Cuatro estaciones - Diverdi
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40 di v e r di siglo XX<br />
El serio y cachondo<br />
Jean Françaix<br />
Música de cámara<br />
del autor francés en MDG<br />
Pongámonos graves: Jean Françaix (léase, no más:<br />
Francés) vivió entre 1912 y 1997, o sea que le tocaron<br />
–léase en ambos sentido: tocar a la persona y<br />
tocar su música y la de sus colegas–, a saber: dos<br />
guerras mundiales, Hiroshima y Nagasaki, la caída<br />
del muro de Berlín y las películas de la nouvelle<br />
vague francesa. Vaya serie de calamidades. Ahora<br />
bien: ¿qué puede hacer el ser humano, como obra<br />
maestra de la Creación, si le tocan estas crueles probanzas,<br />
más o menos comunes a todas las épocas,<br />
salva sea la diferencia técnica en cuanto a la calidad<br />
de las armas? Jean Françaix (léase traducido:<br />
Juan Francés) opta por reírse, como nunca se rieron<br />
los grandes redentores, desde Cristo y Buda<br />
hasta Mahoma. Reírse hasta que se te salten las<br />
lágrimas, si no, no vale la carcajada.<br />
En estas tres jocundidades humedecidas por<br />
las lágrimas de la meditación sentimental, o sea del<br />
recogimiento pudoroso que protege nuestros<br />
momentos más hondos, Françaix nos habla, si es<br />
que la música habla, de su madurez, hasta de su<br />
vejez: 1968/1977. Nos lo dice con ese exquisito<br />
pudor instrumental y armónico que suelen tener<br />
los músicos franceses. Por ejemplo, los aquí registrados:<br />
un Octeto que es una orquesta de quita y<br />
pon; un Quinteto que es un concertino para clarinete<br />
y cuerdas; un Divertimento que es un concierto<br />
de bolsillo –los pantalones suelen tener dos o<br />
tres– para fagot y cuerdas. El pequeño formato es<br />
decisivo porque Françaix se juega, casi siempre,<br />
en esa estrictez del dispositivo camarístico donde<br />
el compositor no puede excederse pero tampoco<br />
quedarse corto porque entonces la brevedad equivale<br />
a la escasez. Estricto, jocundo, capaz de reírse<br />
hasta las lágrimas: el siglo XX.<br />
JEAN FRANCAIX (1912-1997): Música de cámara<br />
Blas Matamoro<br />
Charis-Ensemble / MDG / Ref.: MDG 0300 (1 CD) D2<br />
Enorme<br />
Recital Bach-Britten-Ligeti por<br />
Miklós Perényi para ECM<br />
Pablo Batallán<br />
Sea cual sea su programa, un disco de Miklós<br />
Perényi, como un recital suyo en cualquier parte,<br />
es algo que cualquier buen aficionado no debiera<br />
perderse. El húngaro es uno de los grandes músicos<br />
del presente en cualquier ámbito, un artista<br />
que une a una técnica poderosa una extraordinaria<br />
capacidad expresiva. Su presencia en escena<br />
–tan tímida–, su anuncio entre las novedades discográficas<br />
–tan poco habitual– hacen que quien<br />
lo conoce lo espere con ansia y quien se sienta atraído<br />
por un nombre que a veces pareciera sólo para<br />
conocedores se sorprenda ante lo verdaderamente<br />
inesperado. Dicho lo cual, el firmante de estas<br />
líneas no necesita confesarse como devoto convicto<br />
y confeso del arte de Perényi desde el primer<br />
día que lo escuchó, probablemente acompañado a<br />
la sazón –él, no yo– por un jovencísimo Zoltan<br />
Kocsis en un variadillo de la firma Hungaroton. Y<br />
si no lo fuera, bastaría este disco en el que, además,<br />
se entrega a tres autores que, junto a Beethoven y<br />
Kodály podrían catalogarse como su repertorio<br />
de elección. Olvidémonos de que no se trata de<br />
una integral Bach ni de una integral Britten sino<br />
