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padreen - Universidad de Desarrollo Sustentable

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L levé a mis hijos al boliche otravez. Enestaocasión, Scott<br />

jugó muy bien y Steve no tan bien. Y son gemelos<br />

idénticos, semejantes en muchas maneras. Me senté, el padre<br />

entrenador, sorprendido <strong>de</strong> que Scott pareciera más fuerte y<br />

más coordinado mientras que Steve parecía que no podía manejar<br />

la bola. El mismo tamaño, la misma fuerza, el mismo<br />

factor <strong>de</strong> experiencia, pero uno lo logró rápidamente y el otro<br />

luchaba todavía. No obstante, el día anterior en un juego <strong>de</strong><br />

salto <strong>de</strong> altura, Steve voló sobre la vara y Scott se veía pesado.<br />

Yo me estaba impacientando con el <strong>de</strong>sacierto <strong>de</strong> mi hijo en<br />

el boliche. Seguí dándole consejos, pero nada parecía funcionar.<br />

La bola cayó al canal ocho <strong>de</strong> diez veces. Cuando pegaba los<br />

bolos, sólo caían pocos.<br />

Él se estaba irritando y yo ya estaba irritado. Yo quería que<br />

lo hiciera bien y él también. Su enfado se acentuaba viendo a<br />

su hermano que lo hacía mucho mejor y con tanta facilidad. Por<br />

último me di por vencido como entrenador. Lamentablemente,<br />

mostré mi contrariedad que se oyó como <strong>de</strong>silusión.<br />

Me sentía culpable <strong>de</strong> mi propia actuación <strong>de</strong> padre y falta<br />

<strong>de</strong> paciencia. Dale tiempo, pensé. No tengas tanta prisa.<br />

Apóyalo. No locompares con su hermano. Es sólo unjuego. Pero<br />

ya había perdido mi oportunidad ese día. Dije lo que no <strong>de</strong>bía;<br />

o al menos me salieron mallas palabras. Había mostrado una<br />

actitud in<strong>de</strong>bida.<br />

Entonces logré ver algo que Dios quería mostrarme: mi<br />

ten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> ver a Dios reaccionando <strong>de</strong> la misma manera que<br />

lo hacía yo con mi hijo. Ver a Dios como el entrenador contrariado<br />

tirando las manos al aire <strong>de</strong>sanimado con mi<br />

actuación.<br />

Pensé en un pastor con el que había estado comparándome.<br />

Yo era el luchador comparado con él. Yo era el jugador malo; él<br />

era el natural. Él era bueno y seguro, y parecía que todo le era<br />

fácil. Yo no tenía coordinación y era torpe, y como con mi hijo<br />

ese día, las cosas parecían ir <strong>de</strong> mal en peor. Y yo temía que<br />

Dolores <strong>de</strong>l crecimiento 167<br />

Dios hiciera conmigo lo que yo había hecho con mi hijo aquella<br />

tar<strong>de</strong> ... ponerse un poco disgustado, per<strong>de</strong>r la paciencia, y<br />

darse por vencido conmigo. Doy gracias <strong>de</strong> que Dios es un Padre<br />

perfecto más <strong>de</strong> lo que yo pudiera llegar a ser.<br />

Soy padre <strong>de</strong> hijos gemelos y amo a cada uno con la misma<br />

intensidad. Nunca he amado más a uno que al otro. Me he<br />

esforzado mucho para asegurar que los muchachos no se sientan<br />

menos especial es por causa <strong>de</strong> Kim, su simpática hermanita.<br />

El crecimiento <strong>de</strong> los gemelos me ha dado buenas<br />

lecciones acerca <strong>de</strong> las personas que se pue<strong>de</strong>n ver igual y<br />

todavía ser diferentes. Me he vuelto sensible a la creciente<br />

posibilidad <strong>de</strong> hacer comparaciones dañinas. He sido sensible<br />

a la necesidad <strong>de</strong> tratar igual a cada uno, pero como a individuos.<br />

Eso me ha servido para ver que el amor <strong>de</strong> Dios para<br />

nosotros es el mismo, pero obra en cada uno como individuo.<br />

Mientras crecemos sentimos los dolores <strong>de</strong>l crecimiento.<br />

Sería bueno si todos pudiéramos hacerlo bien cada vez que<br />

intentamos algo, como jugar boliche, o esquiar en el agua, o<br />

apren<strong>de</strong>r idiomas, o enseñar una clase, o predicar un sermón.<br />

Pero pasamos por tiempos en que somos espiritualmente torpes<br />

y pesados. Tiempos en que nos preguntamos por qué otros la<br />

pasan tan bien, mientras que pareciera que nosotros tenemos<br />

dificultad en todo. Dios entien<strong>de</strong> la simple verdad <strong>de</strong> que todos<br />

los niños crecen a diferentes ritmos con diferentes fuerte y<br />

<strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s.<br />

Comenzamos como "niños recién nacidos" en Cristo (1 Pedro<br />

2:2), pasamos por varias etapas <strong>de</strong> niñez y adolescencia<br />

espirituales, y alcanzamos diferentes niveles <strong>de</strong> madurez. Pero<br />

la duración <strong>de</strong>l proceso no es para que nos aflijamos porque no<br />

estemos alcanzando el i<strong>de</strong>al. A veces el proceso es lento y<br />

doloroso, pero los resultados están garantizados: "Estando persuadido<br />

<strong>de</strong> esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra,<br />

la perfeccionará hasta el día <strong>de</strong> Jesucristo" (Filipenses 1:6). No<br />

tenemos que crecer solos.<br />

DOLORES DEL CRECIMIENTO<br />

¿Recuerda la historia <strong>de</strong> Peter Pan? Peter Pan era el<br />

muchacho aventurero que nunca envejeció. Él simboliza la

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