88MINISTERIO DE EDUCACION,CIENCIAY TECNOLOGIANAPNUCLEOS DEAPRENDIZAJES PRIORITARIOSEl viaje a la Luna <strong>de</strong> Cyra<strong>no</strong> <strong>de</strong> Bergerac (fragmento)J. L. López Lasala, en: El rincón <strong>de</strong> la ciencia, N° 23, octubre 2003Parece ser que Cyra<strong>no</strong> <strong>de</strong> Bergerac (1619-1655) fue un hombre liberti<strong>no</strong> y materialista,diferente <strong>de</strong>l héroe romántico que Edmond Rostand (1868-1918) presentaen el drama que lleva su <strong>no</strong>mbre. Pero la fuerza <strong>de</strong>l personaje creado convirtióal falso Cyra<strong>no</strong> en un mito, representado sin <strong>de</strong>scanso <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces y recreadovarias veces en la ópera y el cine. [...]Traemos aquí a Cyra<strong>no</strong>, al <strong>de</strong> verdad, por un libro que <strong>no</strong> pudo publicar en vida,El otro mundo, también divulgado en español con el título Historia cómica o Viajea la Luna. No esperemos encontrar la intriga <strong>de</strong> una <strong>no</strong>vela; en realidad, es unensayo cómico-fantástico don<strong>de</strong> el autor, influido por las i<strong>de</strong>as racionalistas <strong>de</strong>su tiempo, repasa diversos aspectos <strong>de</strong> la condición humana, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los más trascen<strong>de</strong>ntales,como la existencia <strong>de</strong> Dios, la creación <strong>de</strong>l mundo o la inmortalidad<strong>de</strong>l alma, hasta otros que <strong>de</strong>scubren los prejuicios e incongruencias <strong>de</strong> nuestrascostumbres. Pero, ¿os gustaría co<strong>no</strong>cer las <strong>de</strong> los habitantes <strong>de</strong> la Luna... ?En la Luna, solo los animales andan sobre dos patas, por eso confun<strong>de</strong>n al viajeroprotagonista con un avestruz. Al utilizar las cuatro extremida<strong>de</strong>s, los lunáticosmiran al suelo con orgullo, pues así contemplan los bienes <strong>de</strong> los que son señores;la cabeza erguida <strong>de</strong> las bestias muestra, en cambio, su actitud suplicante anteel Cielo por <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r <strong>de</strong> los cuadrúpedos. ¿Y su lenguaje? Existen dos idiomas:el que habla el pueblo y el <strong>de</strong> la gran<strong>de</strong>za. Este último es melódico y, en caso <strong>de</strong>afonía, la entonación pue<strong>de</strong> suplirse con instrumentos musicales. Una aburridaconversación filosófica en la Tierra sonaría en la Luna como un armonioso concierto.El pueblo <strong>no</strong> da para tanto y se expresa mediante gestos y convulsiones.U<strong>no</strong>s y otros se alimentan <strong>de</strong>l olor y, para que el cuerpo pueda absorber mejor losnutritivos vapores, es habitual <strong>de</strong>snudarse antes <strong>de</strong> comer.¡Qué ejemplos <strong>de</strong> progreso cívico su sistema monetario y la organización <strong>de</strong>sus guerras! La moneda <strong>de</strong> cambio son los versos. El poeta-consumidor lleva suspoemas a la Casa <strong>de</strong> la Moneda, don<strong>de</strong> un jurado tasa su valor según el méritoliterario que aprecie. [...]En las guerras lunares hay árbitros que comprueban la igualdad previa a la batalla.Los ejércitos <strong>de</strong>ben tener el mismo número <strong>de</strong> soldados y solo se permite la lucha entreiguales: lisiados contra lisiados, fuertes contra fuertes, hábiles espadachines frentea reco<strong>no</strong>cidos esgrimidores... Al final, se cuentan los heridos, muertos y prisionerosy, en caso <strong>de</strong> empate, la victoria <strong>de</strong> la contienda se resuelve a cara o cruz. Pero aúnqueda el enfrentamiento intelectual <strong>de</strong> los sabios, que vale el triple que el militar.Nuestro viajero espacial renueva su asombro cuando contempla a un aborigenque camina tan tranquilo por su Luna luciendo un e<strong>no</strong>rme pene, ceñido a la cinturacomo ador<strong>no</strong>. Le explican que es símbolo <strong>de</strong> caballerosidad y <strong>no</strong>bleza, al igual que
