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MondoSonoro Abril 2020

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EL DISCO.<br />

RECUPERADO.<br />

Power Of Dreams<br />

ts And Me<br />

Polydor, 1990<br />

INDIE<br />

9<br />

/ EN 1990 EL POP ALTERNATIVO de las<br />

Islas estaba en una encrucijada entre los<br />

últimos coletazos de la era C-86, el shoegaze y<br />

el desmadre de Madchester. Esta tierra de nadie<br />

dio cobijo a bandas sin etiquetas que tuvieron<br />

su momento de gloria justo antes que el britpop<br />

glorificara el revival sin complejos. Formados en<br />

Dublín por los hermanos Craig (voz, guitarra) y<br />

Keith Walker (batería) y el bajista Michael Lennon,<br />

Power Of Dreams irrumpieron (EP inicial aparte)<br />

con un memorable debut para Polydor. Sobriedad<br />

instrumental para canciones bien construidas:<br />

guitarras mayormente limpias y acústicas, estribillos<br />

rotundos, guiños al folk local. Ante todo, una<br />

luminosidad melódica exultante y melancólica a<br />

partes iguales, combinada con baterías fogosas y<br />

un romanticismo adolescente que les hacía distintos.<br />

Más allá del título del álbum, el cinismo y la<br />

ironía brillan aquí por su ausencia.<br />

PERO SI UN TEMA DOMINa el álbum es el de la<br />

pérdida de la inocencia. The Jokes On Me, Talk y<br />

la vibrante Stay destilan su propuesta, con referencias<br />

al acoso escolar y las miserias del mundo<br />

adulto. La voz vulnerable del compositor Craig<br />

Walker expresa desencanto con naturalidad y<br />

una rara candidez que no empalaga. Se suceden<br />

fracasos sentimentales (Had You Listened, Where<br />

Is The Love, la preciosa Máire I Don’t Love You), que<br />

se benefician de una sensibilidad a flor de piel.<br />

La inspiración compositiva de Walker brilla con<br />

puntuales momentos airados (Never Told You), maravillas<br />

pop como Bring You Down o el encantador<br />

ritmo trotón de Much Too Much (o cómo soportar<br />

con estoicismo el matonismo en el patio de recreo).<br />

Hasta se atreven a lanzarle una divertida andanada<br />

a sus compatriotas U2 –entonces, en la resaca<br />

del gigantismo filoamericano de Rattle & Hum– y a<br />

la cultura rave dominante: Never Been To Texas.<br />

La emocionante e intensa 100 Ways To Kill A Love<br />

cierra un disco de una pureza y coherencia exquisitas,<br />

que tres décadas después mantiene intacto<br />

su poderoso encanto, gracias en no poca medida<br />

a la producción naturalista del escocés Ray Shulman<br />

(The Sundays, Ian McCulloch).<br />

JOYA ATEMPORAL OLVIDADA, en su momento disfrutó<br />

de cierto recorrido en Japón, Francia, Irlanda<br />

y Reino Unido. Y les sirvió para ser enrolados en<br />

la gira mundial de los gótico-hippies The Mission<br />

(con quienes pasarían por nuestro país). Su segundo<br />

trabajo llegaría dos años después. Pero la<br />

avalancha britpopera era inminente y, como otros<br />

grupos que hacían bandera de la tristeza, Power<br />

Of Dreams serían injustamente sepultados.<br />

—JC PEÑA<br />

“<br />

Adalides del rap metal, Body Count<br />

vuelven a la carga con Carnivore<br />

(Cantury Media, 20), su tercer largo en la<br />

segunda etapa en su carrera emprendida<br />

por los californianos en 2009. El icónico<br />

rimador Ice-T nos descubre los detalles<br />

de esta salvajada perpetrada a golpe de<br />

riff lacerante y versos amenazantes.<br />

LA RESPONSABLE DE PRENSA de la discográfica<br />

está contenta, dice que Ice-T hoy está de<br />

buen humor y que seguramente le sacaremos<br />

una buena entrevista. El tono del icónico rapero<br />

al otro lado de la línea telefónica así lo corrobora.<br />

Por si acaso decido hacerle un poco la pelota. Joder,<br />

es uno de los padres del gangsta rap y eso impone un<br />

poco. Lo creo firmemente, pero le insisto en lo bueno<br />

