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LA ARQUITECTURA COMO OBJETO DE PROYECTO Y COMO OBJETO DE INVESTIGACIÓN

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TEORÍA ARQUITECTÓNICA Y UTOPÍA SOCIAL<br />

A partir del renacimiento, durante la Ilustración, y los siglos XIX y XX, tratados y teorías<br />

arquitectónicas han sido también los medios desde donde se proyectan nuevas formas de<br />

organización de la ciudad, nuevas expresiones de función, y propuestas de estructuras sociales. La<br />

teoría es “órgano planificador del poder político” (AA. VV., 2003: 18).<br />

ANTITEORÍA<br />

Ya se dijo, el renacimiento es la época de oro del tratado y de la teoría de la arquitectura.<br />

Sin embargo, tres notables arquitectos, importantes representantes de este estilo no formularon<br />

ningún tratado: Brunelleschi, Bramente y Miguel Ángel. Thoenes escribe<br />

El gran mudo entre los arquitectos del Cinquecento, Miguel Ángel, probablemente no<br />

creyó en la posibilidad de traducir en lenguaje las materias arquitectónicas. Como Bramante,<br />

habló a través de sus obras construidas, pero no como teórico, sino como artista, en concreto<br />

como escultor. En una carta comentó un proyecto propio con pocas palabras y claramente con<br />

repugnancia: «Quien no domina la figura y la anatomía humanas, no lo puede comprender».<br />

(AA. VV., 2003. 19).<br />

Los límites de la teoría son expresados también por Serlio, cuando sugiere mirar las<br />

ilustraciones. Las explicaciones sobran porque “il resto si vede” (el resto de ve) (ídem).<br />

En otro momento histórico, la antiteoría se expresa en la rebelión del individuo hacia los<br />

principios. En palabras de Goethe, “más dañino que los ejemplos son, para el genio, los principios”<br />

(Ídem). El texto de Thoenes concluye citando a Antonio di Tuccio Manetti, para expresar los límites<br />

de una teoría de la arquitectura entendida como ciencia universalmente aplicable. La sentencia de<br />

Manetti es esta<br />

Si hubo autores clásicos que, como en nuestros días Baptista degli Alberti, enseñaron<br />

teoría arquitectónica, solo pudo tratarse de principios generales; pues las invenciones que hace un<br />

maestro las suele deber en gran parte a lo que le ha dado la naturaleza y a su propio esfuerzo.<br />

(Ídem).<br />

Hay una disciplina asimilable a la ciencia, la teoría de la arquitectura, expresión de<br />

“principios generales”. Sin embargo, más allá de este marco, aparece el trabajo individual del artista<br />

y su trabajo particular.<br />

En conclusión, el análisis de este otro texto que analiza las motivaciones de arquitectos,<br />

críticos, teóricos e historiadores sobre la teoría de la arquitectura reafirma ideas que ya hemos<br />

conocido antes. En relación a la cuestión original, su planteamiento tampoco resuelve el dilema: la<br />

arquitectura se mueve entre la aspiración a fijar unos principios generales (ciencia) para encontrarse<br />

con las invenciones de personas que ofrecen soluciones únicas y particulares (arte).<br />

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