abr. 1968 - Publicaciones Periódicas del Uruguay

LA NOVELA DE LOS NUEVOS
en un café o Juan Ramón casi con los ojos vendados,
en habitaciones completamente oscuras.
¿Crees que el artista se debe esclavizar para producir
la obra de arte? Al final puede estar la humanidad
agradecida o darle un premio en efectivo
o una beca.
Tiempo para escribir
ERM: Ya que mencionas los premios ¿cuántos hay
en México y cómo funcionan?
GS: Pues hay de varias clases, premios que se
crean en este momento y se otorgan antes de una
hora a un amigo, como el Premio Carlos Truyet
de 50,000 pesÓS"oadoaRÓsai'io"Casfellanos, noticia
con la quedespeftamos Únaéouenac"mafíañá;
premios que nulifican la rebeldía de escritores o
que certifican la inutilidad de esa rebeldía, como
el Premio Villaurrutia a José Revueltas por la recopilación
de su obra. Y mira, ahora que recuerdo
a Revueltas: su caso es el de Fuentes, sólo que
en escala menor. Las obras maestras de Revueltas
son aquellas que nunca convencerán a nadie de
su validez estética, son libros sin la cohesión que
marcan las buenas costumbres, desbordados y
excesivos casi siempre, como Los errores. Como
cuentista, Revueltas es todo un maestro. ¿Conoces
Dormir en tierra? Me parece que prefigura al venezolano
Adriano González León, aunque dudo
que Adriano lo haya leído antes de redactar los
cuentos de Hombre que daba sed. Y lastimosamente
alli tienes a Revueltas, que era un gran
rebelde, ahora débilmente adaptado al burocratismo
y aceptando los homenajes de la derecha. México,
fuera de Fuentes, no da sino escritores conformistas.
Hasta los más jóvenes. José Agustfn,
por ejemplo, pugnan por la institucionalización de
la familia. Para qué hablar de los viejos. Novo,
por ejemplo, vive para dar comilonas a personajes
importantes, escribir obras por encargo, ya sean
historias de empresas comerciales o discursos pollticos,
y hacer giras de a dos o tres conferencias
por semana. ¿Cómo entender que el escritor debe
ser el disconforme, el crítico? Los rebeldes de
hace cuarenta años hoy ocupan puestos pollticos
y no es que haya triunfado la Revolución, sino
que han sobrevivido para traicionar a esa Revolución.
Desde esos puestos y con ingresos astro­
1'19mi.cQS pi§lQsan que el escritor debe forjarse con
clglor, enbYI1ªrc:ljl'ª§oª9yrªsy cafés bohemios;
les resulta diffcil concebir no ya un autor que
viva de su literatura, sino instituciones que otorguen
becas para escribir... En México está el
Centro de Escritores. Allf han caído o de allí salieron
La región más transparente, Los albañiles,
Farabeuf, José Trigo y Gazapo, además de muchos
otros, pues la institución, bien o mal regentada,
en quince años ha patrocinado la obra de unos
cien escritores. Esto prueba que el escritor necesita
su tiempo para escribir, y que necesita estar
remunerado por eso. No es la visión idílica de
todo novelista. es la necesidad urgente de recompensar
esa lucha casi siempre estéril. De allí. mi
voto a favor de premios literarios. En España, por
ejemplo, es evidente que expandieron en gran
medida el mercado editorial. En Venezuela, por
ejemplo. acertaron premiando a Vargas Llosa. En
México de vez en cuando también se acierta, pues
Aridjis, Montes de Oca, Del Paso, Garabay, Elizondo,
Leñero y otros premiados son obviamente
los escritores que dominan el nivel intelectual del
momento. o los que están sobre el nivel. Ya la responsabilidad
de cada uno salvará de rechazar o no
los compromisos que cada premio implique. No
aceptar de antemano estas compensaciones seria
aceptar de antemano no llegar a grandes grupos
de lectores, negarse a participar en el mercado
internacional, y esto equivale a un suicidio. Sin
lectores, no hay literatura posible. D
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