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182 El padre que nunca conocí<br />
Dios nos pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>jarfracasar, negar el éxito, y hasta frustrar<br />
nuestros planes "espirituales" en su interés paternal por<br />
purificar nuestros motivos y aspiraciones.<br />
Nuestras bendiciones circunstanciales<br />
He imaginado la mirada fija, perpleja y vacía <strong>de</strong> Juan el<br />
Bautista mientras volvía a reclinarse en el <strong>de</strong>sma<strong>de</strong>jado piso<br />
<strong>de</strong> su celda enla prisión. Sus discípulos acababan <strong>de</strong> trasmitirle<br />
la respuesta <strong>de</strong> Jesús a su pregunta: "¿Eres tú el Mesías?" En<br />
esos primeros momentos, las palabras <strong>de</strong> Jesús quizás le<br />
parecieran como que síy no.<br />
Juan conocía las imágenes <strong>de</strong> Isaías acerca <strong>de</strong>l ministerio<br />
<strong>de</strong>l Mesías. Y Jesús sabía que Juan las sabía. Eran imágenes<br />
<strong>de</strong> ciegos recobrando la vista, <strong>de</strong> cojos caminando, <strong>de</strong> sordos<br />
oyendo, y <strong>de</strong> particular interés para Juan: <strong>de</strong> prisioneros<br />
recibiendo su libertad. Es probable que la pregunta <strong>de</strong> Juan<br />
disfrazara otra más urgente que pudo haber sido: "Si tú eres el<br />
Mesías, ¿por qué sigo yo en esta cárcel?"<br />
Larespuesta <strong>de</strong> Jesús a Juan es digna <strong>de</strong> atención porlo que<br />
<strong>de</strong>ja sin <strong>de</strong>cir. Jesús menciona varias <strong>de</strong> las promesas <strong>de</strong> Isaías<br />
que Él había cumplido (Mateo 11 :4-6), pero omite<br />
específicamente la referencia a la libertad <strong>de</strong> los cautivos. Sólo<br />
con esa respuesta, Juan supo que Sí, este es el Mesías, pero no,<br />
no seré librado <strong>de</strong> estaprisióncomo esperaba. No sorpren<strong>de</strong> que<br />
Juan se inquietara respecto a Jesús y luchara con la duda. Poco<br />
<strong>de</strong>spués, lo <strong>de</strong>capitaron. A pesar <strong>de</strong>l breve momento <strong>de</strong> duda,<br />
Jesús <strong>de</strong>claró: "Entre los nacidos <strong>de</strong> mujeres, no hay mayor<br />
profeta que Juan el Bautista" (Lucas 7:28).<br />
Cuando Dios nos <strong>de</strong>steta <strong>de</strong> las bendiciones circunstanciales,<br />
nos lleva a un lugar solitario don<strong>de</strong> tenemos que <strong>de</strong>cidir<br />
dón<strong>de</strong> está <strong>de</strong> veras nuestra paz y seguridad. Cuando viene un<br />
vuelco inesperado <strong>de</strong> circunstancias que <strong>de</strong>spedaza nuestras<br />
esperanzas, nos llegamos a percatar <strong>de</strong> que muchas veces hay<br />
un gran trecho entre confiar en quién es Dios y confiar en lo<br />
que hace por nosotros. Quizás no haga lo que queremos, pero<br />
todavía es y seguirá siendo el Mesías.<br />
Hay ocasiones en la vida cuando no se cumple lo que<br />
esperamos <strong>de</strong> Dios, cuando nos elu<strong>de</strong>n las bendiciones que<br />
pensamos necesitar más. Estamos tan emocionados con las<br />
El proceso <strong>de</strong> <strong>de</strong>stetar al niño (Parte 1) 183<br />
bendiciones circunstanciales <strong>de</strong> Dios que nos irritamos un<br />
poquito cuando las cosas no vienen fácilmente. Cuando Dios<br />
nos corta nuestra <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> las bendiciones circunstanciales,<br />
está purificando los motivos que tenemos para seguirlo.<br />
Tenemos que hacernos la pregunta: ¿Estoy siguiéndolo por lo<br />
que hace por mí o por quién es Él? Me gusta la forma en que lo<br />
dice Larry Crabb: "El disfrute <strong>de</strong> las bendiciones <strong>de</strong> Dios se<br />
confun<strong>de</strong> a veces con disfrutar <strong>de</strong> su persona."8 Hay ocasiones<br />
en que para nuestro bien, necesitamos ser <strong>de</strong>stetados <strong>de</strong><br />
nuestra <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> las bendiciones circunstanciales. Esta<br />
separación ayuda a que fijemos nuestras esperanzas y expectativas<br />
únicamente en Dios.<br />
Nuestro cerco <strong>de</strong> protección<br />
Enuno <strong>de</strong> los pasajes más <strong>de</strong>sconcertantes <strong>de</strong> las Escrituras,<br />
Dios le pregunta a Satanás: "¿No has consi<strong>de</strong>rado a mi siervo<br />
Job?" Si no supiéramos que no es así, sospecharíamos que<br />
Satanás estaba provocando a Dios para ten<strong>de</strong>rle una trampa a<br />
Job cuando astutamente lo retó diciendo: "¿No le has cercado<br />
alre<strong>de</strong>dor a él y a su casa y a todo lo que tiene? ... Pero extien<strong>de</strong><br />
ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema<br />
contra ti en tu misma presencia" (Job 1:10-11). Dios aceptó el<br />
reto sin consultar con Job.<br />
Cuando se hayan expresado todas nuestras explicaciones<br />
por el sufrimiento, cuando nuestros buenos razonamientos<br />
parezcan un tanto temerarios y cuando nos sintamos como si<br />
hemos sido <strong>de</strong>spojados y <strong>de</strong>snudados, las palabras <strong>de</strong> Job son<br />
un buen estribillo: "¿Recibiremos <strong>de</strong> Dios el bien, y el mal no lo<br />
recibiremos?" (2:10).<br />
La motivación <strong>de</strong> Dios es <strong>de</strong>stetarnos para atraernos a Él<br />
únicamente. Job profiere el lamento <strong>de</strong> un hombre que no<br />
entien<strong>de</strong> el proceso en que está, pero que sabe que tiene que<br />
aferrarse bien a la confianza elemental en Dios no importa lo<br />
que pase.<br />
Pareciera a veces que Dios haya quitado nuestro cerco <strong>de</strong><br />
protección y que nos haya llevado a un yermo <strong>de</strong>snudo y vacío<br />
don<strong>de</strong> parecemos ser cebo fácil, la presa <strong>de</strong> los enemigos <strong>de</strong><br />
Dios.<br />
J. 1. Packer escribió en Hacia el conocimiento <strong>de</strong> Dios: