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Textos no literarios - Biblioteca de Libros Digitales

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antologÍATEXTOS LITERARIOS75Los libaneses y turcos se <strong>de</strong>dicaron a lo que co<strong>no</strong>cían: la venta <strong>de</strong> artículos textilesy para la casa, <strong>de</strong> puerta en puerta, recorriendo pueblos a lo largo y a lo ancho <strong>de</strong>lpaís. Algu<strong>no</strong>s italia<strong>no</strong>s eran sastres y, muchos, campesi<strong>no</strong>s. Aprendieron el oficio <strong>de</strong>albañil, estibador, operario y así empezaron a construir su porvenir. Muchos españolesanarquistas se <strong>de</strong>dicaron a la gastro<strong>no</strong>mía, especialmente a la panificación y fueronlos que bautizaron las facturas con los <strong>no</strong>mbres que co<strong>no</strong>cemos: “suspiro <strong>de</strong> monja”,“vigilante”, “cañoncito”, “bolas <strong>de</strong> fraile” en una actitud <strong>de</strong> resistencia pasiva. Lasmujeres eran amas <strong>de</strong> casa, <strong>de</strong>pendientas en comercios, empleadas domésticas ocostureras y tejedoras a domicilio.Pero <strong>no</strong> solo <strong>de</strong>l trabajo vive el hombre. Otro obstáculo fueron las costumbresy la cultura. La inmigración masiva <strong>de</strong> fines <strong>de</strong>l siglo XIX y principios <strong>de</strong>l XX, fuetan mayoritaria que se fueron imponiendo ciertas costumbres, como el almuerzo<strong>de</strong> los domingos don<strong>de</strong> se comía la pasta, el puchero o el mondongo en familia.Los clubes <strong>de</strong> barrio, asociaciones <strong>de</strong> fomento, vecinales y socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> socorromutuo funcionaron como espacios <strong>de</strong> encuentro don<strong>de</strong> los habitantes <strong>de</strong> distintascolectivida<strong>de</strong>s se nucleaban y preservaban sus costumbres, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> solidarizarsecon las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> sus coterráneos.Adaptarse a la vida <strong>de</strong> ciudad fue otro obstáculo. Algu<strong>no</strong>s inmigrantes nuncahabían salido <strong>de</strong>l pueblo y <strong>de</strong>l campo, <strong>no</strong> co<strong>no</strong>cían la vida urbana. No estabanacostumbrados a la presencia <strong>de</strong> autos y carruajes, a la vida en los conventillos, yal ritmo citadi<strong>no</strong>.Descen<strong>de</strong>r <strong>de</strong> los barcos fue como empezar <strong>de</strong> nuevo, tratando <strong>de</strong> <strong>no</strong> olvidarlas propias raíces.La pérdida <strong>de</strong>l origen, <strong>de</strong>l lugar que cada inmigrante <strong>de</strong>ja es, tal vez, lo más difícilque conlleva el viaje <strong>de</strong> la inmigración. ¿Cómo hacer para conservar lo propio?¿Cómo <strong>no</strong> sentir que <strong>no</strong>s “contaminamos” con la cultura ajena? ¿Cómo preservar lapropia cultura? ¿Cuál es el legado que se <strong>de</strong>ja a las futuras generaciones?La <strong>no</strong>stalgia es, tal vez, el modo <strong>de</strong> recordar el hogar que se ha abandonado,los afectos que se han <strong>de</strong>jado <strong>de</strong>l otro lado <strong>de</strong> la frontera, las costumbres que–quizá– se irán perdiendo, aquello que se extraña y añora. Después <strong>de</strong> muchosaños <strong>de</strong> vivir en otro país, el inmigrante va integrándose a la nueva cultura, hablael idioma <strong>de</strong>l lugar, se alimenta como lo hacen sus veci<strong>no</strong>s, escucha la música <strong>de</strong>llugar, lee el diario y las revistas <strong>de</strong> su lugar <strong>de</strong> adopción. Sin embargo, un tangoen el extranjero, una pizza en Bue<strong>no</strong>s Aires, escuchar hablar en la propia lenguason escenas que acercan lo propio en territorio aje<strong>no</strong>. Y, aún cuando el <strong>de</strong>sarraigoimplique muchas pérdidas, algunas costumbres se mantienen. U<strong>no</strong> lleva su culturaconsigo, más allá <strong>de</strong> adón<strong>de</strong> viva o trabaje, en su propia lengua.Hoy Hanna vive en Bariloche, es maestra <strong>de</strong> pia<strong>no</strong> y vive ro<strong>de</strong>ada <strong>de</strong> sus nietosy bisnietos. Su hijo se <strong>de</strong>dica a recopilar testimonios <strong>de</strong> sobrevivientes <strong>de</strong> campos<strong>de</strong> exterminio nazi para una fundación internacional.Roque llegó a la Argentina en 1920 y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> trabajar muchos años en el

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