11.02.2017 Views

He aquí yo estoy a la puerta y llamo - Robert J. Wieland

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

mismo ("se anonadó"), propia del agape o amor de<br />

Cristo, viene a resultar eliminada de un plumazo.<br />

Fue motivado por una preocupación meramente<br />

egocéntrica, o al menos, <strong>la</strong> esperanza de<br />

recompensa figuraba profundamente entremezc<strong>la</strong>da<br />

con su amor.<br />

En contraste, <strong>la</strong> verdadera enseñanza bíblica es<br />

que el sacrificio de Cristo fue auténticamente<br />

eterno e infinito. No murieron simplemente sus<br />

"restos mortales" (su cuerpo), sino que él mismo<br />

murió el equivalente a <strong>la</strong> "segunda muerte", <strong>la</strong><br />

muerte sin esperanza de resurrección. Siendo él el<br />

infinito Hijo de Dios, un sacrificio tal es <strong>la</strong> medida<br />

del amor infinito, más allá de nuestra capacidad<br />

para apreciarlo plenamente. Si bien fue sostenido<br />

por <strong>la</strong> bril<strong>la</strong>nte seguridad del favor de su Padre<br />

hasta el momento en que <strong>la</strong>s tinieb<strong>la</strong>s rodearon<br />

pesadamente el Calvario, entonces se cernió sobre<br />

su alma el horror de tinieb<strong>la</strong>s igualmente densas,<br />

que le hicieron exc<strong>la</strong>mar: "Dios mío, Dios mío,<br />

¿por qué me has desamparado?". El rostro del<br />

Padre se le ocultó totalmente. La plena carga de<br />

nuestra culpa pesaba sobre él. Entonces perdió de<br />

143

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!