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Cuatro estaciones - Diverdi

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16 di v e r di antigua<br />

Conexión femenina<br />

Sonatas para violín de Jacquet de<br />

la Guerre por Lina Tur<br />

Javier Sarría Pueyo<br />

Dos mujeres son las absolutas protagonistas del disco<br />

que hoy comento. La primera, Elisabeth-Claude<br />

Jacquet de la Guerre, protegida de Luis XIV, muy<br />

célebre en su tiempo como intérprete y algo menos<br />

como compositora. Nos ha dejado una obra breve<br />

pero sustanciosa, en cuya cúspide se sitúan las<br />

composiciones que nos ocupan: las Sonatas para<br />

violín y bajo continuo, publicadas en París, en 1707,<br />

si bien compuestas bastante antes. Estas seis sonatas<br />

produjeron una fortísima impresión en Francia,<br />

y no es para menos, ya que siguen fielmente los<br />

modelos de la escuela romano-boloñesa (aunque<br />

con ese aroma cartesiano tan propio del barroco<br />

galo): si en los movimientos lentos priman las audacias<br />

armónicas, en los rápidos el protagonismo se<br />

sitúa en el abundante contrapunto imitativo y el<br />

dinamismo rítmico; y siempre un fino melodismo,<br />

cuidado formal y expresividad. Cabe destacar<br />

igualmente el muy activo papel que se encomienda<br />

al bajo continuo, que pasa del mero soporte<br />

armónico a compartir con el violín el material<br />

temático, a veces desarrollando una estructura en<br />

trío. La segunda protagonista del registro es Lina<br />

Tur Bonet, sobresaliente violinista que entra en<br />

íntima conexión con Jacquet a través de una música<br />

que exige una alquímica y difícil combinación<br />

de técnica, sensibilidad, emoción, rigor –entre versallesco<br />

y corelliano, ¡ahí es nada!– e ímpetu.<br />

Inmejorablemente acompañada por Patxi Montero<br />

y Kenneth Weiss –de quien nunca olvidaré unas<br />

maravillosas Goldberg hace cuatro años–, Lina<br />

entiende a la perfección todo esto y lo sirve en<br />

abundancia, deslizándose con inteligencia y pasión<br />

entre unas indicaciones agógicas que, en ella,<br />

adquieren un sublime sentido musical, con la ornamentación<br />

justa y precisa –excelentemente realizada–<br />

y un sonido que puede ser desafiante y<br />

agresivo (último presto de la Sonata I), dulce (Aria<br />

de la misma sonata), insinuante (Aria de la Sonata<br />

V) o juguetón (Courante de la misma). Brava!<br />

ELISABETH JACQUET DE LA GUERRE (c. 1664-1729):<br />

Sonatas para violín y bajo continuo<br />

Lina Tur Bonet, violín. Kenneth Weiss, clave. Patxi Montero,<br />

bajo de viola / VERSO / Ref.: VRS 2114 (1 CD) D10<br />

Bodas, sucesiones y<br />

oberturas<br />

Suites orquestales de<br />

Schieferdecker, en Challenge<br />

Mariano Acero Ruilópez<br />

¿Quien no conoce la anécdota –falsa, por cierto–<br />

de Bach poniendo pies en polvorosa cuando su<br />

admirado Buxtehude le ofreció sucederle como<br />

organista en Lübeck si se casaba con una de sus<br />

tres feísimas hijas? ¿Y la de unos veinteañeros<br />

Haendel y Mattheson yendo desde Hamburgo a<br />

burlarse del viejo organista por idéntico motivo?<br />

Ocurrió, sin embargo, que los de Hamburgo estaban<br />

más interesados en órganos y claves –los había,<br />

y buenos, en la vieja capital de la Hansa–, que en<br />

bodas. Y que –seguimos a G. Cantagrel– cuando<br />

Bach visitó Lübeck, Buxtehude ya había apalabrado<br />

boda y sucesión con Johann Christian<br />

Schieferdecker (1679-1732), cuya música, por cierto,<br />

muy pocos pueden decir que conocen. A subsanar<br />

este vacío viene este disco de la espléndida<br />

Elbipolis Barckorchester Hamburg, con seis de<br />

