El corazón, fuente de energia vital - Fundación Universitaria del ...
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No po<strong>de</strong>mos preten<strong>de</strong>r que los problemas se resuelvan<br />
rechazando las i<strong>de</strong>as y prácticas <strong>de</strong> la educación tradicional<br />
<strong>de</strong> entrada. Antes bien, <strong>de</strong> acuerdo con los principios<br />
<strong>de</strong>l pragmatismo, <strong>de</strong>bemos recordar que el conocimiento<br />
pasado pue<strong>de</strong> convertirse en una herramienta útil para<br />
tratar con eficacia al futuro; pues, separarnos <strong>de</strong> lo viejo<br />
no resuelve los problemas, el punto fundamental es darse<br />
cuenta <strong>de</strong>l continuo cambio en que todo está sometido.<br />
De esta forma, no preten<strong>de</strong>mos satanizar <strong>de</strong> entrada a la<br />
educación tradicional, sino que, por los mismos principios<br />
<strong>de</strong>l pragmatismo que aquí estamos exponiendo, <strong>de</strong>bemos<br />
rescatar sus fortalezas y estar atentos en sus <strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s<br />
para no caer nuevamente en ellas.<br />
En primer lugar, la educación tradicional no pue<strong>de</strong>, al parecer,<br />
librarse exitosamente <strong>de</strong> preguntas como ¿cuál es el<br />
sentido <strong>de</strong> las materias <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la experiencia? O, ¿pue<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>cirse que en la experiencia hay algo que tienda a la<br />
organización progresiva <strong>de</strong>l contenido <strong>de</strong> las materias?<br />
Cuestiones que, por el contrario, la educación progresiva<br />
trata <strong>de</strong> respon<strong>de</strong>r. Esta posición es acor<strong>de</strong> con la importancia<br />
que le confiere el pragmatismo a la experiencia y<br />
muestra una “conexión orgánica entre la educación y la<br />
experiencia personal; o bien, que la nueva filosofía <strong>de</strong> la<br />
educación está sometida a algún género <strong>de</strong> filosofía empírica<br />
o experimental” (Dewey, 1945: 21). Analicemos esta<br />
relación.<br />
Primero que todo, no toda experiencia es educativa. La experiencia<br />
y la educación no pue<strong>de</strong>n ser equiparadas la una<br />
a la otra. Para Dewey, una experiencia es antieducativa<br />
cuando tiene por efecto perturbar o <strong>de</strong>tener el <strong>de</strong>sarrollo<br />
<strong>de</strong> futuras experiencias. Esto significa que una experiencia<br />
es antieducativa cuando uno <strong>de</strong> sus efectos es el embotamiento,<br />
la falta <strong>de</strong> sensibilidad y reactividad, y cuando con<br />
ella se restringen las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> tener una experiencia<br />
más rica en el futuro. No pue<strong>de</strong> pasar que los conocimientos<br />
se <strong>de</strong>sconecten <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong> la experiencia y que ésta<br />
no sea aprovechable en las condiciones actuales <strong>de</strong> la vida.<br />
Esto señala, que “la actitud más importante que se pue<strong>de</strong><br />
formar es la <strong>de</strong> <strong>de</strong>sear seguir aprendiendo” (Dewey, 1945:<br />
53).<br />
Po<strong>de</strong>mos ver, así, que algunas <strong>de</strong> las experiencias <strong>de</strong> la escuela<br />
tradicional eran antieducativas; pues, “¿cuántos estudiantes,<br />
por ejemplo, no llegaron a ser insensibles a las<br />
i<strong>de</strong>as y cuántos no perdieron el ímpetu para apren<strong>de</strong>r por<br />
el modo en que experimentaban la instrucción? ¿Cuántos<br />
no adquirieron capacida<strong>de</strong>s especiales por medio <strong>de</strong>l un<br />
adiestramiento automático, <strong>de</strong> suerte que quedó limitada<br />
su facultad <strong>de</strong> juzgar y su capacidad <strong>de</strong> actuar inteligentemente<br />
