The Ruta Magazine Edicion 15v2

Hackberry y Kingman. Hacemos parada en el primero
de ellos y nos detenemos a tomar un refresco en el Angel
Delgadillo´s Barber Shop una antigua barbería de 1926,
regentada por el llamado “Angel de la Ruta 66”.
A Angel el negocio no le iba mal ya que nadie le quería
cortar el pelo a los indios en esos años, hasta que en
1978 el tráfico de la Ruta 66 fue absorbido por la interstatal
40 y Seligman y la barbería cayeron en el olvido. Ahora
esta barbería sobrevive reconvertida en un local mezcla
de museo, parque de juegos para los niños, heladería,
hamburguesería, y cafetería.
En Hackberry descubrimos un General Store, famoso
por tener una replica exacta de Rayo McQueen, nosotros
sin embargo no la encontramos. En su lugar tenemos un
Corvette blanco igualito al del Equipo A aparcado en la
puerta. Aprovechamos para mirar un poco la gran cantidad
de artículos y recuerdos de la Ruta 66: multitud de
placas, escudos de policías del mundo, mapas de la ruta,
ropa, etc. También hay un mapa del mundo con chinchetas
de todos los visitantes. Dejamos nuestra impronta en
Badajoz y Córdoba.
Apurando la Ruta 66 al máximo llegamos a Kingman
donde hay cosas tan interesantes como los depósitos de
agua de Santa Fe, el Museo de la Ruta 66, este último,
cerrado, por desgracia el tiempo nos la vuelve a jugar. Tomamos
algo en la cafetería Mr D´Z Route 66 Diner, que te
transportará a los años 50 antes de emprender el desvío
de la carretera madre hacia Las Vegas, en el Estado de
Nevada, el Estado plateado. Bien es cierto que volvemos
a salir de la Ruta 66 pero, ¿Cómo resistirse al encanto de
Las Vegas?
En mitad del desierto de Nevada a 50ºC, rodeados de
camiones que nos adelantan a más de 140 km/h, con un
viento caliente descorazonador y teniendo que rodar con
el sol de cara por rectas de 60 km. Hacemos un break a
80 km de Las Vegas en la presa Hoover, famosa por salir
en la película: Superman.
Finalmente llegamos a ciudad del pecado, rozando con
la medianoche y a unos asfixiantes 42ºC, casi me desmayo
esperando que se ponga verde un semaforo. Al día
siguiente, tras descansar, en una casa compartida con
una española y su pareja italiana, nos lanzamos a lo que
es sin duda, un parque de atracciones para mayores. No
importa que no te guste el juego, en Las Vegas sin duda
encontrarás algo que te apasione en cualquiera de sus insignes
casinos: El Venetian, El Caesar Palace, El Bellagio,
Luxor, New York, Paris, Camelot, etc. Pero también hay
sitio para tomarse algo en la cafetería temática de Harley
Davidson, comprarse algo de merchandising de Coca-Cola,
M&M o hacerse también la imprescindible foto
en el famoso cartel de “Welcome to Las Vegas”.
Al día siguiente, salimos temprano de Las Vegas rumbo
al Valle de la Muerte, ya en California (El Estado dorado)
famoso por ser el lugar con las temperaturas más altas
del planeta. En 2006 se registraron 58,1ºC, cuenta también
con el punto más bajo de los EEUU con -85 m en
Badwater.
El Valle de la Muerte es una región yerma pero con un
abundante espectro de colores que parecen sacados de
la paleta de un artista. Un paisaje desolado que te transporta
otro planeta, y aunque las condiciones de vida son
extremas tenemos la gran suerte de cruzarnos con una
correcaminos.
Por cierto, no tienen nada que ver con los de los dibujos
animados, eso si, corren una barbaridad.
Nuestra siguiente parada es Mammoth Lakes, un bonito
pueblo inmerso en un frondoso bosque al pie de las montañas,
prueba de los increíbles y numerosos contrastes
que experimentas al cruzar Estado Unidos, pasando del
desolador desierto al bosque en escasas horas.
Nuestro anfitrión será Daniel Kass subcampeón olímpico
en 2002 y 2006 de snowboard, cosa que descubro al ver
una felicitación del mismísimo Presidente de los Estados
Unidos George W. Bush. El mismo Daniel me reconoce
tan grandioso mérito no sin un atisbar un poco de pudor