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•La persistencia de una concepción dogmatizada, neopositivista,
utilitarista e instrumental de la ciencia. Paradigma
dominante en los centros docentes y en la investigación
en ciencias básicas y aplicadas.
•El desinterés continuo de profesores y científicos en asumir
“el análisis y la reflexión” de los acontecimientos históricos
como parte de la clase de ciencia y de la formación
profesional; se favorece, así, la formalización y el tratamiento
algorítmico de la inmensa mayoría de los contenidos
científicos, aun en el caso que sea imprescindible
hacerlo.
•Escasas publicaciones en el área de la historia de la ciencia
y la enseñanza. Situación que dificulta el acceso a fuentes,
documentos y sistematizaciones de calidad en tópicos
particulares y en ámbitos específicos (genética, citología,
hematológica, química, por nombrar algunos).
•Desprecio hacia la historia por parte de científicos y
profesores de ciencia, que la ven como “acontecimientos
puntuales” desconectados de los contenidos que se tienen
“que enseñar” y por los cuales la sociedad evaluaría
las capacidades y competencias de los alumnos.
Antes de concluir este breve recorrido por la historia de la
ciencia, es relevante identificar el momento en que aparece
la historia de la ciencia como área objeto de estudio.
Diferentes autores, entre ellos Lires (2004), citando a Barona,
coinciden en aseverar que “la historia de la ciencia
es una disciplina que tiene sus orígenes en el siglo XVIII,
en la ilustración; aunque sus antecedentes había que buscarlos
en las polémicas del siglo anterior, referentes a la
dicotomía entre autores antiguos versus autores modernos.
En los últimos años, esta disciplina ha despertado un
interés creciente, de tal manera que son numerosísimas
las publicaciones internacionales existentes al respecto,
así como las investigaciones especializadas”.
En ese paso por la historia de la ciencia, el término ha
asumido varias acepciones que han hecho que designen
muchas cosas a la vez. “Evocan una gran cantidad de investigaciones
que van desde la descripción de un instrumento
o de una máquina hasta el análisis de una estructura
conceptual de una teoría; de la biografía de un sabio
a la historia de una institución científica, de la influencia
de las ideas filosóficas y religiosas sobre las teorías a la
cuantificación de las subvenciones gubernamentales e industriales
a la investigación; de la epidemiología estadística
al análisis del origen social de los premios Nóbel. Como
los demás tipos de historia, la historia de las ciencias tiene
también fronteras inciertas y abiertas que se relacionan
con la historia de las técnicas, con la del pensamiento religioso,
la epistemología y las ciencias sociales de donde se
Fundación Universitaria del Área Andina
deduce la existencia de un gran abanico de métodos que
van de la erudición filosófica aplicadas a la edición critica
de un texto científico a un acercamiento antropológico;
de los métodos estadísticos a la historia de las instituciones”
(Lires, op. cit.).
2 LA HISTORIA DE LA CIENCIA EN LAS DISCIPLINAS DE
LA FORMACIÓN PROFESIONAL
La temática descrita, en el apartado anterior, sirve de telón
de fondo para analizar la importancia de incorporar
la historia de la ciencia en los currículos y la formación
de profesionales docentes. En un momento en que las
ofertas de formación universitaria son cuestionadas constantemente,
puesto que éstas no logran satisfacer las necesidades
y expectativas de los requerimientos sociales,
culturales, económicos del mundo actual.
Situación que plantea una serie de retos que debe asumir
la educación superior, en los que se encuentran: aumentar
la cobertura con calidad y equidad; promover
el saber mediante la investigación en los ámbitos de la
ciencia, el arte y las humanidades; y, asimismo, la difusión
de los resultados; orientar una educación fundada
en la pertinencia; reforzar la cooperación con el mundo
del trabajo y el análisis y la previsión de las necesidades
de la sociedad; diseñar métodos educativos innovadores;
desarrollar el pensamiento crítico y la creatividad; entre
otros (UNESCO, 1999).
La problemática anteriormente planteada y los retos que
le corresponde asumir a la educación superior, conllevan
a una situación particular relacionada con la formación de
profesionales de diferentes disciplinas. Profesionales que,
sin haber sido formados como docentes, ejercen la función
de docencia y no incorporan elementos de la historia
del conocimiento que enseñan. Este hecho debe ser analizado
de tal forma que se fortalezca su función educadora
por medio de un proceso de formación permanente. Lo
anterior significa, incorporar elementos de la didáctica de
la ciencia y garantizar los conocimientos alrededor de la
naturaleza de las disciplinas, incluyendo elementos de la
historia de la ciencia.
En tal sentido, estudios sobre la enseñanza de la ciencia,
en particular, y de la pedagogía, en general, han sumado
investigaciones de profesionales de diversos campos
del conocimiento, como psicólogos, epistemólogos, historiadores
de la ciencia, pedagogos y sociólogos. Investigaciones
que demuestran que el proceso de enseñanza-aprendizaje
de las ciencias presenta características y
dificultades propias, y que su estudio está vinculado con
diversas áreas.