Cuatro estaciones - Diverdi
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Piazzolla insiste<br />
y se queda<br />
Sus <strong>Cuatro</strong> <strong>estaciones</strong> porteñas y<br />
otras obras, en Stradivarius<br />
Años suficientes cuento como para recordar el desasosiego<br />
que produjo el arte de Astor Piazzolla en la<br />
Buenos Aires de los años cincuenta del pasado siglo,<br />
a su vuelta de París tras estudiar con Nadia<br />
Boulanger. No gustaba a los tangueros por ser repipi<br />
y no gustaba a los repipis por ser tanguero. Con<br />
los años, se inventó un público y dio vueltas al mundo.<br />
La prueba es que, a varias décadas de su muerte,<br />
hay piazzollistas por todas partes y este trío<br />
italiano lo prueba una vez más.<br />
Aparte de su calidad intrínseca y, en especial,<br />
su rica sonoridad tímbrica, el trío trabaja con arreglos<br />
propios, lo cual encaja perfectamente con la<br />
propuesta piazzolliana. En efecto, Astor introdujo<br />
en el tango la libertad de duraciones y el gusto jazzístico<br />
por la variación, lo cual le permitió alternar<br />
con músicos de otras zonas como Jerry Mulligan.<br />
Aquí cabe destacar que, junto al piano y el violín, integrantes<br />
de la orquesta típica tanguera, aparece el<br />
violonchelo, que muy esporádicamente y como relleno<br />
tímbrico utilizaron contados músicos del tango<br />
(Fresedo y Troilo, por ejemplo). Sin embargo –y en<br />
memoria de José Bragato, violonchelista que sí tangueó<br />
lo suyo– aquí aparece su colega Orabona y<br />
pasa al frente con sus meditativos cantos y su oscuridad<br />
tímbrica. Y así redescubrimos este instrumento<br />
como parte de las llamadas “orquestas<br />
típicas”. Su talante luctuoso, de una meditada voluptuosidad,<br />
le va que ni pintado al tango.<br />
En el programa hay algunas de las más memorables<br />
páginas piazzollianas, como Las cuatro <strong>estaciones</strong><br />
porteñas, Milonga del ángel, Chau París y la<br />
dedicada al pintor Georges Bracque, Marrón y azul.<br />
El hecho de que los intérpretes sean italianos contiene<br />
un valor añadido, ya que Buenos Aires es una<br />
ciudad de caudalosa inmigración peninsular –sin<br />
olvidar a nuestra ibérica, me refiero ahora a la bota–<br />
y el melodismo sensual y algo lamentoso del tango<br />
armoniza –diría que sanguíneamente– con estos<br />
tres excelentes músicos italianos del Trío Artelli.<br />
siglos XX & XXI 212 / marzo 2012<br />
Blas Matamoro<br />
ASTOR PIAZZOLLA (1921-1992): <strong>Cuatro</strong> <strong>estaciones</strong> porteñas<br />
y otras obras<br />
Trio Artelli / STRADIVARIUS / Ref.: STR 33913 (1 CD) D2<br />
El contrapunto vive<br />
25 Fugas del compositor neobarroco Pablo Queipo de Llano por el<br />
Ensemble Fisarchi, en la nueva colección Experience de Enchiriadis<br />
Una aventura retrógada. Así califica el propio Pablo<br />
Queipo de Llano (Bilbao, 1971) su experiencia<br />
como compositor neobarroco, alimentada, es<br />
obvio, por su trabajo como musicólogo, que en los<br />
últimos años ha dado para el melómano frutos de<br />
enorme interés, como su extraordinario estudio de<br />
la música instrumental de Vivaldi, El furor del Prete<br />
Rosso, que publicó la Fundación Scherzo, o sus<br />
reconstrucciones de conciertos del mismo maestro<br />
veneciano, que han sido grabados con éxito<br />
por conjuntos de primerísimo nivel mundial. Fijado<br />
con claridad su interés, la música clásica occidental<br />
de entre 1710 y 1750, y muy especialmente, la<br />
escrita por músicos italianos, Queipo de Llano se<br />
atrevió a dar el siguiente paso: si tanto disfrutaba<br />
escuchando y estudiando este tipo de música, por<br />
qué no escribirla.<br />
No cabe duda de que asumir este reto suponía<br />
arrumbar viejos prejuicios sobre el zeitgeist, el<br />
deber del artista con su tiempo y otras zarandajas<br />
