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LA ARQUITECTURA COMO OBJETO DE PROYECTO Y COMO OBJETO DE INVESTIGACIÓN

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el A. judicativo (…) y el dispositivo o imperativo (…). El primero consiste simplemente en<br />

conocer, el segundo en dirigir, a base del conocimiento, una determinada actividad (Pol.,<br />

260 a, b; 292 c). De tal modo, el A. comprende para Platón toda actividad humana<br />

ordenada (incluida la ciencia) y en su conjunto se distingue de la naturaleza (Rep., 381 a).<br />

Aristóteles restringió notablemente el concepto del A. En primer lugar, sustrajo la esfera de<br />

la ciencia del ámbito del A., ya que esta esfera es la de la necesidad, o sea, de lo que no<br />

puede ser diferente de lo que es. En segundo lugar, dividió lo que cae fuera de la ciencia, o<br />

sea lo posible (que "puede ser de una manera o de otra"), en lo que pertenece a la acción y<br />

lo que pertenece a la producción. Objeto del A. es solamente lo posible que es objeto de<br />

producción. En este sentido se dice que la arquitectura es un A.; y el A. se define como el<br />

habito de producir cualquier cosa, acompañado de la razón (Et. nic., VI, 3-4). Así pues, el<br />

ámbito del A. se restringe en buena medida. La retórica y la poética son A., pero no es A.<br />

la analítica (la 1ógica), cuyo objeto es necesario. Son A. las manuales o mecánicas, como<br />

también lo es la medicina, pero no son A. ni la física ni la matemática. Este es por lo<br />

menos el punto de vista del Aristóteles maduro, ya que las paginas en que comienza la<br />

Metafísica parecen, en cambio, establecer una distinción meramente de grado entre el A. y<br />

la ciencia, colocando al A. mismo como intermediario entre la experiencia y la ciencia. Sin<br />

embargo, esas páginas concluyen con la afirmación de que la sabiduría es más bien<br />

conocimiento teorético que A. productivo (Net., I, 1,982 a 1 ss.). Pero esta distinción<br />

aristotélica no fue heredada en todo su rigor por el mundo antiguo y medieval. Los estoicos<br />

ampliaron de nuevo la noción de A. afirmando que "el A. es un conjunto de<br />

comprensiones", entendiendo por comprensión el asentimiento o una representación<br />

comprensiva (…); Y esta definición, en efecto, no permite distinguir el A. de la ciencia.<br />

Plotino, en cambio, formuló la distinción, ya que quería conservar el carácter<br />

contemplativo de la ciencia, distinguiendo las A. a base de su relación con la naturaleza.<br />

Por lo tanto, distingue la arquitectura y las A. análogas, que tienen su término en la<br />

fabricación de un objeto, de las que se limitan a ayudar a la naturaleza, como la medicina y<br />

la agricultura, y de las A. prácticas, como la retórica y la música, que tienden a obrar sobre<br />

los hombres, haciéndolos mejores o peores (Enn., IV, 4, 31).<br />

A partir del siglo I se denominaron "A. liberales" (o sea, dignas del hombre libre)<br />

en oposición a las A. manuales, nueve disciplinas, algunas de las cuales eran para<br />

Aristóteles ciencia y no arte. Estas disciplinas fueron enumeradas por Varrón: gramática,<br />

retórica, lógica, aritmética, geometría, astronomía, música, arquitectura y medicina. Más<br />

tarde, en el siglo V, Marciano Capella en las Bodas de Mercurio y de la filología redujo a<br />

siete las A. liberales (gramática, retórica, 1ógica, aritmética, geometría, astronomía y música),<br />

eliminando las que le parecían innecesarias a un ser puramente espiritual (incorpóreo), o sea, la<br />

arquitectura y la medicina, y estableciendo de tal manera el curriculum de estudios que se<br />

mantendría inmutable durante muchos siglos (…). Santo Tomás estableció la distinción entre A.<br />

liberales y A. serviles basándose en que las primeras se dirigen al trabajo de la razón y las segundas,<br />

en cambio, "a los trabajos ejercitados con el cuerpo, que en cierta manera son serviles, ya que el<br />

cuerpo se halla sometido servilmente al alma, y el hombre es libre conforme al alma" (…). La<br />

palabra A. sirvió, sin embargo, para designar, por mucho tiempo, no solamente las A.<br />

liberales sino también las A. mecánicas, o sea, los oficios; como ocurre todavía hoy que se<br />

entiende por A. o por artesano un oficio o a quien practica un oficio. Kant resumió las<br />

características tradicionales del concepto al distinguir, por un lado, el A. de la naturaleza y,<br />

por el otro, el de la ciencia; y distinguió en el A. mismo, el A. mecánica y el A. estética.<br />

Acerca de este último punto dice: "Cuando el A. conforme con el conocimiento de un<br />

objeto posible, cumple solamente las operaciones necesarias para realizarlo, es A.<br />

mecánica; si por el contrario tiene por finalidad inmediata el sentimiento de placer, es A.<br />

estética. Esta es A. placentera o A. bella. Es placentera cuando su finalidad es hacer que el<br />

placer acompañe a las representaciones en cuanto simples sensaciones; es bella cuando su<br />

finalidad es unir el placer a las representaciones como modos del conocimiento" (Crft. del<br />

juicio, § 44). En otros términos, el A. bella o las bellas A., es una especie de<br />

representación que tiene su finalidad en sí misma, dando, por lo tanto, un placer<br />

desinteresado, en tanto las A. placenteras tienden solamente al goce. A esta concepción<br />

del A. siguen recurriendo quienes ven en ella la liberación de las estrecheces de la<br />

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