31 de diciembre fun fun fun - Le chasseur abstrait
31 de diciembre fun fun fun - Le chasseur abstrait
31 de diciembre fun fun fun - Le chasseur abstrait
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
ventilla.<br />
En varias ocasiones a lo largo <strong>de</strong> ese día me sorprendí pensando en las manos <strong>de</strong> la <strong>fun</strong>cionaria<br />
que me había atendido y no pasó mucho tiempo antes <strong>de</strong> que empezara a imaginar historias en las<br />
que ellas y la mujer que las poseía cobraban vida.<br />
Empezó como un juego, cuando estaba aburrido o quería inhibirme <strong>de</strong> mi trabajo, para relajarme<br />
me recreaba en esas historias, ponía rostro a la mujer y sobre todo intentaba imaginar el tacto <strong>de</strong><br />
sus manos en mi piel, la leve caricia <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>dos paseándose por mi cuerpo, recorriendo todos los<br />
rasgos <strong>de</strong> mi cara, introduciéndose <strong>de</strong>spacio entre mi cabello y con suavidad <strong>de</strong>scribiendo círculos<br />
con las uñas en mi cabeza, como si me hiciera caracolas con el mi. El masaje me excitaba y tenía<br />
que poner veto a mis ensoñaciones.<br />
Poco a poco y sin darme cuenta aquellas manos preciosas que solo pu<strong>de</strong> ver unos minutos<br />
empezaron a obsesionarme. Volví a coger los lápices que tuve que rescatar <strong>de</strong>l maletín en el que<br />
habían permanecido por años, en el altillo <strong>de</strong> un armario, durmiendo el sueño <strong>de</strong>l olvido y las<br />
dibuje. En mil posiciones, relajadas, crispadas, reposando sobre una mesa como cuando las conocí,<br />
unidas, esperando, separadas, expresando sorpresa, dispuestas a acoger, exigentes, con los puños<br />
cerrados, dando amor, vacías, expectantes, nerviosas... Su estudio me resultó inagotable, dotándolas<br />
<strong>de</strong> vida, pero al final me cansé <strong>de</strong>l dibujo y volví a imaginar historias en las que ellas eran la<br />
principal protagonista.<br />
Me llegó una carta <strong>de</strong> Instituciones Penitenciarias y para mi aquel sobre supuso una alegría tan<br />
enorme, que cualquiera podía pensar al ver la ilusión con la que lo abrí que se trataba <strong>de</strong> la más<br />
esperada comunicación <strong>de</strong> amor. Nada más alejado <strong>de</strong> la realidad, solo me indicaban que no habían<br />
podido encontrar nada en los archivos <strong>de</strong> Madrid <strong>de</strong> la persona cuyo informe solicitaba, pero que<br />
seguirían buscando en las provincias que yo mencionaba, que si podía aportar algún dato más que lo<br />
unirían a mi expediente.<br />
Busque <strong>de</strong>nodadamente entre las viajas carpetas <strong>de</strong> mi padre cualquier indicio que pudiera<br />
servirme para situar a mi abuelo y conseguí un par <strong>de</strong> fechas y la referencia a otra ciudad,<br />
encontrando así la excusa perfecta para volver a aquella ventanilla.<br />
Había mucha gente esa mañana soleada y primaveral esperando su turno en la segunda planta <strong>de</strong>l<br />
edificio, yo tenía <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> mí más <strong>de</strong> treinta números y al fondo <strong>de</strong> la sala se abrían las<br />
ventanillas, como agujeros <strong>de</strong>l abismo. Hombres y mujeres se situaban al otro lado <strong>de</strong>l mostrador;<br />
en la que me atendieron la vez anterior ahora había un hombre, lo que me produjo una gran<br />
<strong>de</strong>silusión. ¿Y sí hoy no había venido la mujer <strong>de</strong> las manos hermosas? ¿Podía ser que no me tocara<br />
con ella? Lo mismo la habían trasladado y ya no trabajaba allí... Montones <strong>de</strong> preguntas sin<br />
respuesta surgían en mi mente, como piedras que me golpeaban la cabeza produciendo dolor, temor,<br />
<strong>de</strong>sasosiego, mientras con la mirada ansiosa intentaba localizar a la mujer <strong>de</strong> mis sueños.<br />
Tardé veintiséis número en reconocer que ella no estaba. Que la había perdido para siempre.<br />
Cuando llegó mi turno me sentía triste, sin esperanza mientras una señora joven con rostro<br />
agradable me saludo al aproximarme a la ventanilla. Yo no tenía animo para nada, sin embargo, ella<br />
era tan amable, incluso pareció mostrar interés cuando escucho mi historia, que me fui rehaciendo<br />
poco a poco <strong>de</strong> mi <strong>de</strong>silusión.<br />
Cuando cogió el escrito que yo le ofrecía las vi. Eran sus manos, las mismas manos que tantas<br />
veces imagine, las protagonistas <strong>de</strong> mis fantasías, las que llenaban mi nueva carpeta <strong>de</strong> dibujos a<br />
lápiz, carboncillo y sanguina; las que me hicieron imaginar mil y una historias; las que había amado<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> poco <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> verlas; las manos más bellas que haya podido imaginar. No había duda,<br />
a<strong>de</strong>más su sortija lo confirmaba. Yo casi había perdido el habla. Nada tenía que ver el rostro afable<br />
<strong>de</strong> aquella mujer con el que mi mente había forjado. Al <strong>de</strong>volverme la copia <strong>de</strong>l papel sellada<br />
nuestras manos se rozaron y sentí una agradable sensación que me recorrió entero.<br />
– Tiene usted unas manos preciosas, señoritaaaaa...<br />
– Lour<strong>de</strong>s. Muchas gracias, a mi también me gustan. Que tenga un buen día y hasta<br />
pronto.<br />
– Gracias. Adiós.<br />
17/10/07.