13.07.2015 Views

AnimaBarda_Abril2012

AnimaBarda_Abril2012

AnimaBarda_Abril2012

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

74Ánima Barda - Pulp Magazineso, balbuceó un “Gracias” e hizo unabreve inclinación de cabeza. Utel sonrió,mostrando una dentadura inusualmenteblanca. Es probable que aquellono hubiera llamado la atención de Williamsi no fuera porque los otros treshombres, que también sonreían, teníantambién dientes blancos y perfectos. Notuvo mucho tiempo para pensar en eso,pues enseguida empezaron a hablarletodos a la vez mientras le acercabanabundante comida y bebida.Con las piernas cruzadas y en el suelo,William daba buena cuenta de losalimentos que aquella simpática gentecompartía con él. Utel se había sentadoa su lado, hablándole del largo viaje queles había llevado hasta allí mientras sonreíacontinuamente. “Es curioso”, pensó,“que esta mujer sea capaz de sonreírtanto rato sin parecer boba”. Era comúnen el ambiente social de este caballerotratar con damas que no escondíannada detrás de una forzada y permanentesonrisa, expresión que mostrabanpor consejo y orden de sus estrictas madres.Utel, sin embargo, tenía unos ojosvivos y astutos, demasiado sugerentespara alguien acostumbrado a la frialdadde las mujeres de su condición.Tambores y flautas empezaron a tocar,y varios nómadas se levantaron desus sitios para bailar al ritmo de la músicarepentina. Panderetas y cascabeles seunieron al coro de voces que puso letraa la canción. Más y más nómadas danzabanalrededor del fuego, dando saltoscon gran destreza. Utel hizo un gesto aWilliam, animándole a salir a bailar conella. El negó con la cabeza, pues dudabaque la herida de la pierna le permitieramoverse. Ella le quitó importancia, diciendoque los ungüentos del curandedoseran varones adultos de rostrosredondos, que lucían largos y espesosbigotes negros; y la otra figura era unamujer, aparentemente joven, de faccionesagraciadas y pelo largo y oscuro.Se revolvió para ponerse de pie, perouna mano lo mantuvo contra el suelo.“Tranquilo, marqués”, dijo una vozcon sorna mientras una mano le sujetabafirmemente contra el suelo. “Noconviene que te levantes tan rápido. Vepoco a poco”.La mano y la cara arrugada pertenecíana un hombre corpulento, de pielcurtida por el sol y ojos oscuros, muysimilar a los otros dos. Usando su brazocomo apoyo, se incorporó. El esfuerzoprovocó que, a ojos de William, las figurasse agitaran unos instantes, desdoblándoseen copias traslúcidas. Cuandotodo volvió a su sitio, recorrió los alrededorescon la mirada. Seguía en elbosque, lo sabía porque las copas de losárboles tapaban el cielo nocturno. Erauna zona despejada, en cuyo centro lahoguera iluminaba varias casas rodantespuestas en círculo. Por el aspecto sededucía que era una tribu nómada. Dispersospor el claro había grupos de personassentadas o de pie. Varios de ellos,los más próximos, miraban hacia dondeestaba William. Los nómadas que estabanfrente a él se aproximaron un pocomás. El hombre de la cara arrugada lehabló, dándole la bienvenida al campamentoy explicándole que aquellanoche había tenido mucha suerte, puesUtel le había encontrado después de habersido herido por el jabalí y gracias aella pudieron curarle la pierna antes deque se infectara. Eso lo dijo señalandoa la mujer que estaba de pie junto a losotros dos. William, incómodo y confu-

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!