INFORME DE RESULTADOS (2006-2012)

Conclusiones
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Fortalecer nuestro mercado también implica reducir
la pobreza y el desempleo. Gozar de buena
salud, incrementa la productividad de las personas
y les permite ampliar sus opciones de vida.
Con el despliegue de infraestructura promovido
por COFETEL, se podrá albergar un Sistema Nacional
de Tele-Salud que ofrezca cobertura universal,
con una gran capacidad de transmisión
de datos. De la misma forma, un servicio universal
de tele-educación, ofrecerá a los mexicanos
un aprendizaje auto-didacta, susceptible de certificación,
para obtener claras ventajas competitivas
en los mercados laborales. La distribución de
contenidos y aplicaciones educativas, demandará
un uso intensivo de la conectividad por parte
de la población. Como ejemplo de uso intensivo,
45 horas mensuales de acceso a banda ancha
consumen en promedio 18 Gigabytes a una velocidad
de entre 2.56 y 15.36 Mb/s. En México,
esta oferta tiene un costo que va de los 34.34 a
los 43.53 dólares, mismos que representan entre
26% y 33% del salario mínimo mensual en la
zona A.
Necesitamos asegurar precios razonables de acceso
a la banda ancha, esta emergencia nacional
se manifestó en la ENIGH 2010, misma que nos
permitió concluir que el porcentaje de hogares
con acceso a internet en el primer quintil de ingreso,
fue solamente de 2%, y del segundo quintil,
apenas de 6.2%. La teledensidad de la banda
ancha (fija y móvil) en México apenas alcanzó las
20 suscripciones por cada 100 habitantes en
2011. Para aumentar su penetración, será necesario
que el costo de las suscripciones no sea
superior a 0.7% de los ingresos de los usuarios.
Por otra parte, fortalecer nuestra democracia
requiere ampliar libertades políticas, ejercer plenamente
los derechos humanos y ampliar nuestro
potencial para influir en el entorno. Al respecto,
la radiodifusión digital tendrá un papel crucial,
ya que la multiprogramación permitirá distribuir
más contenidos, que representen la pluralidad de
pensamiento que hay en la sociedad mexicana e
internacional. Será imperativo asegurar un espacio
a los contenidos que permitan construir ciudadanía
mediante regulaciones de acceso irrestricto.
Crear cultura política con el incremento de
la oferta de contenidos es factible y deseable, no
es opcional.
Por todo lo anterior, la autoridad regulatoria tiene
un gran desafío por delante: crear las condiciones
para alcanzar la ubicuidad de la conectividad
y los contenidos digitales radiodifundidos. Debemos
cambiar el paradigma que considera a las
personas como beneficiarias pasivas del desarrollo.
En el México que soñamos, la democracia
y el mercado son arreglos institucionales para
beneficiar a la gente, pero también los propios
mexicanos afectarán a estas instituciones, en la
medida que amplíen sus capacidades humanas
y expandan sus libertades políticas, gracias a la
eliminación de barreras geográficas y cognitivas
por parte de la banda ancha y la radiodifusión digital.
Son tiempos de construcción de infraestructura,
física e institucional, pero también de conquistar
consensos políticos y tejer redes de acción colectiva,
como medio para ampliar nuestras capacidades
como sociedad.