por el estilo. Un proceso de convencimiento que<br />
él resume de forma contundente en sus notas al presente<br />
CD: “Mi música, nuestra música no es la de<br />
nuestro tiempo, sino […] la de nuestro corazón”. La<br />
existencia de una asociación internacional de compositores<br />
neobarrocos (Vox Saeculorum), de la<br />
que forman parte gente como Michael Talbot o<br />
Federico Maria Sardelli debió de servir de indudable<br />
ayuda a la hora de afrontar sus primeros trabajos,<br />
que incluyen ya más de una docena de<br />
conciertos y 38 fugas para cuerdas y continuo de<br />
las que este CD de Enchiriadis ofrece ahora 25.<br />
Se trata de obras escritas en el estilo contrapuntístico<br />
que cultivaron los maestros italianos en<br />
la primera mitad del siglo XVIII. Vivaldi, Torelli,<br />
Albinoni, Bonporti o los Marcello están detrás de<br />
estas piezas, que se organizan según un esquema<br />
armónico, rítmico y melódico absolutamente clásico<br />
y fundamentado en una ciencia perfectamente<br />
asentada: es decir, no nos encontramos ante el<br />
trabajo de un imitador de melodías más o menos<br />
chapucero o afortunado, sino ante la labor de<br />
alguien que ha integrado en su mundo interior hasta<br />
tal punto ese lenguaje que estas fugas se convierten<br />
en su forma de expresión más natural, y esa<br />
47<br />
Pablo J. Vayón<br />
“¿Qué hay en este<br />
trabajo que pueda<br />
atraer al público de<br />
nuestros días,<br />
conocedor del gran<br />
repertorio barroco? La<br />
música. Así de<br />
sencillo.”<br />
franqueza se aprecia de forma directa a través del<br />
segundo aspecto por el que destacan las obras: la<br />
retórica. En efecto, cada pieza lleva un título que<br />
refleja su carácter particular: así en Poseidón se<br />
evoca al dios emergiendo de las aguas; en Prometeo<br />
al titán sometido a su duro cautiverio con su posterior<br />
huida; en Polifemo la figura del gigante; en<br />
Dido el dolor de la reina; en la Fuga delle Stelle, el<br />
fulgor de las estrellas fugaces; aunque también las<br />
hay de carácter más conceptual, como la Fuga della<br />
Pietà o la del Magnificat, que forman una especie<br />
de díptico sacro. En una práctica bien conocida<br />
también entre los grandes maestros barrocos,<br />
Queipo de Llano ha recurrido en ocasiones al uso<br />
de temas de Vivaldi, como en ese explícito Tributo<br />
Vivaldiano en el que resuena alto y claro el sujeto<br />
de la fuga del conocido Concierto en re menor de<br />
L’Estro armonico.<br />
La interpretación del Ensemble Fisarchi de<br />
Florencia (una voz por parte, con un violonchelo<br />
en el bajo) cobra especial interés pues el grupo<br />
emplea un acordeón en el lugar de la esperada viola,<br />
lo que, como bien aprecia el propio Queipo de<br />
Llano en sus notas, hace para el oyente más fácil<br />
el seguimiento de una voz media que tiene tendencia<br />
a desaparecer en las interpretaciones de conjuntos<br />
con instrumentos de la misma familia. Por<br />
otro lado, Daniele del Lungo y sus compañeros se<br />
han tomado esta música absolutamente en serio y<br />
su interpretación es cuidadosa con los detalles.<br />
Si desde el punto de vista del autor la cosa<br />
queda clara, y su empeño responde a un íntimo<br />
deseo de seguir considerando la melodía y la armonía<br />
tonal clásica como los pilares que deben soportar<br />
el arte musical, ¿qué hay en este trabajo que<br />
pueda atraer al público de nuestros días, conocedor<br />
del gran repertorio barroco? La música. Así de<br />
sencillo. Pues aparte de un oficio indiscutible, la<br />
chispa de la inspiración salta a menudo en un trabajo<br />
que amplía las perspectivas de escucha, muy<br />
especialmente para los aficionados más críticos<br />
con los caminos de la creación contemporánea.<br />
PABLO QUEIPO DE LLANO (1971): Fugas<br />
Ensemble Fisarchi / ENCHIRIADIS / Ref.: EN 2033 (1 CD) D5