Revista YOGA + 74

algo nos viene a enseñar. Indagarnos en
nuestras profundidades qué es lo que
viene a mostrarnos, qué acciones tomar,
para que luego entonces ella se retire
suavemente de nuestras vidas. Dejar la
ansiedad atrás, no depende de las circunstancias
externas, de los demás que
equivocadamente creemos “que nos
complican la vida”, ni de pastillas que la
anestesien. Dejar la ansiedad atrás está
en nuestras manos, es nuestra responsabilidad
y sobre todo, se necesita de
un trabajo amoroso y dedicado hacia
nosotros mismos, que sí o sí debe tener
en cuenta estas dos grandes visiones y
llevarlas a cabo:
✓ Hacer realidad hoy, la vida que sueñas para mañana
¿Por qué posponer las cosas que sientes hacer ahora? ¿Es
miedo? Pues hagámoslo igual, atravesemos el miedo. Algo
superior siempre nos acompaña y nos ayuda para que todo
salga como tiene que ser, cuando hacemos realmente lo que
sentimos hacer. De eso se trata, confiar. Ve realizando tu
camino verdadero, aquel que dicte tu alma, desde pocas y
pequeñas acciones a muchas y determinantes. Poniendo tu
convicción, coraje, confianza plena, y toda tu capacidad y
pasión a rodar.
✓ Suelta las expectativas
+
Sólo puedes manejar tus acciones y no
los resultados que dependen de algo superior.
Si sueñas con ser guitarrista, pues
empieza a estudiar guitarra, practica
diariamente, involúcrate, toca en alguna
banda. Tu vida tiene que ser “la guitarra”.
Pon todo tu entusiasmo, capacidad y
amor independientemente de los resultados,
sin importarte verdaderamente
si logras vivir de eso o no, si te volverás
famoso o no. Uno llega a sentirse tranquilo
cuando direcciona correctamente
sus energías y luego queda soltar, porque
los resultados son del Universo.
Dándole especial atención a estos dos actitudes de vida tan
importantes vas a empezar a notar una gran disminución
de ansiedad en tu vida. Un caminar “en y hacia” este maravilloso
estado emocional, que es lo que buscamos todos,
inconscientemente, y no sabemos cómo alcanzarlo:
✓ Amar tu presente tal y como está.
Descansar cómodamente en él con un placer absoluto. Dejando
atrás esa incómoda sensación de que siempre falta alcanzar
algo para sentirnos felices.
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