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MAYO’07 Sociedad ■ 63
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Cada noche en el cielo
✒ Celina Fábregues
Periodista, escritora
y diseñadora
Me costó soltar tu mano. Sa-
Escucha el viento cada
bía que era la última vez que
mañana, porque entre silbi-
podía aferrarme a vos. Ríos de
dos te va a contar cómo van
sal cayeron al suelo después
a ser mis días sin vos. Trepa
de darte la espalda. La calle se
a las ramas del árbol que cre-
abrió delante de mí como si
ce frente a tu ventana y míra-
hacia atrás todo se hubiera
me desde allí. Aférrate a mi
convertido en un gran hoyo,
recuerdo cada vez que te ha-
un cráter enorme que te hizo
ga falta, así… de la misma
desaparecer de mi vida.
forma en que me enredo en
Como un símbolo de
tu corbata repleta de horas
nuestra fuerza y también de
nuestras.
nuestra fragilidad, dejaste al-
Ya no te veo. Y sé que ca-
rededor de mi cuello el re-
da vez que te piense voy a
cuerdo de tus años cerca de
arrepentirme de no correr
mí. Cierro los ojos y aspiro
detrás tuyo hoy. Pero tengo
profundamente para guar-
tanto miedo… Nunca voy a
darme todo tu olor, que aún
saber si algún día me amas-
permanece en el aire.
por tu voz suave que dirigía
la almohada cada vez que no
te. Y nunca tuve el valor de
Ya no voy a poder volver a
todas mis inseguridades.
llegabas. Ni siquiera puedes
preguntártelo. Como nunca
esperarte. Ya no. No más ex-
No soporto la necesidad
imaginar el dolor de cada pa-
tuve el valor de decírtelo.
cursiones al centro de tu piel,
de volver sobre mis pasos.
labra que salía de mi boca el
No me dejes olvidarte. No
no más miradas a tus ojos al-
Aunque sólo sea dar media
día que tuve que explicarte
me obligues a olvidarte. No
mendrados, siempre fijos,
vuelta para ver tu figura des-
por qué parte de tu sangre
quiero olvidarte. Quiero que
brillantes, increíblemente in-
dibujándose en el cruce de la
estaba derramada en la es-
seas parte de mis sueños ca-
tensos. No más preludios en
ruta, que se me antoja aún
puma del Atlántico. Hubiera
da noche de cada instante de
el borde de tus labios que me
más allá del horizonte.
querido abrazarte más fuerte.
mi vida. Quiero que seas par-
enseñaron a besarte.
No te vayas… ¿Por qué no
Decirte algo importante. Llo-
te de mi universo, del pedaci-
Fuiste la tentación que de-
puedes escucharme?... Llé-
rar con vos. Pero no pude.
to de felicidad que me toque.
sató miles de susurros y sue-
vame con vos. No me dejes
Me limité a permanecer para-
Estás en mí como la pie-
ños empapados de ganas.
sola. Hay tantas cosas que
da a tu lado, en medio de la
drita del cuento de Cortázar,
Acompañaste mis manos
nunca te dije…
plaza, ahogando tu propio
en el rinconcito más tibio de
hasta cada rincón y manejas-
Nunca te conté del tem-
dolor enmarcado en un si-
mí misma, protegido por la
te mi cuerpo como un explo-
blor de mi corazón mientras
lencio más profundo que la
luna que me recordará secre-
rador. Aprendí de cero. Sin
aguardaba en el banco de la
eternidad.
tamente, cada madrugada,
saber nada. Sin imaginar si-
estación a que por fin salie-
Estás desapareciendo…
antes de abandonar el cielo,
quiera cómo encontrarte. Me
ras. Jamás supiste de mis
No me abandones… Vuelve a
tu última mirada y tu último
dejé llevar por la penumbra y
llantos escondidos debajo de
buscarme…
silencio.