El-Búho-de-Minerva-n2

Universidad Virtual Atenea de México 85
herramientas teóricas del
investigador académico no es una
operación totalmente preclusa
para quién tenga esa voluntad: el
vocabulario nunca excede en
tecnicismos cuyo contexto debe
de estar seguramente en otro
libro, así como los temas más
arduos no se vuelven nunca
totalmente inaccesibles sino
obligan a una lectura detenida y
reflexiva, sobretodo para un
público no competente en las
materias más abstractas de las
ciencias humanas.
Considerada, entonces, la
división maniquea entre la
naturaleza de obra de divulgación
de la primera parte y los últimos
tres capítulos que mantienen una
posibilidad de una lectura
extensiva y fluyente solo para
expertos ¿es posible afirmar que
Teorías de la lectura es
fundamentalmente una obra que
debería ser considerada para dos
públicos diferentes según la
porción que se considere? La
respuesta no puede ser tan clara
como el lector de una reseña
podría desear, ya que la misma
organización del texto de Littau
juega en buena medida con las
expectativas de cualquier lector
que se embarque en su lectura.
Seguramente cabe registrar una
importante distancia entre una
primera parte que entretiene
fácilmente cualquier lector, con
reflexiones sobre funciones y
posibilidades de la lectura a
través del tiempo y de los
contextos sociales y tecnológicos,
y una segunda parte que marca
cuanto ciertas reflexiones sobre el
valor del texto mismo y de la
tarea de interpretarlo no pueden
quedarse fuera del sector,
existente y sumamente complejo,
entre sus hallazgos y sus
falacias, del estudio teórico
académico de la relación lengualiteratura.
Si de un lado el fruidor
competente puede disfrutar de
anécdotas y contextualizaciones
sobre la percepción del acto de