La sirena varada: Año 1, Número 1
El primer número de La sirena varada: Revista literaria bimestral.
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alas expuestas en las vitrinas del ser<br />
humano, reservados los distintos calibres<br />
y los asientos de pasillo o ventanilla<br />
correspondiente.<br />
«Repetición es también el nombre<br />
genérico y científico que se da a esa<br />
figura que se crea cuando en un escrito<br />
abundan los mismos sonidos»,<br />
las mismas palabras, los mismos versos,<br />
los mismos silencios, las mismas<br />
complicidades.<br />
<strong>La</strong>s figuras de repetición, son la luz<br />
de otro día que tal vez llegue y nos<br />
traiga los mismos desatinos. Como<br />
entreacto de las horas, la misma agitación<br />
en los colores que no se quisieron<br />
quedar dentro, la misma cafeína que<br />
nos despierta cada mañana.<br />
Cuando te levantas, ¡menos mal,<br />
conmigo! y apenas se quiebra el aire<br />
que a los dos nos roza, en la desazón de<br />
la entrevela, bailan los mismos sonidos<br />
en las mismas palabras repetidas. Ayer,<br />
hoy y mañana, las mismas canciones<br />
de aniversario: apaga el despertador…,<br />
corre las persianas…, no digas que no<br />
te quiero…, quita el café cuando suba…,<br />
abre el balcón para que respire la casa…<br />
No me ves, no me ves, no me ves: anda<br />
bobo ven y dame un beso como ayer, de<br />
buena mañana.<br />
<strong>La</strong>s figuras de repetición siempre son<br />
constantes, tanto para el alivio como<br />
para la desazón, para la tortura o la absolución,<br />
para la inquietud o la calma.<br />
Matan o reviven para poder así unificar<br />
el poema, para darlo forma y ritmo, para<br />
santificarlo o crucificarlo. A un disparo<br />
le sigue otro disparo y una piedra al cristal<br />
de los charcos de la vida y luz de un<br />
rojo constante y griterío y voces nerviosas<br />
y <strong>sirena</strong>s y llanto y llanto de funeral o<br />
nacimiento. <strong>La</strong>tidos, que acompasados<br />
se detienen un instante, para luego ser y<br />
volver a ser con mucha más intensidad<br />
los reyes del pueblo protagonista.<br />
Primero la madera, por supuesto,<br />
luego el hierro y el acero, después la<br />
carne y al final todas las ascuas del<br />
pensamiento por decir, ese que conduce<br />
irremisiblemente a no mostrar el<br />
desatino, ni la muerte, ni tan siquiera<br />
el cortejo de negro repetido. El poeta,<br />
nació después de muchísimo esfuerzo<br />
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