El corazón, fuente de energia vital - Fundación Universitaria del ...

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Fundación Universitaria del Área Andina
momento en que no cabe final alguno hasta que la experiencia
alcance sus objetivos, la tarea de la democracia es,
para siempre, la creación de una experiencia más libre y humana
compartida por todos y a la que todos contribuyan”
(Dewey, Creative democracy – The task befote us. Citado
por Richard Bernstein 1979: 230.
En la base de la democracia está el principio que afirma
que ningún hombre o grupo de hombres es suficientemente
sabio para gobernar a otros sin su consentimiento. Principio
que da la oportunidad a los individuos de reflexionar
y decidir lo que es mejor para ellos. De esta manera, el
fundamento de la democracia reside en la fe en que todos
los humanos poseen capacidades como la inteligencia y el
poder de aprender por la experiencia; fundamento que
es extendido también a las relaciones en la escuela entre
maestro y alumnos.
Así, “toda concepción autocrática y autoritaria de la actividad
social se funda en la opinión de que la inteligencia necesaria
está revelada y reservada a pocos, que en virtud de
facultades innatas están unidos de la capacidad y del derecho
de controlar la conducta de los otros, creando principios
y leyes y dirigiendo su aplicación” (Dewey, 1948: 71).
Mientras que esta actitud persista en las escuelas, en la
iglesia o en la familia, la democracia política se halla en
riesgo. Esta actitud autoritaria es totalmente diferente a la
creencia de la igualdad de la democracia. Ahora bien, esta
idea democrática de igualdad y libertad, no significa que
cada quien puede hacer lo que quiera, sino que cada uno
puede hacer lo que quiera siempre y cuando no interfiera
en la libertad de los otros.
Por otra parte, desde el inicio de este apartado, se anunció
la relación entre educación y democracia; pero ¿qué tiene
que ver todo lo que hemos dicho con las escuelas? Tengamos
en cuenta que la escuela y la familia influyen directamente
sobre la formación y crecimiento de las capacidades
intelectuales, sentimentales y morales, de forma tal que “El
que un proceso educativo se desarrolle de un modo prevalentemente
democrático o no-democrático constituye por
ello una cuestión de importancia superior, no solamente
para la educación misma, sino para su efecto final sobre los
intereses y las actividades de una sociedad que se confía al
modo democrático de vida” (Dewey, 1948: 75).
La escuela es vista como una comunidad cooperativa, en
donde el maestro es una guía y no una autoridad que imponga
los fines y métodos educativos. Así pues, las escuelas
tienen gran responsabilidad en la participación del desarrollo
de un orden social reconstructivo.
De esta manera, para Dewey, el objetivo de la educación
debería ser el desarrollar una inteligencia crítica. Inteligen-