Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
La Casa del Árbol es el <strong>no</strong>mbre de un lugar mágico y maravilloso<br />
que <strong>se</strong> encuentra en medio del bosque, cami<strong>no</strong> al Desierto<br />
de los Leones, y que <strong>se</strong> convirtió en mi refugio durante<br />
mi divorcio. Memo Siliceo lo construyó, respetando la naturaleza<br />
y haciendo de e<strong>se</strong> lugar un paisaje de cuento: al cruzar la puerta,<br />
es posible encontrar<strong>se</strong> con duendes, hadas, g<strong>no</strong>mos y <strong>se</strong>res mitológicos<br />
que van despreocupados de una casa a otra, de u<strong>no</strong> a otro<br />
<strong>se</strong>ndero, saltando sobre las copas de los árboles, riendo, burlándo<strong>se</strong><br />
de todo y en ocasiones mostrando el cami<strong>no</strong> al confundido visitante.<br />
A mí me recibieron las hadas; ellas me guiaron hasta la casa de<br />
Memo, personaje a quien yo había co<strong>no</strong>cido cuando era niña -era<br />
amigo de mi padre- aquella tarde en la que llegó a la casa a mostrar<br />
sus alfombras persas. Él las cargaba, al entrar las aventó al suelo<br />
y dijo a mi papá: “Te dejo las alfombras, velas bien, escoge la que<br />
más te guste, acuéstate, siéntate sobre ellas, písalas”. Yo tendría<br />
u<strong>no</strong>s ocho años y su pre<strong>se</strong>ncia me resultó impactante. “¿Quién es<br />
e<strong>se</strong> <strong>se</strong>ñor?”, le pregunté a mi padre. “Un genio -me respondió- que<br />
vive en el bosque porque <strong>no</strong> soporta el ruido de la ciudad”. Años<br />
después volví a verlo porque, ya casada y con tres hijos, le pedí que<br />
plantara en el jardín de mi casa docenas de ciruelos y duraz<strong>no</strong>s<br />
que a escasos tres me<strong>se</strong>s crecieron de una manera des<strong>com</strong>unal. Así<br />
de buena ma<strong>no</strong> tiene para las plantas.<br />
Toqué a su puerta.<br />
-Pasa, Terry. Estás en tu casa.<br />
-Espero que <strong>no</strong> te hayas olvidado de mí.<br />
-¿Tú crees que alguien <strong>se</strong> puede olvidar de aquella niña que<br />
corría <strong>com</strong>o una princesa sobre el piso de mármol de tu casa<br />
de Palmas? Fui allá porque tu papá me dijo “Quiero una alfombra<br />
para la recámara de mi hija”. Escogiste una color pastel<br />
adornada con estrellas <strong>com</strong>o de Las mil y una <strong>no</strong>ches.<br />
75