Manual de Diplomado en Valores

Para tener en cuenta!
Casi toda nuestra vida moral consiste en desarrollar libremente unas
capacidades que nos hemos encontrado cuando venimos al mundo. Estas
capacidades tienen sus leyes propias –no nos lo inventamos los hombres- así la
inteligencia tiene un modo propio de intuir y razonar; la voluntad tiene sus leyes y lo
mismo sucede con las otras capacidades: la libertad, el amor, la amistad, la
felicidad. Podemos elegir y desarrollar libremente, pero no inventarlas. Podemos
querer tener buenos amigos, pero no decidimos en qué consiste la amistad.
Deseamos ser felices y lo intentamos de diferentes maneras, pero no inventamos la
felicidad. La moral no depende de los gustos de cada uno. No la creamos según
lo que nos apetece o según nuestras opiniones. No da lo mismo comportarse de un
modo o de otro. Nuestras opiniones no cambian la realidad.
El saber moral es difícil y delicado, pero es un saber precioso e importantísimo
para el hombre, hay modos de orientarse sobre lo bueno y lo malo. La naturaleza
responde bien a lo que le conviene y mal a lo que no. Físicamente las
equivocaciones o aciertos se notan: nos sentimos mal o bien según un alimento era
apropiado o no. En el campo moral es un poco distinto. Los errores y aciertos en el
uso de la libertad no se sienten físicamente, pero se perciben de alguna manera. El
obrar bien deja siempre una huella de felicidad –se perciben como bellas y
deseables-, y cuando son muy buenas suscitan admiración y deseo de imitarlas
mientras que el obrar mal, deja insatisfacción y disgusto, suscitando el rechazo
espontáneo (por eso decimos que uno se siente bien o se siente mal según el obrar).
Claro que se puede “perder el buen gusto” y llegar a ver como bonito o deseable lo
que es feo y odioso –por ejemplo, llegar a disfrutar haciendo sufrir a un animal o
torturando a un hombre-, pero esto es producto de una deformación. Conclusión: si
existe un modo de vivir digno del hombre, vale la pena hacer todo lo posible para
encontrarlo.
«El hombre no puede vivir sin amor. Permanece para sí mismo un ser
incomprensible, su vida está privada de sentido, si no le es revelado el amor, si no
se encuentra con el amor, si no lo experimenta y no lo hace propio, si no participa
en él vivamente». (Juan Palo II)
Son los hechos los que tienen que acomodarse a la moral y no la moral a los
hechos. Es una tentación hipócrita construir una moral partiendo de la defensa del
egoísmo, lo contrario es la definición misma de inmoralidad. Ni tu ni yo no somos la
fuente de moralidad, es decir, no es la persona individual la que decide si esto es
bueno o malo según le guste, le convenga o le apetezca en cada momento.
La moral tiene tres grandes apartados fundamentales. La que se refiere a la
relación con los demás (los deberes de justicia y solidaridad), la que se refiere a la
35