los doce conciertos que integran su única obra<br />

orquestal publicada.<br />

Schieferdecker había nacido en una localidad<br />

próxima a Weissenfels y pertenecía a una<br />

dinastía de músicos. Formado en la escuela de<br />

Santo Tomás de Leipzig, estudió después en su<br />

Universidad y tocó en la orquesta de la Ópera de<br />

Hamburgo, donde coincidió con Haendel. Y en<br />

1707, tras contraer matrimonio, efectivamente,<br />

con Anna Margretta Buxtehude –de cuyo aspecto<br />

físico nada se sabe documentalmente–, sucedió<br />

a su suegro como organista de Santa María. Allí<br />

siguió hasta su muerte componiendo música para<br />

órgano y vocal eclesiástica, celebrando las<br />

Abendmusicken y publicando esta colección de<br />

conciertos (1713). O, mejor dicho, suites orquestales,<br />

porque eso son en realidad estas composiciones,<br />

que comienzan con la solemne obertura<br />

francesa, seguida por una serie no homogénea de<br />

danzas (gavotas, bourrées, chaconas, menuets,<br />

gigas...) a las que no le faltan gracia ni inspiración.<br />

La interpretación, como era de esperar, tiene<br />

calidad, garra y fuerza. Un disco precioso.<br />

JOHANN CHRISTIAN SCHIEFERDECKER (1679-1732):<br />

Musicalische Concerte (Hamburg 1713)<br />

Elbipolis Baroque Orchestra Hamburg / CHALLENGE<br />

RECORDS / Ref.: CC 72531 (1 CD) D2<br />

Delicadeza hecha<br />

música<br />

Piezas de cámara del barroco<br />

francés, en Flora<br />

Pablo del Pozo<br />

A veces se crean ensembles de tanta calidad en sus<br />

miembros que éstos logran que no importe mucho<br />

el repertorio con el que decidan agasajarnos. Nos<br />

fiamos tanto de su buen gusto al tocar que esperamos<br />

el mismo buen hacer al elegir las piezas y<br />

alternarlas entre sí. Es éste uno de esos casos.<br />

Marc Hantaï, Georges Barthel, Eduardo Egüez y<br />

Philippe Pierlot: ahí es nada. ¿La excusa del disco<br />

entre manos? Un homenaje a Madame de<br />

Sévigné, la célebre autora epistolar que tan bien<br />

retrató en las cartas a su hija y a sus amigos los<br />

intríngulis y los vaivenes del paisaje nobiliario del<br />

Grand Siècle. Pero si hemos de ser sinceros, el hilo<br />

argumental podría haber sido fácilmente sustituible<br />

con cualquier otro que nos permitiese un<br />

recital camerístico en torno al barroco francés:<br />

tal vez sobre cualquiera, por ejemplo, de los personajes<br />

ilustres que, posibles anfitriones de veladas<br />

privadas, copan las propias páginas de Sévigné.<br />

En el caso de Hotteterre, además, la suite que de<br />

él se presenta es en más de tres lustros posterior<br />

a la muerte de la escritora. Pero todo esto son<br />

minucias que nos darán lo mismo, como decía, al<br />

escuchar una interpretación tan bella y solvente<br />

de las piezas del mismo Hotteterre, de las de Lully,<br />

Marais, De Visée o Gaultier (cuya presencia quizás<br />

es también algo anacrónica, esta vez un tanto<br />

anterior a la época que supuestamente nos<br />

ocuparía). Todas son obras escogidas antes más<br />

bien para el lucimiento del dúo de flautistas, admirabilísimamente<br />

compenetrados, o de Pierlot a la<br />

viola o de Egüez a la tiorba. Juntos ofrecen un<br />

estilo fluido y melifluo, intimista y tamizado, volátil<br />

y bucólico. En suma, una preciosidad de álbum,<br />

especialmente indicado para todo amante de la<br />

delicadeza hecha música.<br />

UN CONCIERTO PARA MADAME DE SÉVIGNÉ: Obras de<br />

Lully, Marais, de Visée, Hoteterre...<br />

Marc Hantaï, flauta. Georges Barthel, flauta. Philippe Pierlot,<br />

bajo de viola. Eduardo Egüez, tiorba / FLORA / Ref.: FLORA<br />

2110 (1 CD) D2

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