antologÍATEXTOSNO LITERARIOS89la espada en la Tierra. Y se compa<strong>de</strong>cen <strong>de</strong>l terrícola porque se avergüenza <strong>de</strong> exhibirsus genitales, que dan la vida, prefiriendo lucir un instrumento <strong>de</strong> la muerte.[...] Pero, aprovechando el carácter científico <strong>de</strong> este Rincón, aclararemos en elsiguiente párrafo una cuestión que ya te habrás planteado: ¿cómo consigue llegara la Luna un turista <strong>de</strong>l siglo XVII?En su primera intentona se ciñe al cuerpo frascos <strong>de</strong> rocío, pero el sol lo atraecon tanta fuerza que se pasa <strong>de</strong> largo y vuelve a caer a la Tierra. Por fin construyeuna máquina <strong>de</strong> hierro <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la que lanza hacia arriba un imán concentrado; la aeronavese eleva al encuentro <strong>de</strong>l imán, hasta que es recogido por el piloto para serasí sucesivamente tirado y recogido en dirección a la Luna. De interés científico estambién una corrección al sistema copernica<strong>no</strong>: sí, nuestro planeta gira alre<strong>de</strong>dor<strong>de</strong>l Sol, pero su movimiento <strong>de</strong> rotación se <strong>de</strong>be a la <strong>de</strong>sesperada agitación <strong>de</strong> loscon<strong>de</strong>nados en el infier<strong>no</strong>, que, como todos sabemos, está situado en el centromismo <strong>de</strong> la Tierra.Y acabamos, por narices. Quién sabe si fue su complejo <strong>de</strong> narigudo el que llevóa Cyra<strong>no</strong> a dotar <strong>de</strong> generosos apéndices nasales a todos los habitantes <strong>de</strong> su particularedén. Allí, unas buenas napias reflejan la <strong>no</strong>bleza, cortesía y espiritualidad <strong>de</strong>su dueño; por eso, al año <strong>de</strong> nacer, los bebés pasan una “I.T.V.” <strong>de</strong> narices y, si <strong>no</strong>dan la talla, son inmediatamente castrados.Si pi<strong>de</strong>s la luna y <strong>no</strong> te la dan, pue<strong>de</strong>s visitar la que imaginó Cyra<strong>no</strong> <strong>de</strong> Bergerac,un hombre que vivió apasionadamente su vida en la Tierra y murió joven, ¡zas!, <strong>de</strong> ungolpe en la cabeza.El reloj y las costumbresU. Eco y G. B. Zorzoli en: Historia ilustrada <strong>de</strong> los inventos,Bue<strong>no</strong>s Aires, Compañía General Fabril Editora, 1962.Símbolo <strong>de</strong>l transcurso <strong>de</strong>l tiempo, instrumento <strong>de</strong> medición, objeto <strong>de</strong> <strong>de</strong>coracióndoméstica, monumento ciudada<strong>no</strong>, chuchería portátil, el reloj <strong>no</strong> podía evitar lastemporadas <strong>de</strong> la moda y los fastos <strong>de</strong> una ic<strong>no</strong>grafía riquísima. En las simbolizacionesmedievales lo encontramos como insignia <strong>de</strong> la pru<strong>de</strong>ncia, la temperanciao la sabiduría, símbolo <strong>de</strong> pon<strong>de</strong>ración, <strong>de</strong> exactitud y co<strong>no</strong>cimiento. Tiene formacircular y se relaciona con las simbologías solares, con la i<strong>de</strong>a geométrica <strong>de</strong> perfección,con las representaciones <strong>de</strong>l macrocosmos. Pero el lento consumirse <strong>de</strong>las horas que él marca lo asocia con la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> la muerte, <strong>de</strong> la cual se convierteen continua admonición. No es por azar que en los retratos <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s personajes,cuando la imagen intenta captar maticen interiores y traducir la vida profunda<strong>de</strong>l alma <strong>de</strong>l retratado, aparece el reloj, puesto sobre una mesa o colgado enla pared, para recordar que el tiempo <strong>no</strong>s inva<strong>de</strong> en cada fibra y <strong>no</strong>s conduce, a
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