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mayo 2007 - Revista La Calle
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62 ■ Sociedad MAYO’07<br />
◗<br />
CON VOZ PROPIA<br />
Con el miedo en el cuerpo<br />
◗<br />
NELLY GÓMEZ MÁRQUEZ<br />
acera por la que caminaba,<br />
mientras notaba cómo las<br />
con las gafas rotas en la<br />
mano y con la cabeza con-<br />
que le acababa de ocurrir<br />
sucedía entre los propios<br />
El tío Quico acababa de ba-<br />
gafas se le caían y se hací-<br />
gestionada. En ese instan-<br />
compañeros, donde los<br />
jar de su pequeña vivien-<br />
an añicos. Los cuatro chi-<br />
te no sabía que era lo que<br />
más fuertes atropellaban a<br />
da para acercarse hasta el<br />
cos, al verlo en el suelo, co-<br />
más le dolía; si era el gol-<br />
los más débiles, humillán-<br />
malecón y disfrutar de<br />
menzaron a reírse, al tiem-<br />
pe que le habían propina-<br />
dolos sin misericordia. Pe-<br />
aquella mañana soleada y<br />
po que ponían pies en<br />
do o que aquellos chiqui-<br />
ro jamás hubiera pensado<br />
tranquila. Con su chaqueta<br />
polvorosa y escabulléndose<br />
llos de apenas catorce<br />
que se atrevieran a maltra-<br />
de pana marrón sobre sus<br />
por las pequeñas callejuelas<br />
años hubieran sido capa-<br />
tar en la calle a personas<br />
espaldas y con el garrote<br />
que desembocaban en la<br />
ces de cometer semejante<br />
mayores e indefensas.<br />
en su mano derecha, cami-<br />
avenida, entre exclamacio-<br />
fechoría. ¡Jamás, en sus<br />
El tío Quico, todavía do-<br />
naba despacio por la Gran<br />
nes de júbilo, y dejando al<br />
tiempos, ningún mucha-<br />
lorido y con la mente nu-<br />
Vía pensando en aprove-<br />
pobre anciano en aquella<br />
cho se hubiera atrevido a<br />
blada por la indignación,<br />
char la mañana con sus<br />
postura humillante e indig-<br />
aquello! ¿Cómo había su-<br />
dio media vuelta y se diri-<br />
amigos, rememorando al-<br />
nado por el suceso.<br />
cedido?, se preguntó. ¿Có-<br />
gió hacia su casa mientras<br />
guna que otra batallita y<br />
El tío Quico miró hacia<br />
mo zagales de aquella<br />
pensaba que, a partir de<br />
echando alguna partida de<br />
un lado y hacia el otro de<br />
edad habían sido capaces<br />
aquel momento, sus pase-<br />
mus. De pronto, y sin ape-<br />
la Gran Vía, sin ver a nin-<br />
de faltar al respeto a un<br />
os matutinos por el male-<br />
nas percibirlos, cuatro chi-<br />
gún transeúnte lo suficien-<br />
anciano de esa manera?,<br />
cón estarían llenos de re-<br />
cos de unos doce a catorce<br />
temente cerca como para<br />
siguió. En otros tiempos,<br />
servas y de miedos, y se<br />
años se le acercaron disi-<br />
poder pedirle ayuda. El<br />
estaba seguro, aquellos<br />
preguntó: ¿En qué está fa-<br />
mulando y, al llegar a su al-<br />
dolor, la rabia y la impo-<br />
mozalbetes lo habrían co-<br />
llando nuestra sociedad<br />
tura y sin mediar palabra,<br />
tencia llenó el cuerpo del<br />
gido del brazo para ayu-<br />
para que ocurran estas ve-<br />
le atizaron un par de colle-<br />
pobre hombre y, como no<br />
darle a cruzar la calle, pe-<br />
jaciones crueles, abyectas y<br />
jas en el cogote, mientras<br />
podía hacer otra cosa, les<br />
ro ahora… a la vista estaba<br />
depravadas?<br />
uno de ellos lo grababa con<br />
gritó: «¡Os conozco! ¡Me<br />
que la moral había cam-<br />
el móvil.<br />
he quedado con vuestras<br />
biado. Ya, en varias oca-<br />
El tío Quico perdió el<br />
equilibrio y cayó al suelo<br />
dándose de bruces con la<br />
caras! ¡Vuestros padres se<br />
van a enterar!»; y se levantó<br />
del suelo como pudo,<br />
siones, había oído comentarios<br />
sobre la violencia<br />
en las escuelas; y que lo<br />
✒ Nelly Gómez<br />
Márquez<br />
Escritora