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Cuatro estaciones - Diverdi

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Haendel: ayer, hoy y mañana<br />

antigua 212 / marzo 2012<br />

Las Ocho grandes suites de Haendel en versión pianística de<br />

Olga Smirnova, en ECM<br />

En 1720, en plena carrera inglesa, editó Haendel la<br />

primera entrega de estas suites para clave. Por<br />

entonces sus óperas se representaban en el Teatro<br />

del Rey y el compositor gozaba del monopolio de<br />

sus ediciones, también por privilegio real, ya que<br />

otra publicación –la de Jeanne Roger en<br />

Amsterdam– no contaba con su revisión y ofrecía<br />

escasas garantías de autenticidad. En 1727 se dio<br />

a conocer la segunda parte de las suites y en<br />

1733/1734 las reeditó John Walsh, sin saberse hasta<br />

qué punto Haendel intervino en el evento.<br />

Es curioso rememorar la finalidad didáctica<br />

de estas series, dada su altísima calidad estética, su<br />

eminente perfección de escritura y la eficacia de su<br />

redacción para el teclado, ahora reavivada por su<br />

ejecución en un piano moderno. Por un lado, cabe<br />

colegir que Haendel evitó grandes dificultades virtuosísticas.<br />

Por otra, que diversificó sus fuentes<br />

para que los alumnos –sin duda, muy aventajados–<br />

se tornaran duchos en materia de oberturas, cantables,<br />

ritmos bailables y variaciones.<br />

Escuchándolas, más de uno –yo, el primero– nos<br />

consolamos imaginándonos ante un piano y resolviendo<br />

estas “facilidades” como lo hace Lisa<br />

Smirnova.<br />

Que Haendel supo escribir para todos los dispositivos,<br />

voces e instrumentos disponibles en su<br />

tiempo, es público y notorio. Pero que consiguiese<br />

esta plural faena de estructuras y de números<br />

que son las ocho suites ahora reunidas, no deja de<br />

sumar una admiración más a las muchas que su<br />

memoria recoge desde hace varios siglos. Me detengo<br />

en lo que podríamos estimar como un dechado<br />

del cosmopolitismo barroco y la construcción<br />

de una música decididamente europea. Haendel,<br />

en efecto, era alemán, recaló en Italia –por entonces,<br />

todavía, fulcro de la música continental y madre<br />

de géneros y formas–, se instaló en la poderosa<br />

pero no especialmente creativa Inglaterra y atisbó<br />

el prestigio que las artes de Francia habían ganado<br />

en el continente.<br />

En efecto, si la suite puede considerarse un<br />

invento francés, con su obertura majestuosa, su<br />

aria intercalada y su oscilante cantidad de danzas<br />

que le dan nombre genérico –giga, alemana,<br />

corriente, sarabanda, pasacalle en los índices de<br />

estas obras– , la construcción de base es el concierto<br />

italiano, hijo de la forma sonata, a todo lo<br />

cual se suman las danzas cortesanas de los Luises<br />

versallescos.<br />

En esta colección hay muestra de todo ello. Por<br />

ejemplo, la número dos es un concerto para teclado,<br />

con una introducción lenta y los tres movimientos<br />

de una sonata. En las restantes hay siempre<br />

una introducción rápida, que a veces se llama obertura,<br />

otras allegro y otras, simplemente, preludio.<br />

Las danzas ya han sido enumeradas y conforman<br />

el meollo característico de estas series. Hay arias<br />

que alternan con las danzas y breves ejercicios de<br />

variación como para no olvidar que estamos en el<br />

barroco. Pero, en conjunto, la reunión de fuentes<br />

nos permite pensar en una música europea, sintética<br />

en su cosmopolitismo y evocadora de una fiesta<br />

barroca con las danzas, reposos, cuchicheos y<br />

sigisbeos pertinentes. En el salón cortesano se reunían<br />

los refinamientos de los especialistas como<br />

Haendel con las memorias del baile popular disciplinado<br />

por los maestros de palacio.<br />

Lisa Smirnova ha optado por el piano moderno<br />

para sus versiones. Es un instrumento que<br />

Haendel no conoció pero pudo intuir que alguna<br />

vez aparecería. Para la música barroca tiene un<br />

valor añadido y es la riqueza de timbres que sus hermanos<br />

menores, el clave y demás parentela, aun<br />

conservando el sabor de época, no cuentan en su<br />

haber. Es claro que Haendel, en un piano moderno,<br />

ha de contar con el toque exquisito de Smirnova,<br />

opulento de timbre y restringido de cuerpo sonoro<br />

para no caer en romantizados anacronismos.<br />

Haendel vuelve a mostrarnos, en sus manos, que<br />

es un músico de ayer, hoy y mañana.<br />

Lisa Smirnova<br />

Blas Matamoro<br />

GEORG FRIEDRICH HAENDEL (1685-1759): Die Acht<br />

Grossen Suiten<br />

Lisa Smirnova, clave / ECM RECORDS / Ref.: ECM 2213/14<br />

(2 CD) D10 x 2<br />

Regreso feliz<br />

Integral laudística de David<br />

Kellner por José Miguel Moreno<br />

15<br />

Pablo J. Vayón<br />

Aunque es posible que no fuera laudista, el único<br />

rastro compositivo que ha sobrevivido de David<br />

Kellner (Leipzig, c.1670 – Estocolmo, 1748) es su<br />

XVI Auserlesne Lauten-Stücke, en realidad diecisiete<br />

piezas (y no dieciséis) publicadas un año antes<br />

de su muerte por el editor Christian Wilhelm<br />

Brandt de Hamburgo en tablatura francesa para un<br />

laúd de once órdenes. A su lado, habría que situar<br />

un método de bajo continuo, el Treulicher Unterricht<br />

im General-Bass, que vio la luz en 1732, fue reeditado<br />

varias veces y tuvo mucha circulación y gran<br />

influencia en su época. Miembro de una familia<br />

musical alemana, Kellner pasó la mayor parte de<br />

su vida en tierras escandinavas, llegando a servir<br />

diez años en el ejército del rey sueco Carlos XII,<br />

donde alcanzó rango de capitán. Trabajó seguramente<br />

en Tallín, pero fue en Estocolmo donde<br />

encontró acomodo, como carillonneur de la Iglesia<br />

Alemana y organista de San Jacobo, puestos que<br />

conservó hasta el fin de sus días.<br />

La colección de Kellner incluye seis fantasías, una<br />

campanella (donde resuena su oficio de carillonista),<br />

un aria y una pastorela de aroma italianos, y<br />

ocho danzas en estilo francés, entre ellas una impresionante<br />

chacona, que es, junto a las fantasías, la<br />

obra más extensa y compleja de la colección, con<br />

una interesante mezcla de refinado contrapunto y<br />

libertad improvisatoria. Después de años de silencio<br />

es un auténtico gozo recuperar a José Miguel<br />

Moreno con esta grabación en la que muestra una<br />

vez más su extrema sensibilidad y su exquisito gusto.<br />

El músico madrileño se ha fabricado él mismo<br />

el instrumento para el que piensa que Kellner compuso<br />

su obra, un laúd de 11 órdenes, con cuerdas<br />

algo más largas de lo habitual y afinación a 390. En<br />

él deja una hora de delicadeza, lirismo, elegancia<br />

y matices infinitos.<br />

DAVID KELLNER (c.1670-1748): Phantasia (música para laúd<br />

barroco)<br />

José Miguel Moreno, laúd barroco de once órdenes / GLOS-<br />

SA / Ref.: GCD 920112 (1 CD) D2

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