18.04.2013 Views

31 de diciembre fun fun fun - Le chasseur abstrait

31 de diciembre fun fun fun - Le chasseur abstrait

31 de diciembre fun fun fun - Le chasseur abstrait

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

LA VIDA ES ROSA<br />

Despierta Rosa cuando el sol se acuesta y la<br />

noche golpea su ventana; una ventana mínima,<br />

triste, con vistas a un edificio tan <strong>de</strong>slucido<br />

como el suyo, encajonado en una calle oscura,<br />

sin salida.<br />

Tampoco a ella le quedan <strong>de</strong>masiadas opciones,<br />

el <strong>de</strong>spiadado espejo se encarga <strong>de</strong> recordárselo<br />

a diario; las bodas <strong>de</strong> oro, conmemoradas el<br />

otoño anterior, no son más piadosas, aunque <strong>de</strong><br />

esos cincuenta años ejerciendo la prostitución<br />

no reniega; por eso, cuando pone el pie un paso<br />

más allá <strong>de</strong>l portal <strong>de</strong> su casa, sigue siendo Vida.<br />

<strong>Le</strong> gusta el sexo; lo <strong>de</strong>scubrió con el novio adolescente que la <strong>de</strong>sfloró entre aromas <strong>de</strong> poleo,<br />

tumbados en los juncos que ribeteaban el río. Poco tiempo pasó <strong>de</strong>s<strong>de</strong> aquél atar<strong>de</strong>cer primaveral,<br />

hasta que <strong>de</strong>jó el pueblo. La capital ofrecía un mundo multicolor <strong>de</strong> posibilida<strong>de</strong>s para una mocita<br />

bien plantada; los hombres se volvían a su paso cimbreante, la piropeaban alabando su exuberancia,<br />

la guapura lozana <strong>de</strong>l rostro pícaro, la gracia insolente <strong>de</strong> a<strong>de</strong>manes…<br />

A la naturaleza tenía que agra<strong>de</strong>cerle su físico, y a la vida que la hubiese respetado en su espinosa<br />

carrera. Nunca topó con clientes violentos o que se largaran sin pagar el servicio, jamás se enzarzó<br />

con colegas ni <strong>de</strong>pendió <strong>de</strong> chulos. Empezó en el oficio por todo lo alto, en locales <strong>de</strong> postín, en<br />

hoteles <strong>de</strong> categoría, igual que los caballeros que la solicitaban. Pasó <strong>de</strong> vivir <strong>de</strong> pensión a<br />

compartir piso con dos amigas <strong>de</strong> faena, hasta que se encumbró lo suficiente para in<strong>de</strong>pendizarse en<br />

un apartamento coquetón y céntrico.<br />

También tenía que agra<strong>de</strong>cer que conociera el amor; se lo profesaba Serafín, el canoso propietario<br />

<strong>de</strong> un club que se prendó <strong>de</strong> ella sin condiciones, sin afearle su quehacer. La amaba con una pasión<br />

arrebatada que no podía correspon<strong>de</strong>r. Y lo intentó, Dios sabe que lo intentó, aunque nada le<br />

prometió ni él lo <strong>de</strong>mandó. Pero al fin la realidad cayó por su propio peso: no era ella mujer <strong>de</strong> un<br />

solo hombre ni él tenía suficiente fuelle para encandilarla. Nunca <strong>de</strong>jaron <strong>de</strong> ser amigos, sabía que<br />

podía contar con él para todo y eso le hacía sentirse segura. <strong>Le</strong> <strong>de</strong>bía mucho a Serafín, se preocupó<br />

<strong>de</strong> cultivarla, la enseñó a sacar el mejor partido <strong>de</strong> sí misma haciéndola todavía más <strong>de</strong>seable;<br />

también fue su enamorado el que le puso el nombre <strong>de</strong> guerra: Vida; la llamaba así, aseguraba que<br />

le revivía cuando la tenía en sus brazos.<br />

Las hojas <strong>de</strong>l calendario, incongruentemente, no son concientes <strong>de</strong>l paso <strong>de</strong>l tiempo, no entien<strong>de</strong>n<br />

<strong>de</strong> meses ni estaciones y caen indolentes sin aguardar a que sea otoño. Para Vida hace rato que llegó<br />

el <strong>de</strong>clive en forma <strong>de</strong> pliegues ceñidos a la cintura, <strong>de</strong>splomes que arruinan papada, pechos y culo,<br />

arrastrándola sin compasión cuesta abajo en su oficio. Se acabaron los clubes <strong>de</strong> categoría y los<br />

hoteles lujosos y el apartamento coquetón, los taxis… Ahora se conforma con salir cuando la luz se<br />

disipa y subir a un autobús que la <strong>de</strong>ja a las afueras <strong>de</strong> la ciudad.<br />

Su clientela, antaño elegante, en la actualidad se nutre <strong>de</strong> camioneros sudorosos y barrigudos a los<br />

que alivia, sin <strong>de</strong>snudarse, en la cabina <strong>de</strong>l camión o en el retrete <strong>de</strong> la gasolinera; a veces ni<br />

siquiera a cubierto, los apaña a mano o <strong>de</strong> rodillas en cualquier rincón discreto. Cobra poco por los<br />

servicio, lo justo para ir tirando. Pero lo cierto es que no le falta trabajo, tiene buena reputación,<br />

saber hacer y entusiasmo, sigue gozando <strong>de</strong>l trato con hombres, <strong>de</strong> dar placer y recibirlo. <strong>Le</strong> agrada<br />

pensar que gracias a su labor, las novias que llegaron al altar inmaculadas fueron muchas, también<br />

las esposas que vieron aparecer a sus maridos <strong>de</strong> buen humor, sosegados y, quizás, hasta se libraron<br />

<strong>de</strong> un pescozón, y tales conjeturas le hacen sentirse satisfecha.<br />

Regresa al barrio con la luna en retirada. En el portal queda Vida y sube Rosa las escaleras, sin<br />

prisa, que las piernas varicosas ya pesan, y se acuesta cuando el sol <strong>de</strong> mediodía asoma a su triste, a<br />

su mínima ventana sin más vista que el edificio <strong>de</strong>slucido.<br />

FIN

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!