padreen - Universidad de Desarrollo Sustentable
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210 El padre que nunca conocí<br />
las palabras: "Quiero que mi Padre esté orgulloso <strong>de</strong> mí." Y<br />
necesitamos ser motivados con el conocimiento <strong>de</strong> que Dios es<br />
unPadre que nos abrazará con estas palabras: "Est9Y orgulloso<br />
<strong>de</strong> ti, hijo." A eso se refiere el vínculo entre padre e hijo.<br />
En 1988, en uno <strong>de</strong> los cuatro juegos finales <strong>de</strong> liguilla <strong>de</strong><br />
baloncesto <strong>de</strong> la Asociación Atlética Nacional Universitaria,<br />
había dos notables padres viendo a sus hijos seguir en sus<br />
huellas. Los Jayhawks <strong>de</strong> la <strong>Universidad</strong> <strong>de</strong> Kansas jugaban<br />
contra los Sooners <strong>de</strong> Oklahoma. En la cancha estaban Danny<br />
Manning, "jugador universitario <strong>de</strong>l año", y Scooter Barry. En<br />
el banco estaba el padre <strong>de</strong> Danny, uno <strong>de</strong> los entrenadores <strong>de</strong><br />
Kansas. En las gra<strong>de</strong>rías estaba el padre <strong>de</strong> Scooter, Rick<br />
Barry, una antigua estrella <strong>de</strong> la Asociación Nacional <strong>de</strong> Baloncesto.<br />
Cuando las cámaras enfocaban a esos dos padres en<br />
varias etapas <strong>de</strong>l juego, se notaba que estaban viviendo el<br />
momento con sus hijos. Esos orgullosos padres estaban complacidos<br />
porque les tocaba a sus hijos enfrentar las presiones<br />
<strong>de</strong>l gran juego y brillar.<br />
Los juegos <strong>de</strong> campeonato con frecuencia terminan haciendo<br />
tiros libres en los últimos momentos <strong>de</strong>l juego. Ése no fue la<br />
excepción. En los dos minutos finales con el juego por <strong>de</strong>cidirse,<br />
los dos hijos tuvieron que hacer tiros libres. En ambos casos, el<br />
padre que veía parecía más nervioso que el hijo <strong>de</strong>tenido en la<br />
línea <strong>de</strong> foul. Porque los dos padres habían jugado baloncesto,<br />
ambos habían estado allí, y conocían la presión que sus hijos<br />
sentían. La estaban reviviendo a través <strong>de</strong> la experiencia <strong>de</strong><br />
sus hijos. Y cuando los tiros libres entraban en el aro, nadie<br />
estaba más emocionado que esos dos padres.<br />
No pu<strong>de</strong> menos que ver una imagen <strong>de</strong> Dios el Padre en esos<br />
dos padres. A veces Dios <strong>de</strong>be <strong>de</strong> estar junto a mí en mis<br />
momentos <strong>de</strong> presión. Es Dios el Padre animándome, sufriendo<br />
conmigo y compartiendo mis triunfos y alegrías.<br />
Jesús usó las parábolas <strong>de</strong> la oveja perdida, <strong>de</strong> la moneda<br />
perdiday <strong>de</strong>l hijo pródigo para subrayar la celebración gozosa<br />
<strong>de</strong> Dios y los ángeles por un pecador perdido a quien se encuentra.<br />
Cuando vayamos a estar con el Señor, celebraremos<br />
la reunión gozosa en "la cena <strong>de</strong> las bodas <strong>de</strong>l Cor<strong>de</strong>ro"<br />
(Apocalipsis 19:9). Cuando Él nos encuentra se goza, y cuando<br />
En las huellas <strong>de</strong> mi padre 211<br />
nos lleva a la eternidad se goza. Nuestra vida está enmarcada<br />
por las celebraciones gozosas <strong>de</strong> Dios. En el medio está nuestra<br />
oportunidad <strong>de</strong> caminar en las huellas <strong>de</strong> JesÚcristo.<br />
Me acordé inesperadamente otra vez <strong>de</strong> mi vínculo con Dios<br />
mi Padre mientras veía "en vivo" uno <strong>de</strong> esos raros momentos<br />
en los <strong>de</strong>portes televisados. Eran las finales <strong>de</strong>l campeonato<br />
para hombres en Wimbledon en 1987. El australiano <strong>de</strong><br />
veintidós años, Pat Cash, acababa <strong>de</strong> ganarle en juegos consecutivos<br />
a Iván Len<strong>de</strong>l. Cash, un competidor con poca probabilidad<br />
<strong>de</strong> ganar, clasificado número once, había <strong>de</strong>rrotado al<br />
jugador número uno <strong>de</strong>l mundo. A mitad <strong>de</strong> las gra<strong>de</strong>rías<br />
estaba el padre <strong>de</strong> Pat, un viejo jugador <strong>de</strong> fútbol, hombre<br />
gran<strong>de</strong> y exuberante, vitoreándolo con sus brazos en el aire<br />
mientras su hijo salía <strong>de</strong> la cancha. Generalmente, hay una<br />
espera <strong>de</strong> cinco a diez minutos antes que el ganador pueda<br />
saludar a su familia y entrenadores. Pero Pat Cash tenía otros<br />
planes. Cuando salió <strong>de</strong> la cancha, se dirigió directamente a su<br />
padre.<br />
La cámara lo siguió mientras subía las gra<strong>de</strong>rías sobre<br />
asientos y barreras dirigiéndose hacia don<strong>de</strong> lo esperaba su<br />
padre <strong>de</strong> pie. Los dos se abrazaron, el padre gran<strong>de</strong> y corpulento<br />
y su hijo <strong>de</strong>lgado y joven. Nadie pensó en falta <strong>de</strong> respeto. Al<br />
contrario, era algo espontáneo. En ese momento, todos en el<br />
estadio y todos los que veían la televisión sabían lo que significaba<br />
... los que tenían padres buenos, los quetenían padres<br />
<strong>de</strong>ficientes, y los que no tenían padres. Ese momento nos<br />
recordó como pue<strong>de</strong> ser. Un padre y su hijo o hija pue<strong>de</strong>n<br />
compartir un vínculo po<strong>de</strong>roso y afectivo.<br />
Para mí era más que un jugador <strong>de</strong> tenis y su padre. La<br />
realidad es que pue<strong>de</strong> ser <strong>de</strong> esa manera entre nosotros y Dios<br />
nuestro Padre. La escena se convirtió en una ventana <strong>de</strong> la<br />
dinámica espiritual <strong>de</strong> Dios y sus hijos. Imaginé a nuestro<br />
exuberante Padre celestial animándonos, sus brazos levantados<br />
en el aire en señal <strong>de</strong> victoria. Lo vi a usted y me vi a mí<br />
mismo pensando en una cosa: subir en línea recta adon<strong>de</strong> está<br />
nuestro Padre en las gra<strong>de</strong>rías, <strong>de</strong>sistiendo <strong>de</strong> todas las<br />
felicitaciones <strong>de</strong> los hombres. Imaginé el fuerte abrazo <strong>de</strong><br />
nuestro expectante Padre a quien <strong>de</strong>bemos todo. Y oí a nuestro