distintas, y hasta antagónicas, paracada industria o sector. 112. <strong>La</strong> OI y la innovación en México: oligopolios,ET y <strong>estrategias</strong> productivas<strong>La</strong> segunda sección explora la dinámica reciente de la industria mexicanacon énfasis en la <strong>productividad</strong> y las decisiones de modernizar yajustar la planta productiva. Contrastaremos las conductas de empresasde capital extranjero con las de capital nacional, en particularlas referentes a invertir, racionalizar e implementar cambios tecnológicos,a partir de las condiciones de competencia que imperan en la OImexicana. Se parte de privilegiar tres ejes explicativos de dichas conductas:la concentración oligopólica y el dominio de grandes empresas,ambos justificados en la primera sección, y un tercer corte en lasparticularidades del sistema nacional de innovación (SNI) mexicano,principalmente la falta de integración entre los componentes del sistema.El SNI dejará expuesto el modesto papel innovador de las empresasde sectores líderes, muchos de ellos más enfocados a racionalizaroperaciones que a proyectos modernizadores, y también la pocarelación entre las líderes y las empresas locales de otros sectores, loque redunda en clusters y cadenas productivas que son más incompletas—menos integradas— en el caso mexicano que en las economíasavanzadas. 12 En particular destacaremos el papel de las empresastransnacionales (ET) y de grandes conglomerados nacionales con altapresencia exportadora, cuyas conductas, relativamente conservadorasen lo económico y en lo tecnológico, influyen de modo crucial en los11 Véase al respecto el trabajo de Ramírez y Hauser (1996) y Ramírez (1999) sobre laimportancia de los nuevos determinantes de la localización, en particular los estratégicos de lasempresas, los que ven más allá de los factores tradicionales conocidos como “weberianos”.12 Algunos autores mexicanos, aunque son todavía una notable minoría, han llamado recientementela atención a esta falta de articulación entre los proyectos empresariales específicosy las <strong>estrategias</strong> <strong>industrial</strong>es regionales y nacionales (véanse los capítulos sectoriales en lacompilación de Cimoli, 1999). En Castañeda (1998), se atribuye la desarticulación a que lasempresas no han dado el paso hacia modernizaciones corporativas que trasciendan las transformacionesen equipamiento y las organizacionales. <strong>La</strong> modernización corporativa habría deincluir la conformación de redes y el impulso a distritos <strong>industrial</strong>es de especialización (p. 323).67
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