El corazón, fuente de energia vital - Fundación Universitaria del ...

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Fundación Universitaria del Área Andina
puede construir imaginativamente nuevas posibilidades y
reconstruir su experiencia de tal manera que le capacite
para lograr los bienes a que más profundamente aspira y
hacerlos estables” (Bernstein, 1979: 220). Lo anterior nos
muestra nuestra capacidad de reconstruir las instituciones
sociales: reconstrucción que se nos hace necesaria si nos
damos cuenta de la influencia decisiva del entorno social
en lo que el hombre ha de ser.
Actualmente podemos ver que el hombre se ha vuelto un
ser rutinario y deshumanizado; de modo que, “si la filosofía
ha de adoptar realmente una actitud práctica, si de verdad
ha de fomentar una sociedad más libre, más humana, más
gratificadora y más inteligente, entonces debemos dirigir
toda nuestra atención crítica a los efectos educativos de
nuestras instituciones sociales” (Bernstein, 1979: 227).
El tipo de conflicto que hemos venido mostrando entre la
filosofía tradicional y el pragmatismo, no se queda en el
ámbito puramente teórico; antes bien, lo transgrede y se
sitúa, entre otros, en el campo educativo. La crítica a las
teorías abstractas que no se preocupan por su utilidad en
la vida práctica, también vale para el tipo de educación
tradicional que, lejos de hacer que realmente el estudiante
piense y se plantee problemas por sí mismo, niega su capacidad
investigadora. Este conflicto entre la teoría pragmática
y la educación tradicional muestra que, si aceptamos
el valor del pragmatismo, tal como lo creemos, debamos
también modificar el modelo educativo, lo cual “significa la
necesidad de introducir un nuevo orden de concepciones
que lleven a nuevos modos de acción” (Dewey, 1945: 8).
En Colombia, la necesidad de laicizar la educación -es decir,
de cambiar el método tradicional de enseñanza-, se empezó
a considerar a partir del gobierno del general Pedro
Nel Ospina (1922-1926). Momento histórico en que el país
atravesaba una serie de cambios económicos e industriales
importantes: “La clase empresarial y burguesa que venía
formándose desde el siglo XIX llegaba a un momento de
mayor madurez y a tener la ambición de asumir la dirección
del Estado. Para el desarrollo de sus proyectos esta clase
necesitaba la colaboración de una élite técnica y una mano
de obra eficaz que no podría suministrar una población
analfabeta” (Jaramillo, 1978: 282). Para la nueva etapa
tecnológica que atravesaba el país, el comercio no podía
funcionar sin obreros dotados de una educación mínima.
Esta modificación en el sistema educativo tuvo su inicio con
la solicitud pública, en 1924, de Agustín Nieto Caballero,
fundador del Gimnasio Moderno en 1914. Intervino para
que viniera a Colombia la misión alemana Kemmerer para
la educación. Luego, presentó al gobierno nacional un proyecto
de ley, criticado fuertemente por la Iglesia Católica;
ya que en él, no se promulgaba con vehemencia una educación
conforme a los preceptos de dicha religión.