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Las ideas antes descritas confirman la necesidad de abordar,
desde la didáctica de las ciencias, nuevas formas de
enseñar que permitan comprender la complejidad de los
problemas educativos planteados. Esas formas de trabajo
deben permitir a los profesionales docentes la enseñanza
de determinados conocimientos, no sólo en un nivel
cognitivo como saber histórico, sino en situaciones concretas
sociales, desde las disciplinas en las que fueron formados.
Los profesionales docentes del futuro deben estar preparados
para reaccionar con flexibilidad ante los problemas
previstos en las diversas situaciones concretas dentro del
salón de clases. Para ello, también es necesario que la situación
de formación, como estructura compleja, se desarrolle
y les permita asumir el campo de la nueva ciencia
emergente, la didactología, en su componente histórico;
es decir, los profesionales docentes deben acceder al conocimiento
de la ciencia de la didáctica desde la perspectiva
de la disciplina que enseñan.
Hacer una transposición desde las ciencias naturales, línea
de trabajo en la cual la didáctica de las ciencias se
encuentra fuertemente sustentada, a las disciplinas científicas
que desde los diferentes programas fundamentan
la formación profesional, se constituye en una perspectiva
de solución a la necesidad de incorporar la historia de la
ciencia en otros campos del conocimiento que aborda la
formación profesional. Soportados en los resultados de las
diversas investigaciones, se ha demostrado que: las creencias
del profesorado sobre la naturaleza de la ciencia se
relacionan directamente con su práctica docente; y, que,
una buena comprensión de la naturaleza de la ciencia, es
un factor decisivo para tomar mejores decisiones sobre
cuestiones científicas y tecnológicas de interés social.
En tal caso, diversos investigadores de la enseñanza de
la ciencia esgrimen una serie de razones por las que se
requiere incorporar la historia de la ciencia como un componente
relevante de la formación de profesores. Quintanilla
(2005) enfatiza que “la historia de la ciencia promueve
una mejor comprensión de los conceptos y métodos
científicos; los enfoques históricos conectan el desarrollo
del pensamiento individual con el desarrollo de las ideas
científicas; la historia de la ciencia se hace necesaria para
entender la naturaleza de la ciencia, su objeto y método
de estudio; la historia de la ciencia cuestiona el cientificismo
y dogmatismo que es común encontrar en nuestras
clases y textos de ciencia (y por tanto en nuestros discursos).
Al examinar la vida y época de científicos y (científicas)
individuales, la historia de la ciencia humaniza los
contenidos propios de la ciencia, haciéndola menos abstracta
y más cercana a los estudiantes y a la sociedad en
general. Finalmente la historia de la ciencia nos permite
Fundación Universitaria del Área Andina
conectar la ciencia especifica con tópicos y temas propios
de cada disciplina y también con múltiples saberes, integrando
la natural interdependencia de la complejidad del
conocimiento humano”.
De otro lado, Izquierdo M., Quintanilla M, Vallverdú J. y
Merino C. (op. cit.) arguyen que “la formación de profesores
debe facilitar esta mirada amplia que abarque tanto
a los conocimientos científicos como a su historia para
enseñar mejor las ciencias a unos jóvenes con futuro, que
van a ser las personas del mañana. Para ello se les ha de
ayudar a considerar los conocimientos científicos como resultado
de una actividad llevada a cabo en un contexto,
con una finalidad “histórica” (es decir, que corresponde
a un momento histórico determinado) pero por personas
que piensan y sienten de manera “humana” y que
se interesaron por algunos temas que reconocemos aún
y por otros que ahora nos cuesta comprender, pero que
movilizaron ilusiones y expectativas en su momento. El
profesorado de ciencias formado desde una perspectiva
en la que confluyen las ciencias y las humanidades va a
devolver a las ciencias la mirada sobre sí misma que le está
haciendo falta”.
CONCLUSIONES
Si las diferentes investigaciones han demostrado la importancia
de la didáctica de las ciencias (naturales, sociales y
humanas), junto a la incorporación del concepto de tecnología
(años ochenta, del siglo XX), es porque se evidencia
cada vez más la necesidad de incorporar en los
programas de formación profesional el componente de la
naturaleza de la ciencia y la tecnología que soporta dichas
áreas de conocimiento.
En consecuencia, el camino recorrido por la didáctica de
las ciencias debe servir de fundamento teórico y metodológico
al diseño de programas académicos, en formación
profesional y pedagógica. Con estos fundamentos, los
profesionales estarían más aptos para ejercer la labor de
la enseñanza.
Le corresponde a la didáctica de las ciencias y, en especial,
a la línea de investigación desarrollada alrededor de la historia
de la ciencia, la responsabilidad de asumir en los programas
de formación profesional, el estudio de la historia
de la ciencia, como elemento conceptualizador, motivador
y culturizador de la disciplina. Pues tan importante como el
estudio de la medición del impulso nervioso o el anillo del
benceno desde la biología y la química, es el estudio del
surgimiento del mercantilismo o la teoría general de la ocupación,
el interés y el dinero de Keynes, desde la economía,
para un profesional en mercadotecnia.