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EL DISCO.<br />
RECUPERADO.<br />
Power Of Dreams<br />
ts And Me<br />
Polydor, 1990<br />
INDIE<br />
9<br />
/ EN 1990 EL POP ALTERNATIVO de las<br />
Islas estaba en una encrucijada entre los<br />
últimos coletazos de la era C-86, el shoegaze y<br />
el desmadre de Madchester. Esta tierra de nadie<br />
dio cobijo a bandas sin etiquetas que tuvieron<br />
su momento de gloria justo antes que el britpop<br />
glorificara el revival sin complejos. Formados en<br />
Dublín por los hermanos Craig (voz, guitarra) y<br />
Keith Walker (batería) y el bajista Michael Lennon,<br />
Power Of Dreams irrumpieron (EP inicial aparte)<br />
con un memorable debut para Polydor. Sobriedad<br />
instrumental para canciones bien construidas:<br />
guitarras mayormente limpias y acústicas, estribillos<br />
rotundos, guiños al folk local. Ante todo, una<br />
luminosidad melódica exultante y melancólica a<br />
partes iguales, combinada con baterías fogosas y<br />
un romanticismo adolescente que les hacía distintos.<br />
Más allá del título del álbum, el cinismo y la<br />
ironía brillan aquí por su ausencia.<br />
PERO SI UN TEMA DOMINa el álbum es el de la<br />
pérdida de la inocencia. The Jokes On Me, Talk y<br />
la vibrante Stay destilan su propuesta, con referencias<br />
al acoso escolar y las miserias del mundo<br />
adulto. La voz vulnerable del compositor Craig<br />
Walker expresa desencanto con naturalidad y<br />
una rara candidez que no empalaga. Se suceden<br />
fracasos sentimentales (Had You Listened, Where<br />
Is The Love, la preciosa Máire I Don’t Love You), que<br />
se benefician de una sensibilidad a flor de piel.<br />
La inspiración compositiva de Walker brilla con<br />
puntuales momentos airados (Never Told You), maravillas<br />
pop como Bring You Down o el encantador<br />
ritmo trotón de Much Too Much (o cómo soportar<br />
con estoicismo el matonismo en el patio de recreo).<br />
Hasta se atreven a lanzarle una divertida andanada<br />
a sus compatriotas U2 –entonces, en la resaca<br />
del gigantismo filoamericano de Rattle & Hum– y a<br />
la cultura rave dominante: Never Been To Texas.<br />
La emocionante e intensa 100 Ways To Kill A Love<br />
cierra un disco de una pureza y coherencia exquisitas,<br />
que tres décadas después mantiene intacto<br />
su poderoso encanto, gracias en no poca medida<br />
a la producción naturalista del escocés Ray Shulman<br />
(The Sundays, Ian McCulloch).<br />
JOYA ATEMPORAL OLVIDADA, en su momento disfrutó<br />
de cierto recorrido en Japón, Francia, Irlanda<br />
y Reino Unido. Y les sirvió para ser enrolados en<br />
la gira mundial de los gótico-hippies The Mission<br />
(con quienes pasarían por nuestro país). Su segundo<br />
trabajo llegaría dos años después. Pero la<br />
avalancha britpopera era inminente y, como otros<br />
grupos que hacían bandera de la tristeza, Power<br />
Of Dreams serían injustamente sepultados.<br />
—JC PEÑA<br />
“<br />
Adalides del rap metal, Body Count<br />
vuelven a la carga con Carnivore<br />
(Cantury Media, 20), su tercer largo en la<br />
segunda etapa en su carrera emprendida<br />
por los californianos en 2009. El icónico<br />
rimador Ice-T nos descubre los detalles<br />
de esta salvajada perpetrada a golpe de<br />
riff lacerante y versos amenazantes.<br />
LA RESPONSABLE DE PRENSA de la discográfica<br />
está contenta, dice que Ice-T hoy está de<br />
buen humor y que seguramente le sacaremos<br />
una buena entrevista. El tono del icónico rapero<br />
al otro lado de la línea telefónica así lo corrobora.<br />
Por si acaso decido hacerle un poco la pelota. Joder,<br />
es uno de los padres del gangsta rap y eso impone un<br />
poco. Lo creo firmemente, pero le insisto en lo bueno<br />