que me ha parecido su nuevo disco al frente de Body<br />

Count. Eso y que puede que este sea su trabajo más<br />

brutal... Ice o T, lo cierto es que no sé cómo llamarle<br />

(descarto Mr. T, porque Mr. T solo hay uno y es el del<br />

El Equipo A) duda en su respuesta. “No estaría forzosamente<br />

de acuerdo con esta afirmación”, se lanza<br />

finalmente. “Hay temas muy cañeros en el disco,<br />

sí, pero como en todos los discos que he hecho con<br />

Body Count. También es verdad que cada vez que nos<br />

metemos en el estudio intentamos sonar más y más<br />

fuerte. Así que puede que sí, que este sea un poco más<br />

brutal que el resto”. También puede que sea su obra<br />

más decididamente política. En el tema de las letras el<br />

rimador californiano explica que tiene una fórmula<br />

que pone en práctica cada vez que tiene que grabar un<br />

nuevo disco. “Siempre recurro a algunos de los temas<br />

que más me preocupan y me ponen de mala leche. Si<br />

os han gustado nuestros discos anteriores, en este vais<br />

a encontrar temas que hablan de las mismas cosas<br />

pero con un envoltorio sonoro diferente y, espero, que<br />

mejor”, sentencia añadiendo que espera que sus canciones<br />

sean suficientemente universales como para<br />

“Puedo hacer el disco<br />

que me dé la gana<br />

cuando me dé la gana”<br />

Body Count<br />

El pecado de la carne<br />

que puedan interesar tanto a un tipo de California como a<br />

un seguidor español. “Al fin y al cabo, estoy seguro de que<br />

nos afectan las mismas cosas”.<br />

GRABADO EN NUEVA JERSEY con Will Putney de productor<br />

y colaboraciones de gente como como Amy Lee<br />

de Evanescence, Jamey Jasta de Hatebreed, Riley Gale<br />

de Power Trip o Dave Lombardo, Carnivore es un disco<br />

a cara de perro, diez temas a degüello y pa’ casa. “No me<br />

gustan los discos que duran más de cuarenta minutos.<br />

La peña va en coche y difícilmente conducen más de<br />

media hora o cuarenta minutos, y esa es la medida ideal<br />

para el minutaje de un disco. Si haces un disco de setenta<br />

minutos acabará siendo un coñazo. Prefiero hacer un<br />

disco corto y que la gente lo pueda escuchar de principio<br />

a fin que no uno extremadamente largo con el que nunca<br />

lleguen al final”. Un repertorio corto pero intenso, como<br />

todo lo bueno en esta vida, en el que destacan temas<br />

como The Hate Is Real, una reformulación en clave metalera<br />

de su clásico en solitario Colors y una versión del Ace<br />

Of Spades de Motörhead con la que siguen con la tradición<br />

de apropiarse de un clásico de una de sus bandas<br />

de cabecera: en Manslaughter (14) hicieron Institutionalized<br />

de Suicidal Tendencies y en Bloodlust (17) Reign In<br />

Blood de Slayer. “Si escuchas atentamente a Body Count<br />

percibirás que tras nuestra música está la influencia de<br />

bandas como Black Sabbath, Slayer, etcétera. Cop Killer<br />

es puro Motörhead, así que ya era hora de que les rindiésemos<br />

homenaje”. Eso sí, Ice-T conoció al legendario<br />

líder de Motörhead cuando coincidieron en la grabación<br />

del tema Born To Raise Hell para la banda sonora de la<br />

película Cabezas huecas. “Era un tipo de puta madre. Alguien<br />

que sabía perfectamente que no tenía que demostrar<br />

nada porque ya lo había logrado todo. Una persona<br />

totalmente original y sin prejuicios. Yo era un rapero y<br />

él un icono del rock, pero congeniamos a la perfección.<br />

Fue genial poder trabajar con él. Dios le bendiga. Fue<br />

una gran pérdida. Era un tipo genuino y a mí me gusta la<br />

gente genuina”. —ORIOL RODRÍGUEZ<br />

R<br />

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FOTO: ARCHIVO<br />

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abril <strong>2020</strong> #27

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