11.02.2017 Views

He aquí yo estoy a la puerta y llamo - Robert J. Wieland

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

nunca antes habíamos parado <strong>la</strong> atención, lo único<br />

que eso muestra es que está avanzando hasta lo<br />

más profundo, y llegará finalmente hasta el fondo;<br />

y cuando encuentra <strong>la</strong> última cosa que es impura o<br />

sucia, es decir, en desacuerdo con su voluntad, y <strong>la</strong><br />

trae a nuestro conocimiento, y decimos: ‘prefiero al<br />

Señor que a eso’, entonces <strong>la</strong> obra está completa, y<br />

el sello del Dios viviente puede ser colocado sobre<br />

el carácter. [Congregación: ‘Amén’].<br />

Esa es <strong>la</strong> bendita obra de <strong>la</strong> santificación. Y<br />

sabemos que esa obra de santificación está<br />

avanzando en nosotros. Si el Señor quitase nuestros<br />

pecados sin nuestro conocimiento, ¿qué bien nos<br />

haría eso? Significaría simplemente convertirnos<br />

en máquinas. No es ese su propósito, de forma que<br />

quiere que sepamos cuándo son expulsados<br />

nuestros pecados, a fin de que podamos saber<br />

cuándo viene su justicia. Lo tenemos a él cuando<br />

nos entregamos a nosotros mismos. (General<br />

Conference Bulletin, 1893, p. 404).<br />

En re<strong>la</strong>ción con lo anterior, leemos de <strong>la</strong> pluma<br />

de E. White:<br />

46

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!