que me ha parecido su nuevo disco al frente de Body<br />
Count. Eso y que puede que este sea su trabajo más<br />
brutal... Ice o T, lo cierto es que no sé cómo llamarle<br />
(descarto Mr. T, porque Mr. T solo hay uno y es el del<br />
El Equipo A) duda en su respuesta. “No estaría forzosamente<br />
de acuerdo con esta afirmación”, se lanza<br />
finalmente. “Hay temas muy cañeros en el disco,<br />
sí, pero como en todos los discos que he hecho con<br />
Body Count. También es verdad que cada vez que nos<br />
metemos en el estudio intentamos sonar más y más<br />
fuerte. Así que puede que sí, que este sea un poco más<br />
brutal que el resto”. También puede que sea su obra<br />
más decididamente política. En el tema de las letras el<br />
rimador californiano explica que tiene una fórmula<br />
que pone en práctica cada vez que tiene que grabar un<br />
nuevo disco. “Siempre recurro a algunos de los temas<br />
que más me preocupan y me ponen de mala leche. Si<br />
os han gustado nuestros discos anteriores, en este vais<br />
a encontrar temas que hablan de las mismas cosas<br />
pero con un envoltorio sonoro diferente y, espero, que<br />
mejor”, sentencia añadiendo que espera que sus canciones<br />
sean suficientemente universales como para<br />
“Puedo hacer el disco<br />
que me dé la gana<br />
cuando me dé la gana”<br />
Body Count<br />
El pecado de la carne<br />
que puedan interesar tanto a un tipo de California como a<br />
un seguidor español. “Al fin y al cabo, estoy seguro de que<br />
nos afectan las mismas cosas”.<br />
GRABADO EN NUEVA JERSEY con Will Putney de productor<br />
y colaboraciones de gente como como Amy Lee<br />
de Evanescence, Jamey Jasta de Hatebreed, Riley Gale<br />
de Power Trip o Dave Lombardo, Carnivore es un disco<br />
a cara de perro, diez temas a degüello y pa’ casa. “No me<br />
gustan los discos que duran más de cuarenta minutos.<br />
La peña va en coche y difícilmente conducen más de<br />
media hora o cuarenta minutos, y esa es la medida ideal<br />
para el minutaje de un disco. Si haces un disco de setenta<br />
minutos acabará siendo un coñazo. Prefiero hacer un<br />
disco corto y que la gente lo pueda escuchar de principio<br />
a fin que no uno extremadamente largo con el que nunca<br />
lleguen al final”. Un repertorio corto pero intenso, como<br />
todo lo bueno en esta vida, en el que destacan temas<br />
como The Hate Is Real, una reformulación en clave metalera<br />
de su clásico en solitario Colors y una versión del Ace<br />
Of Spades de Motörhead con la que siguen con la tradición<br />
de apropiarse de un clásico de una de sus bandas<br />
de cabecera: en Manslaughter (14) hicieron Institutionalized<br />
de Suicidal Tendencies y en Bloodlust (17) Reign In<br />
Blood de Slayer. “Si escuchas atentamente a Body Count<br />
percibirás que tras nuestra música está la influencia de<br />
bandas como Black Sabbath, Slayer, etcétera. Cop Killer<br />
es puro Motörhead, así que ya era hora de que les rindiésemos<br />
homenaje”. Eso sí, Ice-T conoció al legendario<br />
líder de Motörhead cuando coincidieron en la grabación<br />
del tema Born To Raise Hell para la banda sonora de la<br />
película Cabezas huecas. “Era un tipo de puta madre. Alguien<br />
que sabía perfectamente que no tenía que demostrar<br />
nada porque ya lo había logrado todo. Una persona<br />
totalmente original y sin prejuicios. Yo era un rapero y<br />
él un icono del rock, pero congeniamos a la perfección.<br />
Fue genial poder trabajar con él. Dios le bendiga. Fue<br />
una gran pérdida. Era un tipo genuino y a mí me gusta la<br />
gente genuina”. —ORIOL RODRÍGUEZ<br />
R<br />
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abril <strong>2020</strong> #27