de dos muestras de cada uno –las suites Tercera y<br />
Sexta respectivamente– que bastan para que nos<br />
hagamos una idea más que suficiente de cuál es su<br />
concepto del uno, del otro y de la suma de los dos.<br />
Y es que el acercamiento es de ida y vuelta, porque<br />
empezando a escuchar el disco por Bach o por<br />
Britten el punto de encuentro es el mismo. Cada<br />
uno, claro, con sus cosas, respetándolas el intérprete.<br />
Sabiendo que en Britten hay una esencia dramática<br />
vital, nuclear, que permite, nunca mejor<br />
dicho, la vuelta de tuerca, como ha hecho hace<br />
poco Daniel Müller-Schott en esta misma línea en<br />
su grabación completa para la casa Orfeo. Y que<br />
Bach es modernísimo y como tal puede tomarse.<br />
La Sonata de Ligeti es algo más que un complemento<br />
de ese par de cimas del violonchelo que en manos<br />
de este grande entre los grandes son lo que son.<br />
MIKLÓS PERÉNYI: Obras para violonchelo de Britten, J.S.<br />
Bach y Ligeti<br />
Miklós Perényi, violonchelo / ECM RECORDS / Ref.: ECM<br />
2152 (1 CD) D1<br />
Plegarias atendidas<br />
Volumen 4º del ciclo de sinfonías<br />
de Panufnik en CPO<br />
Juan Manuel Viana<br />
Compuesta en 1957 y revisada en 1966, la Sinfonía<br />
Elegiaca de Panufnik –segunda de su catálogo–<br />
toma prestado parte de su material sonoro de los<br />
dos primeros movimientos de una obra anterior,<br />
la llamada Sinfonía de la paz, una amplio tríptico<br />
sinfónico-coral dado a conocer por el propio músico<br />
en Varsovia, en la primavera de 1951. A pesar de<br />
su inmediato éxito, y del cosechado en 1955 por<br />
Stokowski con ocasión de su estreno americano,<br />
Panufnik no quedó contento de una obra que consideraba<br />
sometida en exceso a los dictados estéticos<br />
del realismo socialista. La nueva obra –indica<br />
su autor– “carece de programa literario pero, desde<br />
un punto de vista emocional, expresa la tristeza<br />
con respecto a las víctimas de la guerra y la<br />
protesta contra la locura y la violencia, para concluir<br />
con el lamento por los muertos y sus familias”.<br />
La Sinfonía Sacra –tercera de las suyas y una<br />
de las más conocidas– fue escrita por Panufnik en<br />
1963 con ocasión de las celebraciones del milenario<br />
de la cristianización y la independencia política<br />
de Polonia. Las dimensiones patriótica y religiosa<br />
sirven al músico para elaborar un discurso personal<br />
y contrastado que utiliza como base la<br />
Bogurodzica, canto gregoriano que constituye el<br />
más antiguo himno en lengua polaca conocido,<br />
“cantado en las iglesias como plegaria a la Virgen<br />
María pero también, a modo de invocación, por los<br />
caballeros polacos en los campos de batalla”.<br />
Dividida en cuatro secciones encadenadas,<br />
la Sinfonía nº 10 (1988) obedece a un encargo de<br />
Solti y la Sinfónica de Chicago para el centenario<br />
de la agrupación. Su concentrado discurso abunda<br />
en pasajes de carácter meditativo que confluyen<br />
en la emotiva plegaria del Adagio conclusivo.<br />
En esta cuarta entrega, Lukasz Borowicz ha cambiado<br />
a su habitual orquesta polaca por la berlinesa<br />
Konzerthaus, nueva denominación (desde 2006)<br />
de la veterana Sinfónica de Berlín que tan excelentemente<br />
moldeara entre 1960 y 1977 su legendario<br />
titular, el gran Kurt Sanderling.<br />
ANDRZEJ PANUFNIK (1914-1991): Sacra (Obras sinfónicas,<br />
vol. 4)<br />
Konzerthausorchester Berlin. Lukasz Borowicz, director /<br />
CPO / Ref.: 777683-2 (1 CD) D2