V.ARIEDADE'S; - Biblioteca Nacional de Colombia

NOCIONES SOBRE LA ENTOMOLOG1A. 375
Iarles una magnitud moral que for-
ma un extraño contraste con la que
tienen en el órden f'ísico.
(,Quien no siente ? afecta sentir
cierta especie de entusiasmo al ha-
blar de las abejas? Filósofos y poe-
tas, cada qual las saca a lucir para
adornar o exemplificar sus ideas so-
_bre la diligencia, la industria, el buen
órden, la dulzura, y otros muchos tó-
picos de la moral y del floreo poéti-
co. Pero lo que no todos sabrán
quizá, es que en esos mismos panales
que tan a menudo se nos muestran
como el símbolo del manjar divino
en el Olimpo y en el Empíreo, se
encierra a veces un veneno, que se
acomoda muy mal con las propiedades
del nectar y de la ambrosía, si hemos
de creer mas bien a lo que sufren
nuestros estómagos, que a lo que nos
cuentan y ponderan los místicos y
'los poetas. Y no se crea que estos
efectos dañosos de la miel provienen
de la disposicion 'del estómago que
'la recibe, porque hai personas a
quienes sienta perfectamente la de
N arbona, por exemplo, y que no se
librarian de dolores vehementes si
'catasen 'la de algunas 'regiones de
América, o qualesquier otras donde
las abejas tienen que libar la miel de
los rododendros, las calmias 'Y las
'andrómedas que abundan en torno
'. -de las colmenas.
Uno de los obgetos mas útiles que
presenta el estudio de la Entomolo-
gía, es sin duda el descubrir el tiempo
y el modo en que los insectos de-
sovan, crian y experimentan esas ad-
mirables transformaciones, cuya ob-
servacion no pasi'! en el común de las
gentes del deséo de satisfacer la cu- /
riosidad sin pararse a examinar nin-
, ,
gun resultado. i, No seria, entre
otras, muy útil para las mugeres de
gobierno que tanto reniegan de 1a
polilla, la advertencia de que elbicho
que les roe las felpas, las corti-
nas y toda ropa de lana, no es la
palomilla sino el gusano, y que por
consiguiente evitarían el destrozo de
que se quexan, sacando al aire la
ropa solo en los dias en que el ani-.
malejo conserva la forma de larva,
pudiendo tenerla encerrada sin recelo
alguno todo lo demas del año?
Tambien seria bueno que la gente
del campo y los jardineros que se
afanan por destruir esa multitud de
enemigos conjurados contra las raizes
y las plantas, tuviesen entendido que
muchas veces, cuando creen haber
exterminado uno de los mas formida-
bles, no han hecho mas que abrir la
puerta a otros mucho mas numerosos
y voraces. ¿ De qué sirve que un
hortelano destruya un avispero, si
con su desaparición pueden echar a
perder impunemente sus coles y sus
albérchigos una multitud de miles de
pulgones y mosquitos, a quienes te-
nia antes a raya el temor de las avispas,
que se alimentan con ellos?
Es prodigioso el estrago que suelen
hacer estos insectos quando, al favor
de su asombrosa fecundidad~Jl.~:a_!l
a formarse nubadas de e1l s:-,> i{Qu:in~
fotmidable no llegó a ~th~en Amé-
rica el que se conoce ca,' 4el nombre
de mosca hessense ! J\¡1'amóse así,
porque se creia que la hafJ@nlle.vildq/
- 1.. '
desde Alemania las tropas de 'If"e1 .
Se dexó ver por primera vez en