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UNIVERSITARIO EN CHINA - Fundación ICO

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iblioteca de la universidad.Las condiciones materiales, en un contraste que los universitarios de hoy sólo puedenimaginar a través de los relatos de sus padres, eran espartanas. La comida era espantosa y “lassandías era tan escasas que necesitabas la receta de un médico para poder comprar una”.La diferencia con los campus universitarios de hoy no es sólo espectacular si locomparamos con la época de la Revolución Cultural, sino también con la década de los 80. CuandoJohn Pomfret, por aquel entonces estudiante de historia, se levantaba a las seis en punto de lamañana en 1981 en la Universidad de Nanjing, lo primero que escuchaba eran las palabras deldespertador nacional: “incrementar la vigilancia, proteger a la madre patria y prepararse para laguerra” 18 .El estadounidense John Promfret se encontró con una China reacia a los extranjeros, dondelos contactos con ellos todavía estaban mal vistos y cada vez que un estudiante entraba en suhabitación debía dar sus datos personales a los guardias de seguridad, que pasaban sus nombres ydirecciones al personal de seguridad. Su correo personal era cuidadosamente leído antes de llegara sus manos.Según las distintas directivas, que podían cambiar cada pocas semanas, los estudianteschinos debían cuidar su aspecto físico para evitar tendencias burguesas, lo que implicaba que loschicos debían cortarse el pelo y las chicas debían llevarlo siempre recogido.“El sexo antes del matrimonio estaba prohibido; aquellos descubiertos eran expulsados dela universidad”, escribe Promfret, que después trabajó como periodista para Associated Press yThe Washington Post. Las relaciones sentimentales con extranjeros estaban todavía peor vistas.Pomfret cuenta cómo el chino Song Liming, después de haber mantenido relaciones con unaitaliana, tembló de miedo cuando alguien picó a la puerta en la que se encontraban. Un mes antes,una china había sido sentenciada a tres años de cárcel tras mantener relaciones sexuales con unaustraliano.Todas estas anécdotas son cosa del pasado. Hoy ya no hay atisbo de aquellaspersecuciones políticas en el campus, la prohibición de relaciones sexuales o los despertadorespropagandísticos. En la China de hoy, las relaciones entre occidentales y chinos no sólo sonnormales, sino que más de uno aprovecha las noches de luna llena para mantener relacionessexuales en los jardines del campus.HoyLo primero que sorprende al llegar a la Universidad de Pekín (Beida), situada al noroeste dela ciudad, en el distrito de Haidian, es su magnitud. El campus principal, muy cerca demonumentos tan importantes como el Palacio de Verano o los jardines de Yuanmingyuan, es unaextensión de 274 hectáreas donde se combinan residencias, restaurantes, peluquerías, tiendas deflores, anfiteatros, hoteles, departamentos, bibliotecas, supermercados, tiendas de fruta, librerías,un hospital y prácticamente cualquier cosa que un estudiante pueda necesitar en su vida diaria. Eneste sentido, Beida hace honor casi literal al nombre de “ciudad universitaria”.18 John Promfret. “Chinese Lessons: Five Classmates and the Story of the New China”. Henry Holt and Co. Agosto de2006.15

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