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LA GUERRA DE LAS MUJERES

A la acción, intriga y rapidez descriptiva se suma el amor, con su inevitable acompañamiento de celos y rivalidad femenina, pues las dos protagonistas de esta excelente novela se enamorarán del mismo hombre. Dumas recrea una estampa de la guerra de La Fronda, con dos personajes que quieren ser los equivalentes femeninos de sus célebres mosqueteros: la astuta y encendida amante del duque Epernón, Nanón de Lartigues, y la rubia y valerosa Claire de Cambes.

A la acción, intriga y rapidez descriptiva se suma el amor, con su inevitable acompañamiento de celos y rivalidad femenina, pues las dos protagonistas de esta excelente novela se enamorarán del mismo hombre. Dumas recrea una estampa de la guerra de La Fronda, con dos personajes que quieren ser los equivalentes femeninos de sus célebres mosqueteros: la astuta y encendida amante del duque Epernón, Nanón de Lartigues, y la rubia y valerosa Claire de Cambes.

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mirando fijamente al revoltoso.<br />

—¿Qué me falta?<br />

—Sí, ¿qué te falta? ¿Tienes tu ración de pan?<br />

—Sí, comandante.<br />

—¿Tu ración de vianda?<br />

—Sí, comandante.<br />

—¿Tu ración de vino?<br />

—Sí, comandante.<br />

—¿Estás mal alojado?<br />

—No.<br />

—¿Se te debe algo atrasado?<br />

—No.<br />

—Entonces, habla, di lo que deseas, lo que quieres, lo que significan esos<br />

murmullos.<br />

—Significan que nos batimos contra nuestro rey, y que esto es duro a un<br />

soldado francés.<br />

—¿Según eso, te pesa no servir a Su Majestad?<br />

—¡Oh! Sí.<br />

—¿Y quieres reunirte con tu rey?<br />

—Sí —contestó el soldado, que engañado por la calma de Richón, creía<br />

que la cosa terminaría por excluirle de las filas.<br />

—Está bien —dijo Richón asiendo al hombre por su cintura—; pero como<br />

las puertas están cerradas, será preciso que tomes el único camino que te<br />

queda.<br />

—¿Cuál? —preguntó el soldado aturdido.<br />

—Éste —contestó Richón levantándole con su brazo de Hércules y<br />

lazándole por encima del parapeto.<br />

El soldado dio un grito, y fue a caer al foso, que por su suerte estaba lleno<br />

de agua.<br />

Un silencio imponente acogió esta acción de vigor.<br />

Richón creyó haber apaciguado la sedición; y como el jugador que arriesga<br />

el todo, se volvió hacia sus tropas.

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