31 de diciembre fun fun fun - Le chasseur abstrait
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Debemos, en cuanto perceptores <strong>de</strong> sombras, re<strong>de</strong>scribirnos en cuanto a las <strong>de</strong>finiciones<br />
<strong>de</strong>l montaje. Al re<strong>de</strong>finir encontramos que “fotografiar” consiste en retener con un lazo<br />
afinado la expresión interior <strong>de</strong>l movimiento, o escribir es marcar a contraluz las venas <strong>de</strong>l<br />
pensamiento mucho más fluido y memorable. La i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que el alma es inmortal y<br />
transmigra proviene <strong>de</strong> los relatos pitagóricos o <strong>de</strong> los matemáticos, como Vladimir Arnold<br />
que entien<strong>de</strong>n que la física explora quietamente el mundo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la humildad experimental<br />
<strong>de</strong> la matemática:<br />
“Mathematics is a part to physics. Physics is an experimental science, a part of<br />
natural sciences. Mathematics is the part of physics where experiments are cheap”[5].<br />
Los matemáticos romantizan con alcanzar la purificación a través <strong>de</strong> rituales ascéticos, en<br />
la creencia <strong>de</strong> la inmortalidad y transmigración <strong>de</strong> las almas, que se encontrarían<br />
encerradas en el cuerpo como en una prisión o caverna platónica. Lo que pue<strong>de</strong> afirmarse<br />
es la inmortalidad <strong>de</strong>l tiempo. No se trata <strong>de</strong> que el tiempo siempre exista, en cuanto a<br />
que el tiempo es condición <strong>de</strong> la existencia. El tiempo dura y permanece como sostén <strong>de</strong>l<br />
cambio. Ese sostén que quiere cortar la tijera <strong>de</strong> la primera fotografía. Los cambios se<br />
realizan en el tiempo y aunque el tiempo cambie, aunque el tiempo vuele, es durable. La<br />
fotografía permanece privada ante el tiempo eterno, o en todo caso se acerca a un<br />
pitagorismo. Dentro <strong>de</strong> una fotografía hay una producción temporal durable aunque no<br />
cinética, sin movimiento. Tendremos que hablar <strong>de</strong> la purificación <strong>de</strong> los cuerpos en la<br />
fotografía, como duraciones en el tiempo, como sometimientos al tiempo, jamás al<br />
hombre;<br />
“esto no quiere <strong>de</strong>cir que antes <strong>de</strong> inventarse la Cámara… pensaran que cada cual<br />
podía verlo todo. Pero la perspectiva organizaba el campo visual como si eso fuera<br />
realmente lo i<strong>de</strong>al” (Berger, 1972, 10).<br />
Los cabellos se fustigan entre sí, se liquidan entre sí. Son dos fotos. Los pelos se fugan,<br />
los pájaros se vuelan, el sol, como lágrima <strong>de</strong> limón se reconoce en que todo es quemado<br />
ante él. La luz hace tenue las verda<strong>de</strong>s, las anochece como el flash <strong>de</strong>ficiente <strong>de</strong> un<br />
fotógrafo <strong>de</strong> casamientos. Hay un <strong>de</strong>seo enigmático <strong>de</strong> la vigilancia, <strong>de</strong> la vigilia lúcida, lo<br />
que está siempre en la vigilia perpetua. Y será entonces, quizás, la exigencia <strong>de</strong>l día<br />
eterno, el recuerdo <strong>de</strong> un mal día <strong>de</strong> verano, don<strong>de</strong> un eclipse solar, nos dio lugar al fin, al<br />
intervalo, a la intermitencia, a la posibilidad humana <strong>de</strong> la privación <strong>de</strong> la narcosis<br />
lumínica. Ya no sentiremos el mundo como fatalidad porque tenemos la pausa <strong>de</strong>l mundo,<br />
una ausencia <strong>de</strong>l mundo abierta al mundo (Pérez Opacak, 2008).<br />
Lo que veíamos era algo relativo que <strong>de</strong>pendía <strong>de</strong> nuestra posición en el tiempo y en el<br />
espacio. No resulta posible imaginar que todo convergía en el ojo humano, punto <strong>de</strong> fuga<br />
<strong>de</strong>l infinito. Punto <strong>de</strong> convergencia <strong>de</strong>l sentido, todo termina en el ojo. Pero también, y no<br />
es contradictorio, el ojo se fuga por las cosas buscándoles sus tiempos. No solo hay<br />
visibilida<strong>de</strong>s, sino témporo-visibilida<strong>de</strong>s. No es la imagen tiempo lo que buscamos sino el<br />
tiempo en la imagen fija. La imagen quiere <strong>de</strong>tener lo que el ojo no se propone, porque es<br />
un ojo-tiempo. Antes <strong>de</strong> la foto se suponía que había un lugar privilegiado para ver. La<br />
perspectiva no le otorgaba tiempo al ojo.