en las situaciones nuevas?” (Dewey, 1945: 24).<br />
Se nos presenta aquí, el problema <strong>de</strong> seleccionar el género<br />
<strong>de</strong> experiencias que sean educativas, es <strong>de</strong>cir, que vivan<br />
<strong>Fundación</strong> <strong>Universitaria</strong> <strong>de</strong>l Área Andina<br />
creadoramente en las subsiguientes experiencias, que tengan<br />
una continuidad experencial. De esta manera, “la lección<br />
para la educación progresiva es que necesita un grado<br />
vigente, y aun más apremiante que lo era para los anteriores<br />
innovadores, una filosofía <strong>de</strong> la educación basada<br />
en un filosofía <strong>de</strong> la experiencia” (Dewey, 1945: 27). Para<br />
Dewey, la función <strong>de</strong> la educación es sacar a flote el espíritu<br />
experencial <strong>de</strong> los individuos.<br />
“Es menester el rechazo sistemático <strong>de</strong> todas las doctrinas<br />
que asocian el conocimiento con el ‘espíritu’ y con un supuesto<br />
yo individual, consi<strong>de</strong>rado como algo separado y<br />
encerrado en sí mismo […] Este trabajo es preparatorio. En<br />
líneas generales, se trata <strong>de</strong> que la filosofía limpie su propia<br />
casa, y al mismo tiempo la reamueble en cierta medida”<br />
(Dewey, 1961: 25).<br />
Para Dewey, esta nueva forma <strong>de</strong> encaminar a la filosofía,<br />
y con ella a la educación, es más acor<strong>de</strong> con el principio<br />
<strong>de</strong> la <strong>de</strong>mocracia social; en otras palabras, acor<strong>de</strong> con el<br />
principio <strong>de</strong>l respeto a la libertad individual y la distinción<br />
entre los valores inherentes <strong>de</strong> experiencias diferentes, es<br />
<strong>de</strong>cir el principio <strong>de</strong> continuidad <strong>de</strong> la experiencia. Así, arguye<br />
Dewey:<br />
“Se pue<strong>de</strong> suponer seguramente, creo, que lo que ha<br />
recomendado el movimiento progresivo parece más <strong>de</strong><br />
acuerdo con el i<strong>de</strong>al <strong>de</strong>mocrático […] Otra cosa que ha<br />
contribuido a su favorable acogida es que sus métodos son<br />
humanos en comparación con la enseñanza que tan a menudo<br />
acompaña a las medidas <strong>de</strong> la educación tradicional”<br />
(Dewey, 1945: 32).<br />
En esta nueva forma <strong>de</strong> educación, se le pregunta a los<br />
otros qué <strong>de</strong>sean, qué esperan, qué necesitan, cuáles son<br />
sus i<strong>de</strong>as. A diferencia <strong>de</strong> la educación tradicional, la educación<br />
progresiva no supone lo que los individuos quieren,<br />
sino que le interesa que cada cual manifieste sus propias<br />
necesida<strong>de</strong>s. En la educación progresiva, todos sus participantes,<br />
tanto profesores como estudiantes, son vistos<br />
como individuos iguales que los otros. En este nuevo mo<strong>de</strong>lo,<br />
hay una abolición a la jerarquización tradicional que<br />
ponía por encima a los maestros sobre los alumnos. De esta<br />
manera, en la educación progresiva se sigue el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong><br />
igualdad que, consi<strong>de</strong>ran los pragmatistas, es la i<strong>de</strong>a que<br />
<strong>de</strong>be seguir toda educación sana. Una educación don<strong>de</strong><br />
halla espacio para la expresión <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> todos sus<br />
participantes. En este sentido, se construye, a la vez, un<br />
concepto <strong>de</strong> <strong>de</strong>mocracia, comprendido como un proceso<br />
educacional en que los individuos pue<strong>de</strong>n hacer una contribución<br />
al bienestar social <strong>de</strong> los otros.<br />
La filosofía pragmática es crítica <strong>de</strong> cara a todas las acciones<br />
que sólo proveen <strong>de</strong> rutina y experiencias antieducativas<br />
a los seres humanos. Sin embargo, como ya vimos,